La llegada del Sol a Piscis el pasado 19 de febrero ha dado inicio a un período donde las características propias de este signo se hacen sentir en el ambiente, influyendo así en nuestras formas de actuar y sentir colectivamente. Este signo, marcando el final del invierno en el hemisferio norte, nos prepara para cerrar etapas y avanzar hacia la renovación que trae la primavera.
El despertar de Piscis: un cambio energético hacia la renovación primaveral
En esta fase de transición, caracterizada por un reacomodo energético, Piscis facilita el cambio y el paso de una temporada a otra, afectando directamente nuestra psique. Esta etapa, gobernada por el elemento Agua, despierta en nosotros una ola de emociones, intuición y una conexión más profunda con lo místico.
La influencia de Neptuno, el planeta regente de Piscis, se ve intensificada en este tiempo, aportando una dosis extra de creatividad y sensibilidad.
No obstante, la presencia de Saturno en Piscis nos ofrece un contrapeso, aterrizando esa energía expansiva y canalizándola de manera que nuestras capacidades creativas encuentren una expresión más tangible y efectiva en el mundo material.
Con la entrada del Sol en Piscis, se produjo también un trígono con la Luna en Cáncer, creando un entorno propicio para que fluya la «magia cósmica», potenciando nuestra conciencia a niveles más elevados. Paralelamente, una triple conjunción en Acuario entre Plutón, Venus y Marte, encendió una dinámica de transformación intensa, mezclando las fuerzas del amor y la pasión en un proceso alquímico lleno de creatividad e innovación.
Este panorama astral marca un tiempo de profundo cambio interior y colectivo, donde se nos invita a fluir con las corrientes emocionales y creativas, permitiendo así que el final del invierno nos prepare para recibir con los brazos abiertos la vitalidad de la primavera.
La profundidad de Piscis: navegando por las aguas de la sensibilidad y la percepción
Piscis se caracteriza por una sensibilidad y percepción que van más allá de lo convencional, permitiéndole captar sutilezas y matices del mundo que para otros permanecen ocultos. Esta conexión profunda con lo intangible y lo espiritual hace que quienes nacen bajo este signo sean vistos como seres dotados de una intuición casi mística, capaces de entender y comprender realidades que trascienden lo material.
Como signo regido por el Agua, Piscis comparte la fluidez, la adaptabilidad y la profundidad que caracterizan a este elemento, encontrando su paralelismo más claro en los vastos y misteriosos océanos.
Esta profunda conexión espiritual puede llevar a los Piscis a experimentar la vida de una manera holística y unitaria, donde las barreras convencionales entre el bien y el mal, el inicio y el fin, se difuminan. En su percepción de la vida, todo es parte de un todo interconectado, lo que puede hacer que su comprensión de la moralidad y las normas sociales sea única y, a veces, desafiante para quienes se rigen estrictamente por dichas divisiones.
La dificultad de Piscis para establecer límites claros no es solo una cuestión de percepción moral; también se refleja en sus relaciones personales y en su autoconcepto.
Pueden tender a perderse en los demás, absorbiendo emociones y energías como propias, lo que a la vez les otorga una gran capacidad para la empatía y el altruismo, pero también los hace vulnerables a ser influenciados o sobrecargados por las energías externas.
Entre la compasión y la creatividad: El viaje emocional y espiritual de Piscis
Este conjunto de cualidades hace de Piscis individuos excepcionalmente compasivos y creativos, con un fuerte deseo de ayudar y sanar a los demás. Sin embargo, pueden enfrentarse al reto de aprender a navegar por sus propias profundidades emocionales y encontrar formas de protegerse mientras permanecen abiertos a su entorno.
La vida para Piscis es un viaje constante de descubrimiento, tanto del mundo exterior como del universo interior, buscando siempre la conexión entre ambos.
Esta dualidad en Piscis, donde se entrelazan la compasión y la capacidad para actuar al margen de la ley por causas que consideran nobles, resalta su naturaleza compleja y humanitaria, pero también su potencial para la transgresión.
Cinco días tras la entrada del Sol en Piscis, la Luna Llena ilumina el cielo en el eje Piscis-Virgo, ofreciendo un momento óptimo para el autoanálisis y el fomento de la salud en todas sus dimensiones: física, psíquica y espiritual. Este período es propicio para despertar la compasión y la empatía, cualidades esenciales para contribuir de manera significativa al bienestar colectivo.
Con información del astrólogo venezolano Pedro González Silva