¿Te imaginas transitando por la vida, no permitiendo que aquellos temores que limitan tus decisiones, emociones y acciones, impacten en tu día? El miedo está presente a cada instante de nuestras vidas.
Tener miedo no es simplemente estar asustado
La mayoría de nosotros vivimos presos del peor de los miedos: el miedo a no poder cumplir con todo aquello que la sociedad nos demanda.
Cuando comenzamos a comparar nuestros logros con los del vecino, y comenzamos a juzgar nuestro valor personal en función de cómo creemos que nos ven los demás; cuestionamos la cantidad de dinero que ganamos, en función de lo que ganan los que nos rodean, cuando vemos que hay siempre otros que son más jóvenes y atractivos, más elegantes, con mejor auto…
Cuando estas reacciones son parte de nuestros pensamientos y sentimientos, podremos estar seguros que el miedo, manifestado como inseguridad, será nuestro principal condicionante para acceder a vivir en felicidad.
Las múltiples caras del miedo
Existen muchas manifestaciones en las que el miedo se hace presente. Tener miedo no es simplemente, estar asustado. Los miedos en todas sus formas de expresión tienen que ver con la relación con uno mismo, pero no con tu ego. Sino que con tu ser interior.
El verdadero «YO Superior» o Mente Cuántica. El “Yo” que existe detrás del pensamiento pesimista, del juicio, del diálogo interno negativo, del ser comparativo, el que siempre me posiciona un escalón más abajo que el que se pasea frente a tus ojos con un mejor auto que el tuyo.
La parte de ti que tiene el cuadro completo de tu vida. La parte de ti sabe que conoce un nivel muy profundo sobre el verdadero valor de tu vida, que reconoce que todos son igualmente valiosos y que todo el mundo tiene un papel único que desempeñar.
La verdad de lo que somos como seres humanos siempre en busca de la superación de la evolución en la conciencia. Eso sí: no todos sabemos comunicarnos y conectarnos, con ese ser sabio que nos pide a gritos que lo descubramos, deseoso de poder guiarnos en nuestra evolución.
Nos guste o no la forma en que sucede nuestra vida, pase lo que pase, se presente lo que se presente, debo estar seguro y feliz con lo que soy; más allá de lo que los demás y la sociedad, me exigen que sea.
La vida se trata de familiarizarse con la parte de nosotros que refleja nuestro amor, no importa que tan escondido esté y con nuestra compasión, sin importar que hoy tenga necesidad de venganza.
Sólo se puede lograr el objetivo, cuando se logra hacer las paces con la parte de uno que siente miedo, que odia y envidia. El miedo aflora por tu propia necesidad de ser superior.
El problema radica en que has elegido el camino incorrecto de la vida. Todo en tu vida hasta ahora, te ha apuntado en esta dirección: “manéjate con el miedo, es parte de la vida”.
El miedo a uno mismo
Si tú te reconoces a ti mismo como no lo suficientemente bueno, no lo suficientemente exitoso, no lo suficientemente rico, etc… tarde o temprano te darías cuenta que te aceptas tal cual eres en el momento que “sos”.
No estoy tan bien parecido y mi capacidad para retener y procesar la información no es tan inteligente. Y, sin embargo , como me conecto con el ser que soy hoy, tengo un inmenso valor.
El vivir en el infierno
En el fondo de la oscuridad de nuestros propios miedos; es el resultado de tenerle miedo a nuestro propio fracaso, nuestra inseguridad de no poder llegar a cumplir, el miedo a no alcanzar nuestros ideales, el miedo a la muerte y fundamentalmente el miedo a no reconocer nuestra propia identidad como ser.
Tal vez ese miedo a enfrentarnos a nosotros mismos, es el que nos lleva a una infructuosa búsqueda externa, la que nos entretiene y nos desvía de la responsabilidad de descubrirnos a nosotros mismos y de nuestra sanación personal que traerá como cosecuencia, la anciada paz de nuestro mundo.
La paz que realmente nos asusta, porque el vivir en paz nos obliga a la introspección y al hacernos cargo de mantener el orden, tanto interno como externo. Un creciente cuerpo de evidencia científica sugiere que somos “nosotros”, nuestra conciencia – que es la clave para la vida- la que construye la realidad.
En 1967 el físico pionero Konrad Zuse unió el concepto de funcionamiento de la conciencia con la tecnología moderna y propuso que nuestro universo funciona como una computadora de conciencia masiva.
Y al igual que todos los equipos computacionales, el funcionamiento se basa en información, traducido en el «Ingreso de Datos” (Data Input) y el “la Salida como Información” (Data Output) nacida de los datos ingresados.
Nuestro ordenador de conciencia cósmica parece hacer exactamente lo mismo. Pero cuando vivimos controlados por el miedo, es como intentar ordenar información dentro de una computadora llena de virus.
