Secretos Ocultos de la Isla Margarita

Secretos Ocultos de la Isla Margarita, InfoMistico.com

En el estado Nueva Esparta, Venezuela, la creencia en lo sobrenatural y las leyendas populares forman parte integral de la cultura de sus habitantes. Desde la interpretación de los cantos de aves como anuncios de sucesos futuros, hasta los ruidos extraños y visajes como presagios de la suerte…

Fascinantes leyendas de la Isla de Margarita en Nueva Esparta, Venezuela

Los neoespartanos tienen una gama variada de mitos y creencias que han pasado de generación en generación. Estos elementos culturales les permiten encontrar explicaciones a fenómenos tanto físicos como biológicos, y son un reflejo de su rica y diversa cosmovisión.

La leyenda de los cerros miteños: cómo la fe de los paraguachoos creó guardianes inmortales

Según la leyenda, hace muchísimos años cuando el mundo comenzaba a formarse, la región de Paraguachoa estaba habitada por pequeñas criaturas que habían caído del cielo.

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Estas criaturas, conocidas como paraguachoos o guaicos, eran famosas por su fe y virtud, vivían en paz y armonía y creían que su poder provenía del Sol y la Luna.

Sin embargo, un día, el viento les trajo malas noticias: iban a ser invadidos y dominados por personas de otras regiones. Los paraguachoos, en lugar de mantener su fe y confiar en sus habilidades, comenzaron a buscar formas de volverse más poderosos y defenderse.

En su desesperación, clamaron a su padre Sol y a su madre Luna, preguntando por qué los habían abandonado. En respuesta, la Luna cubrió los ojos del Sol, creando una gran noche y un largo sueño. El viento llevó la noticia de este evento a todos los rincones del mundo.

Cuando la gran noche llegó a su fin, los paraguachoos que despertaron se dieron cuenta de que algunos de ellos se habían agigantado y acercado a la madre Luna, como Cupey, Guayatamo, Guayamurí, Guaitoroco, Tamoco, Moreche y Macanao.

Estos se convirtieron en guardianes perpetuos, honrados con una vestimenta de vegetación. Otros que se habían empinado menos recibieron puestos secundarios. Los que lograron despertar y continuar formando familias, transmitieron de generación en generación la historia de estos guardianes inmortales.

Esta historia, transmitida oralmente durante siglos, se convirtió en la leyenda de los cerros miteños, que aún se pueden encontrar en la región de Paraguachoa en Venezuela. Estos cerros son los guardianes de la región, protegiendo a sus habitantes de los peligros del mundo exterior.

El mito detrás de las nubes: la creencia de los niños campesinos de la Isla de Margarita

La creencia popular en la formación de las nubes en la Isla de Margarita ha sido transmitida de generación en generación y continúa siendo una parte fundamental de la cultura local.

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Según esta creencia, las nubes se forman a partir del humo que se eleva de la tierra en dirección al cielo. Una vez que el humo alcanza las alturas, el calor de la candela que lo originó le da vida por mandato divino y se divide en grupos, ya sean pequeños o grandes, que luego se dirigen hacia el mar para calmar su sed.

Los niños que habitaban en las regiones céntricas de la isla, como Tacarigua Afuera, Tacarigua Adentro y Tacarigüita, fueron los principales portadores de esta creencia.

A medida que las nubes se llenan de agua, se elevan a las alturas más altas y comienzan a vomitar su agua hacia la tierra para que los montes reverdezcan y las cosechas aumenten. El agua sobrante, como si fueran quebradas, se dirige al mar para engordar a los peces.

Esta fe ha sido transmitida de padres a hijos y se ha convertido en parte de la tradición cultural de la isla. Los niños son enseñados desde una edad temprana a observar las nubes cuando están bebiendo agua y a diferenciarlas según su tamaño.

Si las nubes son muy grandes, se les llama «mangueras» y se dice que, en algunas ocasiones, incluso tragan pescados pequeños. Para los habitantes de la isla, el humo que se eleva hacia el cielo es considerado un bien y no un mal, ya que se cree que es necesario para la formación de las nubes.

El humo se genera en las cocinas de las casas, en los fondos de los corrales, donde se quema la basura, y en los desmontes y calabociados, que se queman completamente.

Desde las cumbres de los cerros, los niños pueden observar el mar y ver las nubes mientras están bebiendo agua, lo que les permite conocer el tamaño y la cantidad de agua que están acumulando.

La creencia popular en la Isla de Margarita es que las nubes se forman a partir del humo que se eleva de la tierra en dirección al cielo y que una vez que se llenan de agua, se dirigen hacia la tierra para hacerla reverdecer y engordar a los peces en el mar.

La leyenda de la Colmillona: terror ancestral en Margarita

En la isla de Margarita, en Venezuela, existe una leyenda que ha sido transmitida de generación en generación. Se trata de la colmillona, una figura que ha infundido miedo en los niños y ha sido utilizada por las madres para reprender a los pequeños de sus travesuras.

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Tanto los ricos como los pobres han oído hablar de la colmillona, y su presencia se siente en todos los rincones. La historia de la colmillona se remonta a épocas muy remotas, cuando una mujer hizo un pacto con el diablo y le vendió su alma a cambio de una gran cantidad de dinero.

La mujer recibía el dinero en bolsas repletas, entregadas en lugares solitarios al paso de la media noche y a pleno mediodía y lo gastaba sin hacer ni siquiera una obra de caridad. Cuando el espíritu malo se le presentaba a pedirle su alma, la mujer lo apaciguaba entregándole un niño robado para que le chupara la sangre.

De esta manera, la mujer burló el pacto con el demonio, pero también fue acabando con los niños, que desaparecían misteriosamente sin saber cómo ni cuándo.

La mujer envejeció y antes de morir confesó públicamente sus crímenes. Sin embargo, en el Purgatorio no fue aceptada porque ya estaba condenada. El diablo se hizo cargo de ella y la obligaba a buscar niños para satisfacer sus apetitos.

Así nació la leyenda de la colmillona, una figura esquelética con una nariz encorvada, enfundada en una enorme saya negra y con un romantón negro que le cubre la cabeza y gran parte del cuerpo.

Desdentada y luciendo únicamente 4 enormes colmillos que se le cruzan por fuera de los labios y las uñas larguísimas como las del mismo diablo. Desde entonces, las madres han utilizado la figura de la colmillona para atemorizar a los niños y evitar que se porten mal.

La leyenda de la colmillona sigue siendo muy popular en Margarita, y aunque algunos creen que es solo una historia inventada para mantener a los niños en línea, otros siguen creyendo que la figura de la colmillona es real y acecha en las sombras.

En cualquier caso, la leyenda de la colmillona ha dejado una huella indeleble en la cultura popular de la isla…