La paz en el mundo no se logrará únicamente orando; se requiere esfuerzo humano, expresó en XIV Dalai Lama del Tíbet, Tenzin Gyatso y premio Nobel de la Paz 1989.
Sólo orando no se logrará la paz en el mundo — Dalai Lama
En su tercer día de visita en México, el líder espiritual señaló que la mayoría de la gente pide a Dios o a Buda esperando un milagro y a veces acude y otras no llega la ayuda, de ahí la frustración, por lo que insistió en que se requiere el trabajo y esfuerzo de las personas.
Al dictar una conferencia de dos horas en la Arena Ciudad de México, el Dalai Lama, quien tiene 78 años, consideró que no serán las religiones las que resolverán el problema de la corrupción, porque no hay una religión universal.
De hecho, añadió, de los siete mil millones de habitantes en el mundo, mil no creen en nada y mencionó que la India es el país más espiritual; sin embargo, tiene una enorme brecha de desigualdad.
Valores humanos y morales
De acuerdo con el Dalai Lama, el problema de la corrupción se debe a que los sistemas educativos no fomentan los valores humanos y morales. Están más enfocados a lo material, en lugar de fomentar los valores, pero también ocurre en las religiones en donde mucha gente fomenta la corrupción.
Las religiones más avanzadas, expresó, son aquellas que están basadas en fuentes filosóficas, aunque todas coinciden en que la base de la felicidad son el amor y la compasión.
El líder espiritual del Tíbet refirió que lo material da confort a la gente, pero no es suficiente; “la riqueza no da la felicidad; en muchas ocasiones, vas a una casa con una familia que tiene mucha riqueza, opulencia, pero los miembros están distanciados”.
“En este momento somos siete mil millones de personas en el planeta, se proyecta que seamos 10 mil millones al concluir este siglo y es lógico que crezca la desigualdad entre ricos y pobres”
La Paz comienza en el corazón
Ante 15 mil personas reunidas en la conferencia “La Paz comienza en el corazón”, la primera de dos que ofrecerá este domingo, el estudioso en filosofía budista, nacido en una villa llamada Taktser, situada en el noreste del Tíbet, también subrayó que existen dos niveles de felicidad.
La sensorial, que es la materialista, y la felicidad mental. De hecho cuando se llega a sentir un dolor o pérdida, la felicidad mental es la que da la fuerza para salir adelante; mientras que la sensorial es superficial, apuntó el Dalai Lama.
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