La confianza es un regalo que tú tienes y ofreces a la vida y a las personas que te rodean; no se puede tratar de algo condicionado porque dejaría de ser un regalo y le restaría valor. Su estabilidad y fortaleza dependen de ti no de lo que suceda afuera, porque la naturaleza dual de mundo suele destruir lo valioso; y aunque como parte de esa dualidad existe la desconfianza siempre se trata de una elección.
Volver a confiar
Al ser un regalo debes ser cuidadoso a qué lo regalas y no en quién la depositas porque así como el amor no se trata de ofrecerla y quedarte sin ella.
Cuando lo sientes así es porque la has ofrecido de manera condicionada es decir, «Yo confío en ti en la medida en la que hagas, digas y/o pienses lo que yo creo que me hará sentir igual»; o sea no se trata de darte al otro y quedarte sin ti, sino de crear un ambiente y un atmósfera de confianza porque sin ella, así como sin el aire no se puede vivir, de lo contrario sólo estarías deambulando por el mundo lleno de miedo.
La confianza condicionada se convierte en dependencia
Mientras que la confianza como un valor preciado que ofreces es libertad. La libertad en la que sabes que las personas somos falibles simplemente porque no somos conscientes de nuestras acciones ni elecciones más que en un muy mínimo porcentaje, en un mundo donde creías que tu decisión había sido la acertada pero los resultados no fueron los que esperabas; también es un mundo en el que creías que esos resultados no te favorecían pero finalmente fueron positivos.
¿Sigues pensando que la vida que tienes no depende de ti?
Recuerda que las cosas son como son, tu libertad radica en la manera en la que te relacionas con tus circunstancias y cómo las interpretas. Si tu interpretación y comprensión de las cosas aumenta tu confianza entonces se trata efectivamente de un aprendizaje, de lo contrario es un bloqueo y un conflicto.
Por lo tanto tu confianza depende de ti, de cómo te relacionas y cómo interpretas las cosas y a las personas.
Tu confianza te pertenece y nadie puede arrebatártela
Eso es libertad emocional y de esta manera la desilusión, la decepción, la traición y el engaño en lugar de ser motivo de dolor y sufrimiento se convierten en grandes maestros que te liberan de expectativas, apegos y dependencias que te hacen más fuerte, seguro y sí, confiado.
Cuando te encuentres en la tormenta de tus emociones pregúntate: ¿Para qué estoy pasando por esto? ¿Para qué vivo esta situación? ¿Para qué desconfío?
La respuesta es tu tarea, es una lección a aprender y quédate tranquilo porque no se trata de un problema sino de una programación mental que estás a punto de descubrir y liberar.