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Tauro está regido por el mismo planeta que Libra: Venus. Pero es un signo de tierra, sumamente realista y pragmático, y en este sentido, distinto. Venus le influye en su sentido hedonista de la vida, en el vitalismo y en la apreciación de la belleza y del arte.
Entramos a una nueva etapa, la de consolidar ese impulso inicial, de fortalecer nuestros propósitos y enfocar toda nuestra voluntad en un objetivo, sin desmayar hasta que el mismo sea alcanzado, y esa cualidad la propicia Tauro, signo en el que el Sol entra el domingo 19 de abril.
Es evidente que en medio de la cuarentena que estamos viviendo en el mundo entero, la misión o aprendizaje que nos marca el Nodo Norte en Cáncer, se está dando, así sea de manera forzosa, hasta que culmine el peligro de la pandemia.
Cuatro veces al año, el novilunio se produce a una distancia angular “crítica” con relación al planeta Saturno. Así es como cíclicamente, en cada estación meteorológica se abren, astronómica y simbólicamente, las “puertas grandes del cielo”.
Cada 20 años, bajo una conjunción de Júpiter-Saturno (un katum” como llaman los mayas a estos períodos de dos décadas), el momento es propicio para un re-acomodo político, institucional, organizacional e ideológico en el mundo entero.
Hace unas pocas horas… a las 2:45 GMT, Júpiter y Plutón se alinearon exactamente, formando una conjunción, la primera de tres conjunciones que ocurrirán este año. Cada trece años más o menos, Júpiter trae su luz y sus significados para la expansión y el progreso a la unión con la catarsis intensa y el desgarrador empoderamiento para la transformación de Plutón.
