Neftalí
Observamos en los pasajes bíblicos de Génesis (cap. 30, vers. 7 y 8), como Bilha, la sierva de Rajel, vuelve a tener otro hijo para Jacob y su esposa estéril. Este hijo, recibe el nombre de NEFTALÍ, basado en el vocablo hebreo: NIFTAL, que significa: «Pelear» o bien «Contender» o bien «Luchar»; y fue precisamente esta expresión que Rajel utilizó cuando el niño nació (Gen. 30:8).
La esposa estéril y celosa reconoció su lucha por concebir hijos, ya que temía que Lea, su hermana y rival, le llevase a su esposo Jacob por medio del aprecio que éste prodigaba a los cuatro primeros hijos.
Rajel dijo: «Con luchas de ELOHIM», pues ella estaba consciente que por sí misma no podía vencer las condicionantes establecidas por el Supremo. Al observar la mano que señala al futuro Meshiaj, comprendemos aún más estas palabras, por cuanto el Verbo Encarnado, no vino a hacer su voluntad sino la voluntad del Eterno (Juan 4:34). YESHUA vino para vencer a la muerte y el pecado, pero guiado por el RUAH de ELOHIM, bajo la guía del Espíritu, luchando a su lado. (Marcos 14:36).
Rajel pidió al Señor, luchó por obtener un hijo más, para que Jacob la observase sin menosprecio y así, nació Neftalí.
El Rey de reyes, pudo vencer la tentación en el desierto, y hacer todos los milagros, porque luchó para hacer la voluntad del Padre, luchó al lado del Padre, no le importó otra cosa que mostrar el reino de los cielos (Mateo 22:16) y cumplir con el mandato*divino para salvación del mundo. Por ello, la muerte no lo pudo retener en el sepulcro y resucitó, tomando en gloria, su lugar en los cielos.
De esta manera, los seguidores del MESHIAJ YESHUA, debemos luchar junto a EL, contra toda adversidad o tribulación, en fidelidad y obediencia, sólo así, seremos transformados en gloria para el Reino Eterno.
Gad
Lea, había dejado de dar a luz, y comenzó a envidiar a Rajel, por cuanto a través de Bilha, su sierva, había podido adquirir dos hijos para Jacob. Por ello, y viendo que no podía darle a su esposo un hijo propio, tomó a su sierva Zilpa, y la entregó a Jacob para que concibiese un nuevo niño. Así, nació Gad. Gén: 30:9-11).
Al nacer el niño, Lea dijo: «Vino la ventura», lo que significa: vino la fortuna, la suerte para mi vida. Por supuesto, que esta «suerte» o «fortuna» nada tiene que ver con la concepción que el mundo le da a esta palabra, que implica un accionar contra río a la voluntad del Todopoderoso.
Aquí, la palabra «Fortuna» (eso significa precisamente GAD) implica: «BENDICION»; o bien «Bendición de ELOHIM». Para un hijo de ADONAI, para un seguidor del MESHIAJ YESHUA, la «fortuna» es precisamente» la bendición» que uno puede recibir en su vida por misericordia del Omnipotente. También, es posible asociar este vocablo al que señala: «PROSPERIDAD»; es decir: «Ha llegado Gad, ha llegado la prosperidad».
ADONAI bendice a los que le aman en espíritu y verdad (Jn. 4:24) y todo lo que sus hijos dejan en Sus Santas Manos, EL lo hace prosperar (Salmo 1: 1-3 Proverbios 11:25). Habiendo dejado de dar a luz, Lea se vio prosperada, una vez más, con la llegada del nuevo niño. Así, el Pueblo de Israel ha de prosperar cuando, para el Milenio, el Meshiaj YESHUA venga a reinar desde Yerushalaim junto a sus santos, luego de libertar a los descendientes de Abraham en la batalla de HAR MECIDO (ARMAGEDON).
El Eterno, envió este hijo a Lea, para decirle que no se había olvidado de ella y que, a pesar de su forma de ser, de sus equivocaciones, de sus tribulaciones junto a un esposo que la menospreciaba, Él continuaba a su lado para bendición. Toda la situación, quizás incomprensible en su magnitud para los que tuvieron que atravesarla, cumplía simplemente con uno de los grandes propósitos del Creador: anunciar al Meshiaj y GOEL, el Salvador del mundo.
Los nombres proféticos, van completando, paso a paso, la voluntad soberana de este ELOHIM de Amor y Misericordia, que se ha revelado al mundo.
Asher
La sierva de Lea, Zilpa, vuelve a quedar embarazada y da a luz a otro hijo para Jacob, recibiendo el nombre de Asher. (Génesis 30:12-13).
Esta palabra, en hebreo, significa: «FELIZ» o bien «BENDECIDO». Lea, al ver al nuevo hijo, se sintió muy dichosa y pensó que por fin, Jacob, le mostraría sin duda alguna, cierta deferencia por cuanto le había dado ya seis hijos varones.
Lea, se sentía dichosa, bendecida, feliz por este acontecimiento, y deseó en lo más íntimo de su ser, que su esposo -a quién tanto amaba- pudiera serlo también de la misma forma. Sin embargo, Jacob continuaba aun con sus luchas espirituales y sentimentales. Su corazón anhelaba la felicidad de Rajel, a quién tanto amaba y por quién había esperado catorce años para hacer su esposa.
El Omnipotente, nos señala por medio de ASHER, el deseo íntimo de Su Santo Corazón, el deseo de que sus hijos amados, sean felices (Jeremías 29:11-13). Por ello, para estos «Últimos Tiempos» el busca precisamente a amadores en espíritu y verdad, que deseen, por sobre todas las cosas, hacer Su Voluntad. Y al que persevere, le será dada la dicha, el gozo de estar por toda la eternidad, en presencia del Eterno (Revelaciòn 21:3-4).
Pero muchos, de igual forma que Jacob con Lea, dan vuelta sus rostros dirigiéndose hacia aquellas cosas que sus propios corazones desean, desechando la felicidad que el Señor de señores y Rey de reyes está proponiendo. Los que hacen la voluntad de ELOHIM, serán los benditos del Padre entrarán al Reino de los cielos.
Observando desde este nombre hacia la figura del Meshiaj y GOEL, comprendemos también que Él vino para nuestro gozo y felicidad, para darnos aquello que solos, no hubiéramos podido adquirir: el derecho a ser Ben ELOHIM. Así, este segundo hijo de Zilpa, se agrega a la lista profética que el Eterno nos da en estos «tiempos postreros», para que aprendamos a caminar por la Verdad que nos hará libres.