Sobrevivir
Así, aprendemos que es lo que debemos mostrar al mundo, pues es lo nos provee de lo que necesitamos para sobrevivir (física, psíquica, mental y emocionalmente), y que es lo que debemos guardarnos.
Aprendemos que debemos esconder, enterrar y dejar bien tapado, y que facetas deben relucir y salir a la superficie, aunque no sean las que, naturalmente, desearíamos que salieran en diferentes momentos y situaciones, sino que sean simplemente máscaras y la fachada pública de nuestra personalidad, por que es lo “correcto”.
Al ir reprimiendo lo que sentimos, decimos y pensamos de verdad (porque creemos que si no en este planeta nadie nos querría), vamos forjando un alter-ego, la sombra, que se mantiene latente, y que actúa cuando no nos damos cuenta..
Haciendo salir parte de sí misma, en situaciones y momentos en los cuales estamos lo suficientemente despistados y/o inconscientes para no dar la “respuesta” y poner la “cara bonita y aceptable” que tenemos, sino sacar como un estallido la respuesta que verdaderamente la sombra quisiera dar en ese momento, en esa situación.
La construimos durante años, para luego tratar de desmontarla
Cuando llegamos a adultos, la sombra ha crecido tanto y suele estar tan escondida que podemos pasar de puntillas por la vida casi sin verla.
Aunque los demás puedan tener atisbos de ella en nosotros cuando nos empiezan a conocer bien (la confianza da asco, dice el refrán, porque con confianza te relajas ante los demás.
Y entonces no te preocupas tanto por mantener el control de tu personalidad y de lo que eres, y, la sombra, y el resto de facetas menos agradables de uno mismo suelen salir a la luz más fácilmente).
Un adulto normal se pasa los primeros 20 años de su vida tratando de ver que personalidad debe construir de cara al mundo, y echando el resto al saco de su alter-ego, y luego, si uno se da cuenta, tratamos de pasar el resto de nuestra vida desmontando y transmutando todo lo que hemos construido para volver a ser personas “sanas” y coherentes con nosotros mismos.
La sombra no se la mata con una espada
Evidentemente a la sombra no se la mata con una espada, no se la llena de luz en una meditación y adiós muy buenas, sino que se trabaja componente a componente, emoción a emoción, patrón a patrón, y se va disolviendo a medida que te vas haciendo amigo de tu lado oscuro, pues vas entendiendo las situaciones, emociones y pensamientos que lo forman, y los aceptas, integras, liberas y transmutas.
Ahora, mi Darth Maul particular es mucho menos feo que lo que era cuando empecé a conocerlo, de hecho, ya no me da tanto yuyu cuando me pongo a hablar con él, y lo curioso es que ya no aparece como enfrentado a mí, es decir, en posición de uno delante de otro, sino que aparece a mi lado, como trabajando conmigo.
Ese ha sido mi gran logro de los últimos tiempos, porque ahora mi sombra entiende, espero, que ya no quiero taparla, y como que en la meditación acepta ser transmutada y liberada, a cambio de ser comprendida.
Os animo a trabajar con ella, porque realmente la sombra es un lastre mental y emocional que nos mantiene mucho más pegados a este “nivel 3” del juego, y que puede ser un gran maestro cuando en vez de ignorarla, tratamos de iluminarla.
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