Todo ya está ordenado, pasado y futuro, aunque infantilmente creamos que somos nosotros quienes lo decidimos. No nos damos cuenta que todos seguimos el mismo patrón: pasamos por una infancia, una escolaridad y una adolescencia durante..
Los siete días de cada semana — Todos seguimos el mismo patrón
- El crecimiento (0 a 21 años) que es como una primavera humana.
- Reproducción (21 a 42 años) luego vivimos 21 años que es como un verano humano de belleza, fuerza y plenitud sexual.
- Producción o madurez otoñal (42 a 63 años), todos vivimos después 21 años de la vida más productiva y realizadora como los frutos que da el otoño, previos a la caída de las hojas (en este caso de los cabellos, dientes, vista y otras cosas…)
Por último todos entramos en un período de 21 años de pasividad invernal, cuando los árboles se agotan y descansan, cuando nos retiramos a “los cuarteles de invierno”.
Dentro de este gran cuadro de la vida, también está ordenada nuestra actividad, queramos o no queramos. Las cuatro estaciones nos obligan a cuatro modos de vida, que aquí no detallaré.
7 días
Pero sí voy a detallar una de las 52 semanas de cada año, porque demostrando el orden determinado que vivimos cada 7 días, estamos demostrando todo lo anterior, ya que el orden más pequeño es lo más difícil de demostrar.
Hagamos de cuenta que cada semana es una feria donde todos somos feriantes y nos ganamos la vida. Veamos que todos tenemos las mismas tendencias y no nos damos cuenta.
Los Domingos de nuestras vidas
El Domingo es día de la enceguecedora estrella Sol, símbolo de vitalidad, brillo, energía, poder y personalidad. En sincronía con la realidad, el domingo es día festivo, de limpieza, religión, paseos y de mostrar las mejores galas.
Los Lunes de nuestras vidas
El Lunes es día de la plateada Luna, símbolo de familia, ensoñación, sensorialidad y vicios, imaginación y arritmias.
El lunes es “día de los alunados”, abotagados por indigestiones o excesos familiares. Es el mayor ausentismo en el trabajo. Se anda adormilado, con resacas alcohólicas, ausentismo porque estas enfermo, el día Lunes es mejor que no se vean los ojos.
Los Martes de nuestras vidas
El Martes es el día del rojo del planeta Marte, símbolo de trabajo, energía, lucha, disciplina, creatividad e iniciativas.
El Martes es el más físico, agresivo y creativo de los días, en reacción furibunda por el trabajo que no se hizo el Lunes. Se tiene energía. Agresividad, creatividad, y mucha lucha de trabajo.
Los Miércoles de nuestras vidas
El Miércoles es día del veloz planeta mercurio, símbolo de inteligencia, rapidez, curiosidad y compinches.
El miércoles es día de realizaciones inteligentes, ágiles y oportunistas, en reacción a los atropellos del martes. Día de trabajo cerebral, rapidez, trabas vehiculares, máximo estrés.
Los Jueves de nuestras vidas
El Jueves es día del expansivo júpiter, símbolo de finanzas, viajes, comidas, consumos y expansiones.
El Jueves se recogen frutos de los actos inteligentes del miércoles, muchas compras, gastos y buena vida. Día de cambios, compras por mayor, cheques, bancos, pagarés brindis, festines.
Los Viernes de nuestras vidas
El Viernes es día del bello planeta venus, símbolo de amor, arte, diplomacia, moda, estética, sociedad, belleza.
El Viernes es día de lucir lo comprado el jueves, en desfile de modas, vernisagges, tes, copas, amigos y flirts. Muestras de arte modas salón de belleza flirts espectáculos.
Los Sábados de nuestras vidas
El Sábado es día del amarillento Saturno, símbolo de la sabiduría y seguridad pero también de accidentes y lujuria.
El Sábado se tira la casa por la ventana, se vive de madrugada, hay delitos, accidentes, relajos y borracheras. Saturday night, festivales, cumpleaños, casamientos borracheras choques de trasnoches, delitos y muchos asesinatos.
Si no te convence que estos actos repetidos cada siete días indica que vivimos en un orden intocable llamado destino colectivo, es que estás alunado, eres muy joven o demasiado idealista. Baja los decibeles, toca tierra y serás mucho más feliz.
Siete planetas para siete días de la semana
Autor: Boris Cristoff