Este 20 de junio se impregna el cielo con la energía del Solsticio de Verano, el día más largo del año en la latitud norte, pero cuyo influjo psicológico también llega a la latitud sur. Se trata de la entrada del Sol al signo de Cáncer.
Solsticio de verano eclipsado
A las pocas horas, y en la plenitud del solsticio, se produce un eclipse solar en el grado cero de Cáncer, que generará una especial energía transformadora en este ciclo, y aunque el efecto de los eclipses se prolonga por seis meses, los tres primeros serán los más intensos.
El momento exacto de la entrada del Sol a Cáncer es 5:45 de la tarde del 20 de junio, hora de Venezuela (21:45 hora universal) y el eclipse ocurre a las 2:43 de la madrugada (hora venezolana) del día siguiente, 21 de junio (6:43 hora universal).
La Luna es el astro que gobierna a Cáncer
Y es también el que se interpondrá entre la Tierra y el Sol, para eclipsar a este último, por eso, un eclipse solar en la franja canceriana es muy poderoso, ya que no solo genera una renovación de propósitos de vida, sino que además los liga a cambios relacionados con nuestras emociones y hábitos.
Dicho de otra forma, un eclipse solar en Cáncer es como si ocurriera de manera simultánea un eclipse lunar y uno solar.
En las naciones, este eclipse solar puede generar un cambio colectivo en el comportamiento de sus pueblos, en sus idiosincrasias, rutinas de vida, y a través de hechos que generen transformaciones en la opinión pública.
Los sentimientos nacionalistas estarán alborotados y en lo individual, en cada hogar se pueden vivir cambios en su funcionamiento interno y relaciones entre sus miembros.
Las energías del Solsticio de Verano
Mueven iniciativas cargadas de fuerza emocional, y un eclipse profundiza esa energía y genera mayor ímpetu, pues se trata de un proceso de renacimiento; es como una gran ola de emociones que impulsará nuevas situaciones en este ciclo.