Me llena de ternura pensar que Dios, en el infinito amor que siente por nosotros, pensó en enviarnos a un ángel de la guarda. No se conformó con hacernos hijos suyos, no, ahí no se detuvo, quizo llevar su bondad a otro nivel y darnos a cada uno un ángel guardián que no solo nos acompaña a todas partes, sino que también nos protege, nos escucha y nos guía.
Situaciones en las que puedes recurrir a tu ángel de la guarda
Olvidar a nuestro ángel de la guarda es casi como dejar de lado a uno de nuestros mejores amigos.
Si has estado alejado de él, tranquilo, él no se olvida jamás de ti. Te sigue a donde vayas, vela por ti cada noche y corre a cumplir con gusto las tareas que le pides. Por eso, hoy quiero recordarte cinco situaciones en las que puedes acudir a él.
Cuando necesitas recordar algo importante (porque tienes memoria de pollo)
Si te parece un poco descabellada la idea o entornaste los ojos cuando escuchaste que puede ayudarte a recordar cosas ¡rétalo! (con amor).
Ponle tarea, pídele que te recuerde cierta hora, un compromiso, una llamada o un deber. Coméntale tal como lo harías con un amigo, que no te deje olvidar una cita, una visita pendiente, la medicina que te ha recetado el doctor o hasta el cumpleaños de tu papá.
Confía en él y cuando de repente llegue a tu mente esa tarea que le encomendaste, te sentirás agradecido.
Cuando sientas estar en peligro
Muchas veces el corazón nos avisa que algo malo puede suceder y esa vocecita que escuchamos diciendo «camina más rápido, detente, cambia de acera, ve por otro camino» amigo mío ¡es nada más y nada menos que tu ángel de la guarda!
Aunque existen varias clases de ángeles, tu ángel custodio tiene una única tarea: cuidar de ti. Aun cuando lo dejas en el olvido, él no va a otro lugar, le agrada escuchar tu voz y que le llenes su «agenda» con deberes.
Cuando debas tomar una decisión rápida
¿Quién no se ha sentido perdido o confundido? Y no me refiero a que te pierdas en la carretera, sino a la sensación de no saber qué decisión tomar frente a determinadas situaciones que exigen acciones inmediatas (aunque en la carretera también te puede ayudar)
Cuando te sientas presionado, ansioso o preocupado por algo, habla con tu ángel de la guarda, pídele consejo, pregúntale qué es mejor, es más dile: «ve tu primero y me cuentas si es seguro».
Por experiencia propia puedo asegurarte que obtendrás respuesta, siempre y cuando lo que le pidas no sea nada que implique hacerle daño a otra persona, involucre muestras sobrenaturales o pedidos sacados de películas de ciencia ficción.
Cuando estés en un lugar en el que no te sientas seguro
Esto también incluye el sentimiento e inseguridad que pueden causarnos algunas personas. En momentos como estos pídele a tu ángel de la guarda especial protección. Aunque no lo creamos, él está dispuesto a librar batallas invisibles a nuestros ojos.
Está ahí en todo momento, en todo lugar. Te acompaña incluso cuando han pasado años sin que le dirijas la palabra y se encarga de salvarte de un millón de cosas que ignoras en tu diario vivir.
Cuando te sientas preso del pánico
Tener miedo es una de las sensaciones más horribles que podemos experimentar. Cuando sientas que el miedo se ha apoderado de ti, te encuentres solo o literalmente te quedes «congelado» de terror, rézale a tu ángel de la guarda. Puedes pronunciar la oración que todos conocemos y pedirle que te ayude a recuperar la calma.
Muchas personas recurren a su protección en accidentes, catástrofes o instantes previos a la muerte. Éxodo (23, 20-21):
«Yo voy a enviar un Ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz».
Te invito a tenerlo presente, hoy más que nunca, a orarle en las noches antes de ir a dormir y a darle las gracias por estar siempre a tu lado.
Recuerda compartir este post con tus amigos (especialmente con los que no están muy seguros de tener un ángel de la guarda) y déjanos saber en los comentarios en qué otras situaciones tu ángel de la guarda te ha echado una mano.
Nory Camargo vía catholic-link.com