Gran parte de las personas que de buena fe dedican sus esfuerzos al crecimiento espiritual, la vía mística, o como quiera llamársele, lo hacen desde una excelente intención y mejores propósitos. Sin embargo la mayoría se ven frustradas a corto y mediano plazo sencillamente porque las cosas no parecen funcionar.
¿Ser o Hacer?
No se trata de que la buena intención no sirva para nada –por el contrario creemos que es la mitad del camino– sino de que lo hacen a partir del desconocimiento de técnicas funcionales, modelos falsos, gurús de cotillón y maestros fabricados por el mercado que nada tiene que ver con el crecimiento espiritual.
Las siguientes máximas han sido extraídas de El Método, un sistema que reúne las bases del Hermetismo y el Psicoanálisis con las técnicas de la Neurolinguística.
Son muy breves y cada una resume el núcleo de un conjunto de ideas para trabajar. Desvinculadas de su contexto pueden parecer amorfas e insustanciales, sin embargo su capacidad operativa es alta a sola condición de concederles el beneficio de la duda.
Si bien están íntimamente relacionadas con el Sistema Usui –y lo incluyen entre sus basamentos– estrictamente hablando no pertenecen a él.
La intensidad es la esencia que conduce a las EE units (unidades electromagnéticas) hacia la masa final, y cuanto más fuerte sea la intensidad o emoción, antes entra la masa dentro de esta realidad.
No importa si la intensidad se forma alrededor de un suceso temeroso o feliz, un suceso elegido conscientemente o uno que abrigamos a nivel inconsciente, el resultado es el mismo»
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El ser humano corriente dedica toda su vida a complacer a alguien, todas sus acciones están destinadas a lograr el reconocimiento de otro.
En los casos más simples ese otro está fuera de él ocupando los padres el primer lugar en la jerarquía, luego los jefes (empleadores, militares, educadores, etc.) y en tercer lugar su familia propia (esposos, hijos, etc.)
No obstante lo más frecuente es que esos otros estén incorporados dentro del sí mismo de modo tal que el humano común es incapaz de percibirlos conscientemente, estos casos tienden a ser más complicados en la medida que la exigencia a satisfacer o el reconocimiento a obtener no depende de otro ser humano sino de un superyó robótico, una entelequia automática imposible de satisfacer con actos humanos en la medida que es ajena a su naturaleza.
No se cree lo que se ve, sino que se ve lo que se cree
Lo que consigas en la vida no tiene necesariamente que ser lo que quieres, sino lo que esperes.
Esto sucede fundamentalmente porque la cultura heredada influye el comportamiento del aparato psíquico, muy especialmente el occidental.
Parece ridículo admitir la existencia de un aparato psíquico y luego adjudicarle pertenencia geográfica, sin embargo si tomamos en cuenta los siglos de historia de una sociedad cualquiera, rápidamente comprendemos que un aparato psíquico chino de ninguna manera puede funcionar como uno estadounidense por ejemplo.
Filosofía capitalista
Quienquiera que haya nacido en una comunidad donde los valores éticos, sociales, políticos, religiosos, etc., están signados por la filosofía capitalista, inevitablemente vivenciará dos principios fundamentales:
- Todo está fuera de mí, y
- No alcanza para todos.
Independientemente del juicio de valor, la filosofía capitalista está basada en el capital como bien supremo y única forma de adquirir poder, lo cual indeclinablemente la torna contraria y enemiga de cualquier tipo de autodeterminación hasta el punto de erigir dioses necios, incomprensibles y antojadizos a su imagen y semejanza.
Quienquiera que haya husmeado un poco en los orígenes del cristianismo, sabe que lo que hoy padecemos como catolicismo occidental tiene muy poco que ver con la doctrina original y sus textos. No obstante saberlo no alcanza, y allí establecemos la primera diferencia sustancial con las raíces de toda religión y filosofía planetarias.
El conocimiento es un valor en sí mismo
Para el occidente moderno el conocimiento es un valor en sí mismo y puede estar desvinculado del instinto y la emoción. A partir del s. XVII la iglesia católica impuso un paradigma mediante el cual el saber se constituyó en la única manera de alcanzar estados más altos de conciencia y acceso a las verdades.
El craso error que cometen muchas personas es que se dedican más bien a hacer que a ser.
Toda la dinámica de la vida es un ir de adentro hacia afuera. Nuestro mundo externo se corresponderá con nuestro mundo interno pensante y emocional.
Nunca podremos elevarnos por encima de lo que marquen las expectativas que tengamos de nosotros mismos.
Puesto que esas expectativas están completamente bajo nuestro control, podemos tomar las precauciones para que sean coherentes con lo que queramos que suceda. Se trata simplemente de esperar siempre lo mejor de nosotros mismos.
REIKI – Noticiero de A.M.O.R.I