Momo es una comida típica tibetana. Las albóndigas sin pretensiones están estrechamente relacionadas con las mantis, gyosa, gyaos o buuz de otras partes de Asia. Se cuecen al vapor o se fríen con un relleno de verduras o, a veces, de búfalo o pollo. Al Dalai Lama le encantan las espinacas y el queso crema.
La vibración de los cuencos tibetanos estimula al cuerpo, ya que éste al entrar en sintonía con sus frecuencias armónicas le ayuda a encontrar por sí mismo sus propias frecuencias y guiado por estas vibraciones el cuerpo se une a las ondas vibratorias primordiales.
¿Cómo pueden los tibetanos vivir a grandes alturas, en condiciones de poco oxígeno que a otros harían desvanecerse? En realidad han recibido un poco de ayuda de una fuente inesperada.
