Sin importar cuán felices seamos, al final encontraremos algo para preocuparnos innecesariamente. Una de las cosas más difíciles para nosotros es disfrutar las bendiciones en nuestras vidas en lugar de enfocarnos en nuestras carencias.
¿Sabías que todos tenemos un umbral para la felicidad?
Concédete permiso para ser feliz ahora y disfruta todo lo bueno que hay en tu vida. Así es como atraes incluso más cosas buenas.
Yehuda Berg
Recordarás que en la Kabbalah se usa el término «Vasija«, que aunque es muy correcto, tiene aún el tema de tener una limitación. Si, contiene, pero tiene un fin.
Cuando finalmente te das cuenta del sistema de dar y compartir como un sistema infinito, entonces ves que la única manera que esto pueda ser sustentable es ser un «canal». ¿Qué nos explica la Kabbalah acerca de esto?
Ocúpate primero de los demás
Que si tu tienes algún deseo, algún anhelo o algún tema que quieras desbloquear en la vida, te ocupes primero que otros que tienen esa misma circunstancia lo reciban, así tu te vuelves un canal.
El secreto de serlo, es que siempre que se canaliza algo, la bendición siempre pasa por ti. ¿Porqué no haces un plan de apoyo a quienes veas que necesitan lo mismo que tu? Si has pasado por la soledad, se una buena compañía, si has tenido falta de comprensión, ofrécela.
Mi amiga Edmée me invitó a un taller…»Leer para Otros» que ella imparte, es un curso que te prepara para ser capaz de acompañar con la lectura a quien está en los hospitales y que necesitan alguien que les de cariño y soporte y así puedan salir de su dolor y preocupación.
Como ese, hay tantos proyectos que puedes hacer… tu imaginación y tu capacidad de compartir es el límite.
La llave de la felicidad (cuento de la tradición oral Hindú)
El Divino se sentía solo y quería hallarse acompañado. Entonces decidió crear unos seres que pudieran hacerle compañía. Pero cierto día, encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia el Divino y se reabsorbieron en Él.
Dios se quedó triste, nuevamente solo. Reflexionó.
Pensó que había llegado el momento de crear al ser humano, pero temió que este pudiera descubrir la llave de la felicidad, encontrar el camino hacia Él y volver a quedarse solo.
Siguió reflexionando y se preguntó dónde podría ocultar la llave de la felicidad para que el hombre no diese con ella. Tenía, desde luego, que esconderla en un lugar recóndito donde el hombre no pudiese hallarla.
Primero pensó en ocultarla en el fondo del mar; luego, en una caverna en los Himalayas; después, en un remotísimo confín del espacio sideral.
Pero no se sintió satisfecho con estos lugares
Pasó toda la noche en vela, preguntándose cuál sería el lugar seguro para ocultar la llave de la felicidad.
Pensó que el hombre terminaría descendiendo a lo más abismal de los océanos y que allí la llave no estaría segura. Tampoco lo estaría en una gruta de los Himalayas, porque antes o después hallaría esas tierras. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios siderales, porque un día el hombre exploraría todo el universo.
¿Dónde ocultarla?, continuaba preguntándose al amanecer.
Y cuando el sol comenzaba a disipar la bruma matutina, al Divino se le ocurrió de súbito el único lugar en el que el hombre no buscaría la llave de la felicidad: dentro del hombre mismo.
Creó al ser humano y en el interior de su corazón,
colocó la llave de la felicidad …
Centro de Kabbalah Internacional
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