El jueves 20 de junio el Sol entró en el signo Cáncer y se produce el solsticio de verano en la latitud norte de nuestro planeta, uno de los cuatro momentos mágicos del año. Los otros tres son el solsticio de invierno y los equinoccios de primavera y otoño.
Solsticio de Cáncer
En estas cuatro oportunidades la energía solar llega con especial intensidad desde el punto de vista de sus cualidades esotéricas, relacionadas con la conciencia humana y con nuestro Yo Superior, y de acuerdo a la Tradición del Sol de los antiguos magos
Son momentos de evolución espiritual donde cobra mayor relevancia la conexión con el momento presente y el desarrollo de la atención plena, lo que favorece que nuestra “niebla mental” se disipe y tengamos mayor claridad para ver las cosas “tal como son”.
Los que habitan en el sur reciben estas mismas energías
Aunque en esa latitud es invierno cuando en el norte es verano, las cualidades de este solsticio están conectadas psicológica y espiritualmente a las características de la franja zodiacal canceriana, y el momento mágico es igual aunque se invierta el ciclo vital de la naturaleza.
Por eso, en el solsticio de Cáncer (verano en el norte, invierno en el sur), la conexión con el “aquí y ahora” indica un momento contrastante y un reto para nosotros, porque en tiempos del signo Cáncer, cuyo elemento es el agua, las emociones se alteran, se mueven más, y ello nos arrastra a nuestro mundo subjetivo, regido por la Luna, el astro que gobierna a la franja canceriana, por tanto, mantener la claridad mental se hace más difícil.
Pero si logramos vencer la turbulencia emocional a través de la atención plena y la observación aguda, podremos lograr ver nuestras propias emociones “tal como son” sin dejar que ellas nos arrastren, las podremos identificar sin dejar que nos perturben.
Esta práctica será de gran utilidad para que nuestros propósitos de vida más esenciales no pierdan el rumbo, se mantengan y no naufraguen en un mar de emociones perturbadoras.
No se trata de ser insensibles
Se trata de aprender a manejar adecuadamente nuestras emociones, y convivir con ellas, pero manteniendo el foco. Muchos de nuestros fracasos se producen porque nos dejamos llevar por los desánimos, los pesimismos, por esa “niebla mental” que no nos deja ver las cosas claramente.
Este reto en el cual podemos lograr colocar nuestras emociones bajo el dominio de nuestra conciencia, cobra especial relevancia en este momento cósmico, porque la Luna, que rige a Cáncer, está en su fase llena, y por tanto, nuestro mundo emotivo está en su máximo nivel.
Hacer prevalecer la conciencia en medio de esta Luna Llena y bajo la energía de Cáncer, es una tarea ardua que nos lleva a demostrar nuestro temple psíquico y emocional; si logramos que el motor de las emociones sea dirigido en forma consciente y con un foco de atención sólido, será imposible que no logremos aquello que nos propongamos y que parta de lo más auténtico de nuestro ser.
Los signos de agua son los más “kármicos”
Esto significa que son los más propensos a la búsqueda interna, a indagar en sus raíces, al desarrollo de la intuición y de la magia, los que afrontan más crisis existenciales y también los que finalmente logran la transmutación, por eso, en la parte de nuestra carta astral donde tengamos los signos de agua, es el área donde más tendremos que trabajar nuestro mundo psíquico para despertar nuestros poderes transformadores.
El agua en el lenguaje esotérico representa el subconsciente, esa parte interna de nuestra consciencia responsable de hacer realidad todo aquello que pensamos, bueno o malo; lo que nuestra mente consciente envía al subconsciente, éste último lo materializa.
El subconsciente tiene un gran poder creativo, pero obedece a las instrucciones del mundo consciente; por eso es tan importante mantener la conciencia clara, porque si dejamos al subconsciente “de su cuenta” perderemos el control de nuestras vidas, atribuyendo nuestros tropiezos a la “mala suerte”.
En este tiempo donde la energía del agua está tan marcada, el subconsciente adquiere gran potencia. En un momento como éste, debemos estar alerta para no dejarnos arrastrar por las emociones y controlar nuestros pensamientos, para que sean firmes en el logro de nuestros propósitos esenciales de vida, y para que podamos utilizar esta gran fuerza que está en el ambiente a nuestro favor.
Esta etapa canceriana, es de purificación, especialmente debemos purificarnos de ideas, conceptos y creencias que enturbian nuestra claridad mental, por eso, podemos asociar este ciclo de Cáncer al bautismo, que se realiza precisamente vertiendo agua sobre la cabeza de aquel que es bautizado.
El bautismo representa el perdón del pecado original
Veamos entonces la significación más profunda de este sacramento. Para los sabios de la antigüedad, el agua es el símbolo de la materia fundamental de la cual está hecho el universo, la sustancia primigenia de la que estamos hechos todos.
Esta sustancia universal se concentra en nuestro subconsciente (ámbito que gobierna la Luna, el astro que rige a Cáncer); allí reposa el origen de todo lo que va a ser creado. Cuando pensamos algo, esa energía va a ese mundo subterráneo.
Entonces, a un nivel más elevado, el bautismo representa una limpieza que puede acabar con pensamientos erróneos que frenan nuestros deseos y nuestra evolución.
La Luna, regente de Cáncer, moviliza el agua, lo podemos ver en las mareas, como suben en Luna Llena y se retiran en Luna Nueva; de igual forma, la Luna mueve nuestra marea interna, pues estamos constituidos en un 75% de agua.
En Luna Llena tenemos nuestra marea interna al máximo
Mal utilizada provoca agresividad, arrebatos emocionales y hasta actos de locura, pero cuando se sabe canalizar su energía a través del autocontrol y la meditación, podemos lograr actos de magia.
En nuestra carta astral, el astro asociado a nuestro mundo psíquico‑emocional es justamente la Luna, y ésta es fluctuante; ella afecta las mareas, que suben o bajan de acuerdo a las fases lunares. Por eso nosotros, que estamos constituidos en un 75% de agua, tenemos altas y bajas emocionales.
De esta forma, si nos quedamos a merced de nuestras fluctuaciones emocionales, muchas cosas que logramos cuando estamos alegres y tenemos por tanto pensamientos positivos, después las echamos a perder cuando nos viene un bajón emocional. Por eso el reto es, a través de la conciencia clara, mantener nuestro nivel de acción y nuestro foco, sin dejarnos arrastrar por los vaivenes emocionales.
En tiempos de Cáncer estas fluctuaciones emocionales pueden acentuarse, pero el ciclo también nos invita a purificarnos y conectarnos con lo más auténtico de nuestro ser, con nuestra conciencia, y con nuestro “yo superior”.