El Solsticio de Invierno, un momento de profunda introspección, marca el inicio de la noche más larga del año. Es un momento para conectar con la oscuridad, reflexionar sobre el ciclo de la vida y encontrar la luz interior que nos guía en la oscuridad.
El solsticio de verano, un fenómeno astronómico que marca el día más largo del año en el hemisferio norte, señala el inicio de la temporada estival e inaugura la estación de Cáncer, un periodo lleno de significados astronómicos, culturales y emocionales.
Durante el solsticio de invierno, cuando el sol ingresa en Capricornio, se nos presenta una fase de introspección y renovación espiritual. Este periodo es fundamental para comprender nuestras verdades interiores y fomentar un crecimiento personal y colectivo significativo.
A medida que los solsticios marcan el inicio de un nuevo ciclo en la Tierra, nos ofrecen la oportunidad de embarcarnos en un viaje de autodescubrimiento y renovación. Estos momentos son ideales para reflexionar sobre nuestras experiencias, integrar aprendizajes y abrirnos a nuevas posibilidades. Que los solsticios te inspiren a conectar profundamente con la magia de la vida, celebrando tanto los momentos de quietud como los de brillante expresión.
Yule, más que una festividad pagana, es un recordatorio de nuestra conexión con la naturaleza y las tradiciones ancestrales. Su influencia en la Navidad y el Año Nuevo refleja la importancia de respetar y preservar estas prácticas milenarias en un mundo cada vez más moderno y conectado.
El 21 de diciembre, día del Solsticio, nos ofrece una oportunidad única para observar cómo la naturaleza marca un punto de inflexión en el año. Mientras el Hemisferio Norte experimenta la noche más larga, el Sur celebra el día más extenso. Este fenómeno no solo es un evento astronómico, sino un momento espiritual significativo, donde la energía del universo se siente más intensamente.
En el siglo XIX se inventó la Navidad como se conoce actualmente. Debido a lo poco que varía la declinación del sol en torno al solsticio de invierno y a cómo parece permanecer inmóvil en el ecuador celeste, este fenómeno se conoce como el sol quieto.
