El vudú ha sido asociado en la cultura popular occidental con el satanismo, los zombis o muertos vivientes y las muñecas vudú. Estas imágenes han permeado películas, libros y otros medios, creando una percepción errónea de esta religión.
La verdad sobre el Vudú: Religión, mitos y realidades
Sin embargo, todo esto es en gran medida falso y simplemente es fruto de una serie de circunstancias catalizadas y llevadas a la mente del gran público occidental desde algunos cómics, novelas y películas populares de las últimas décadas. La realidad es que el vudú es una religión compleja y rica en tradiciones, que ha sido malinterpretada y estereotipada.
Por otra parte, es conocido que de vez en cuando aparecen noticias de estafas ligadas al vudú y la santería, a veces incluso de extorsiones ocurridas en España y en otros países de Europa, e incluso en los países del Caribe o de Sudamérica, donde cualquiera dice ser santero, sacerdote houngan o babalawo. Estas situaciones contribuyen a reforzar los estereotipos negativos.
Asesinatos relacionados con la santería
En otras ocasiones hemos conocido casos de asesinatos relacionados con la santería, pero no tanto por verdaderos santeros, sino dentro de la cultura santera. Es decir, aprovechando las circunstancias o los rituales, se ha hecho daño, incluso hasta la muerte, a alguna persona, siempre por intereses monetarios o de venganza.
Esto ha llegado a su máxima expresión con el narco-satanismo mexicano, donde elementos de santería y satanismo se mezclan en las prácticas de sicarios y traficantes de droga. Esta realidad tampoco es ajena a España, aunque no en este grado. No obstante, esto no es propiamente el vudú ni la santería, sino perversiones de ambas formas religiosas.
Sacerdotes vudú
Los sacerdotes del vudú afirman que la mayoría o casi totalidad de los que se dicen sacerdotes vudú no lo son, sino que son embaucadores y charlatanes con conocimientos superficiales de la religión que la usan en su provecho, cobrando sumas muy altas de dinero. Un verdadero sacerdote houngan o mambo, ni siquiera un bokor, haría esto, ya que siempre respetan a la persona que se acerca a ellos y no usan sus poderes para aprovecharse de ella.
Además, el vudú es una religión que valora profundamente la comunidad y el respeto mutuo. Los rituales y ceremonias están diseñados para honrar a los espíritus y fomentar la armonía entre los participantes. La idea de utilizar estas prácticas para causar daño es contraria a los principios fundamentales del vudú.
El vudú no es satanismo
No es magia negra, ni es una religión de adoradores del Diablo. Es más, Satanás no tiene un significado propio y original dentro de esta religión. Ciertamente, en las mezclas del vudú original, como en la santería, han entrado manifestaciones satánicas, sobre todo en las mezclas más ligadas a la magia y la hechicería, como el hoodoo, ya mencionado. Es incorrecto, por lo tanto, denigrar al vudú y a sus sacerdotes afirmando que son practicantes de la magia negra.
El vudú, en realidad, es una religión sincrética que combina elementos de las religiones tradicionales africanas con el catolicismo, resultado de la fusión cultural durante la época colonial. Los loa, o espíritus del vudú, son venerados y considerados intercesores entre el ser supremo y la humanidad, y no están asociados con entidades malignas.
Houngan y bokor
Es cierto que los houngan y las mambo difieren de los bokor, aunque podríamos afirmar que un bokor es un houngan o una mambo que practica la magia con ambas manos, es decir, hace magia blanca y magia negra, por lo que todos los sacerdotes pueden ser bokor en algún momento.
Sin embargo, la distinción entre magia blanca y negra es más una construcción occidental. En el contexto del vudú, las prácticas están orientadas hacia el equilibrio y la armonía, y las acciones negativas son vistas como desequilibrios que eventualmente retornarán al causante. La ley del retorno es un concepto importante en estas tradiciones, donde el mal que se hace a otros regresa multiplicado.
No podemos dejar de decir que, en verdad, en cualquier religión, los elementos de muerte y venganza están presentes y son usados contra los considerados enemigos, independientemente de si es una religión animista o no, sea o no vudú; lo encontramos en cualquier religión.
Elementos comunes en las religiones
Asimismo, esto mismo podemos encontrarlo en el panteón de dioses griegos y romanos, culturas que han configurado Occidente junto con el judaísmo y el cristianismo.
Por ejemplo, en los relatos de Homero (Ilíada y Odisea) o de Virgilio (Eneida), podemos comprobar cómo las rencillas, peleas y batallas, así como las venganzas entre los dioses y los hombres, se mezclan y son elementos connaturales y normalizados dentro del orden social. La destrucción, el castigo, la venganza y la muerte son normales dentro del universo cultural y los patrones propios de Grecia o de Roma.
También en la mitología nórdica, las historias están llenas de conflictos y luchas entre dioses y gigantes, y la idea del Ragnarok como el fin del mundo es un ejemplo de la importancia de la destrucción y el renacimiento en las creencias religiosas.
Religión y sus propios mitos
Lo mismo ocurre con cualquier religión y sus propios mitos, y así también dentro de las religiones tradicionales africanas, animistas, y dentro del vudú, donde según las circunstancias el houngan que practica magia blanca puede practicar la magia negra haciendo las veces de bokor.
Además, es importante reconocer que las prácticas religiosas reflejan las realidades sociales y culturales de las comunidades que las practican. En sociedades donde la justicia institucional es limitada, los rituales pueden servir como medios para resolver conflictos o expresar resistencias.
Valores universales en las religiones
Es importante destacar que muchas religiones promueven valores de amor y perdón. Por ejemplo, en el cristianismo, a través de las enseñanzas de Jesucristo, se enfatiza el amor incluso hacia los enemigos, buscando superar la destrucción y la venganza mediante el perdón y la compasión.
De este modo, se busca depurar la religiosidad del ser humano y dejar atrás prácticas como la magia, que pretenden doblegar a la divinidad para provecho propio. Ya sea para la sanación, la suerte, el éxito personal en el caso de la magia blanca, o para infligir daño y dolor como ocurre en la magia negra, estas prácticas son reemplazadas por la confianza en un poder superior y el ejercicio de la fe y el amor.
No obstante, es crucial entender que cada religión tiene su propio camino hacia lo sagrado, y que el respeto y la comprensión entre diferentes tradiciones espirituales son esenciales para la convivencia pacífica. Estigmatizar al vudú y asociarlo injustamente con el satanismo es una forma de ignorancia que debemos superar.
Con información de hablemosdereligion.com