Cuando traducimos nuestras creencias más profundas en la realidad de nuestro mundo, estamos literalmente re- escribiendo el código de miedo que aparece y que crea aquello que tememos.
Cuando tememos a algo, lo estaremos atrayendo hacia nuestras vidas. Es por esta razón que quienes temen, son víctimas de su propio temor, más allá de que exista o no aquello que temem, básicamente porque ya lo han creado como un estigma en sus vidas.
Vivir desde la “Respuesta” y no desde la incertidumbre de la “Pregunta”
Desde la perspectiva de los que participamos en un universo en constante cambio, la solución a cualquier condición es un cambio de actitud y de la creencia. Y este es el gran secreto de propulsar los deseos de nuestro corazón, de la posibilidad de la imaginación, a la realidad de nuestra vida cotidiana.
La clave está en nuestra capacidad de sentir como si nuestros sueños se han hecho a la vida ya, ya se ha respondido a nuestros pedidos antes de formularlos. Vivir a partir del sentimiento que la solución existe antes que el problema.
Hay una diferencia sutil, pero poderosa entre trabajar hacia un resultado, que sintiendo que ese resultado necesitado, ya está cumplimentado. La gran diferencia radica que no existe el sentimiento de la duda, del miedo a no conseguirlo.
Es el principio básico de la creación. Creo aquello en lo que “creo” conscientemente y no materializo aquello que “temo” inconscientemente.
Cuando trabajamos en función de algo
Nos embarcamos en un viaje con final abierto y sin fin , en nuestra mente siempre estamos «en el camino» y en la meta, y no en la experiencia de la realización de nuestros objetivos.
Cuando internalizamos dichos objetivos, desaparecen como tales, siendo ahora parte de nuestro programa de vida. Precisamente entramos en el mundo del sentimiento, en el cambiar del modo “pensar” al modo “sentir” aquello que mi pensamiento da forma.
En la imagen «del deseo de nuestro corazón” reforzado por el poder de «pensar de él».
Cuando los expertos en artes marciales optan por romper un bloque de hormigón como una demostración de foco, la última cosa en su mente es el lugar donde su mano tocará dicho bloque. La clave está en poner nuestra atención sobre el hecho consumado: el ladrillo roto.
El maestro en artes marciales sabe que debe hacer esto, centrándose en un punto del espacio que está más allá de la parte inferior del bloque. La única forma en que su mano destruya el bloque, es el no focalizar en que la mano se encontrará con un bloque.
Con nuestros miedos sucede lo mismo. Nuestros miedos, son ladrillos que conforman paredes que impiden el paso de la realización. Son bloqueos al impulso creativo. De esta manera , debemos pensar en la finalización, en lugar de centrarnos en lo difícil que sera construir, para llegar a la conclusión.
Debemos vivir la alegría de lo que se siente al realizar el acto, en lugar de preocuparnos por todas las cosas que deben suceder antes de que se pudiera tener éxito en concretarlo.
Este sencillo ejemplo ofrece una poderosa analogía para el camino de superación de los miedos. Y este es el gran secreto que ha sido protegido y preservado para nosotros en la sabiduría de nuestro pasado.
Desde los monasterios de Egipto y el Tíbet a los textos olvidados de nuestras tradiciones más antiguas, se nos recuerda que somos “parte de” , en lugar de estar “separado de” , el mundo que nos rodea.
El miedo es el bloque de ladrillo que construye las paredes del separatismo
Como parte de todo lo que somos, tenemos el poder de intervenir primeramente en nuestras vidas —no controlando o manipulando— nuestros propios objetivos mediante el miedo que construye el impedimiento del logro.
Debemos trazar conscientemente el curso de nuestras vidas y nuestro mundo, con la forma y el sentimiento del logro sin importar el paso que nos conduce a ello.
En un universo participativo de nuestra propia creación, ¿por qué debemos temer por la paz, la curación, y el pensar que una vida larga y saludable es el camino más difícil?
Ya somos paz, curación y somos bendecidos con la posibilidad de una vida larga y saludable, entonces no temas; porque tú temor a no lograrlo materializará la falta de paz, la enfermedad y nos acercará a la muerte.
Qué diferente viviríamos si descubrimos que hemos nacido con el poder de elegir nuestra relación con la paz, la salud, la longevidad, y hasta la vida misma. Tal descubrimiento radical cambiaría todo lo relacionado con la forma en que vemos la realidad y a nosotros mismos.
Claramente, la clave para la paz, la curación, la salud, la abundancia, la creación de experiencias, carreras y relaciones que nos traen alegría es comprender cuán profundamente, estamos conectados a todo en nuestra realidad. Y nuestra conexión con el Universo, se basa en nuestro potencial creativo, no en nuestros miedos.
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Brad Hunter