Trágico final del líder sectario – Ramón Castillo Gaete
El cuerpo sin vida de Ramón Castillo Gaete, el chileno líder de una secta que quemó a un bebé de tres días en una hoguera, fue encontrado ayer en Cuzco (Perú), después de una intensa búsqueda por parte de la policía local. Según las autoridades peruanas, Castillo Gaete, quien se hacía llamar «Antares de Luz», fue hallado ahorcado en una casa abandonada, descartándose la intervención de terceros en su muerte.
El líder sectario había escapado a Perú tras el arresto de sus compañeros por parte de la Policía de Investigación de Chile, acusados de quemar al bebé en una caldera de dos metros de profundidad llena de fuego durante un «ritual de sanación» en noviembre de 2012. Se presume que el bebé era hijo de Castillo Gaete con una de las integrantes de la secta.
Ramón Castillo Gaete y el control sectario
Según la investigación de las autoridades chilenas, los miembros de la secta consumían el alucinógeno «ayahuasca» en reuniones donde Ramón Castillo Gaete mantenía relaciones sexuales con todas sus seguidoras. El líder de la secta convenció a sus seguidoras de que él era un dios y que, si procreaba, el bebé sería el anticristo y debería ser eliminado.
El Padre Luis Santamaría del Río, secretario de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), comentó a ACI Prensa que «el caso de la secta que quemó a un bebé recién nacido muestra cómo los delirios de un autoproclamado ‘dios’ pueden llevar no solo a la manipulación psicológica de los adeptos, sino también a la destrucción de todo a su alrededor».
«Un niño inocente ha sido la principal víctima de una dinámica fanática de despersonalización liderada por el denominado ‘Antares de la Luz’», concluyó.
Alerta sobre los peligros del sincretismo sectario
El Padre Luis Santamaría, experto en sectas, ha advertido acerca del «extremo patológico al que pueden llevar las sectas y la nueva religiosidad alternativa». En el análisis del caso de la secta chilena, destacó la mezcla de diversos elementos en un sincretismo que se observa frecuentemente.
«Observamos cómo se combinan cursos de auto-sanación y auto-mejoramiento con la creencia en profecías apocalípticas, como la del 21 de diciembre. Estos elementos funcionaban en la secta como mecanismos de presión para obedecer ciegamente al líder», explicó el sacerdote. Además, comentó sobre los supuestos arrebatos divinos del líder: «Los adeptos estaban convencidos de que estaban ante un ser superior».
El experto reflexionó sobre la naturaleza del líder: «No sabemos si es un psicópata, un perturbado o simplemente un farsante aprovechado, pero de cualquier manera, manipuló a sus seguidores económica y sexualmente, convenciéndolos de atrocidades como que el hijo de un miembro femenino podría ser el Anticristo y debía ser eliminado».
El peligro de la Ayahuasca en prácticas sectarias
«Para fortalecer sus delirios, el líder hacía uso de la ayahuasca, una sustancia alucinógena que es extremadamente peligrosa», señaló el Padre Santamaría. Aclaró que, aunque la secta no era satánica en el sentido tradicional, «como cristianos, podemos percibir en las acciones de ‘Antares de la Luz’ la influencia del mal».
El sacerdote subrayó la importancia de la perspectiva sobrenatural cristiana para entender cómo la falsa religiosidad y la idolatría pueden derivar en actos de destrucción.
Llamado a la conciencia y al testimonio cristiano
El Padre Santamaría remarcó que tales corrupciones de la espiritualidad no conducen a la humanización o la plenitud, sino a una «espiral de despersonalización y muerte». Por ello, subrayó la necesidad de que la Iglesia continúe promoviendo la verdadera religiosidad.
«Debemos mostrar al Dios que se ha encarnado en Jesucristo, un Dios que desea que los hombres sean libres y capaces de amar, cooperando en su obra creadora y vivificadora», aconsejó.
Finalmente, instó a los católicos a «testimoniar un Dios trascendente, que también es inmanente, revelado en Jesús, caminando y viviendo entre nosotros». Esta perspectiva, sostuvo, es crucial para contrarrestar las deformaciones sectarias que promueven figuras carismáticas pero destructivas.
Con información de ACI Prensa y La Segunda Chile