En la víspera del 21 de diciembre de 2012, rumores y teorías del fin del mundo saturaron las conversaciones globales, alimentados por interpretaciones del calendario maya que sugerían un cataclismo.
La influencia del egregor en la percepción global
Perspectiva de un Metafísico Venezolano
En medio de esta atmósfera cargada de especulaciones, Rubén Cedeño, un destacado metafísico venezolano, ofreció una perspectiva alternativa que desafiaba estas teorías apocalípticas.
Con un enfoque profundamente espiritual, Cedeño explicó que los temores generalizados no solo eran infundados, sino que además podrían generar una energía negativa capaz de influir en la realidad de manera adversa. A través de su discurso, buscaba recalibrar la mentalidad colectiva hacia una visión más positiva y esperanzadora de dicho evento cósmico.
Energía y pensamiento: Cómo los temores colectivos modelan la realidad
Además, Rubén Cedeño argumentaba que la excesiva preocupación y las discusiones continuas sobre posibles desastres en 2012 contribuían a la creación de un egregor o una acumulación de energía negativa.
Esta fuerza, según él, era capaz de materializar los temores colectivos en la realidad. El metafísico explicó que un egregor se forma cuando las emociones y pensamientos colectivos se unen y ganan poder, actuando casi como una entidad independiente que puede influir en los eventos del mundo físico. Para ilustrar, comparó este proceso con cómo un rumor se esparce y fortalece con cada persona que lo cree y lo comparte, hasta que el rumor parece tener vida propia.
Por otra parte, Cedeño aclaró que los mayas nunca predijeron el fin del mundo, sino una alineación entre el Sol, la Tierra y el corazón de la galaxia, un evento astronómico corroborado y celebrado en muchas culturas. Este momento, lejos de ser destructivo, ofrecía una oportunidad para la reflexión y renovación espiritual. De esta manera, su enfoque rechazaba las interpretaciones catastrofistas y enfatizaba la capacidad de la mente humana para protegerse y generar realidades positivas a través del pensamiento consciente.
Aprovechando la alineación cósmica
Visualizaciones positivas en un mundo incierto
En la visión de Rubén Cedeño, el 21 de diciembre de 2012 debía ser un día para irradiar esperanza, fe e iluminación hacia nuestro planeta, en lugar de sucumbir al miedo y la negatividad.
Él argumentaba que los pensamientos y emociones positivas tienen el poder de influir beneficiosamente en el entorno, de manera similar a cómo los negativos podrían traer desgracias. Esta postura se basaba en la idea de que el centro de la galaxia, lejos de ser una fuente de destrucción, representaba el corazón de Dios, simbolizando un núcleo de energía pura y positiva.
Asimismo, Cedeño instaba a las personas a utilizar la alineación galáctica como un momento para fortalecer su conexión espiritual y mental con el universo. Promovía la práctica de visualizar un futuro lleno de paz y armonía, en contraposición a las teorías del fin del mundo.
El metafísico también hacía referencia a los ángeles y seres elementales —aire, agua, fuego y tierra—, quienes, según él, trabajan incansablemente para mantener la belleza y el equilibrio de nuestro mundo. De acuerdo con Cedeño, estos seres no permitirían la destrucción de un planeta que cuidan con tanto esmero, ofreciendo así un mensaje de esperanza y responsabilidad sobre nuestras propias contribuciones energéticas al mundo.
Lecciones del pasado: La fuerza de la mente y el espíritu en la creación del futuro
Finalmente, las enseñanzas de Rubén Cedeño sobre el 21 de diciembre de 2012 sirvieron para redirigir la atención colectiva hacia un enfoque más constructivo y esperanzador ante supuestos eventos catastróficos.
Su discurso enfatizó la importancia de mantener una mentalidad positiva y el poder de la mente para influir en la realidad, desafiando así las predicciones negativas que tanto se popularizaron. Además, subrayaba la relevancia de las energías espirituales y la conexión con el universo como factores clave en la protección y el desarrollo de nuestro planeta.
Reflexionando sobre aquel período de incertidumbre, es crucial reconocer cómo la perspectiva que adoptamos frente a los mitos y temores colectivos puede determinar no solo nuestra experiencia individual, sino también el bienestar colectivo.
La postura de Cedeño nos recuerda que, más allá de las predicciones y las teorías, la capacidad para modelar nuestro entorno y futuro reside en nuestras propias manos y mentes, incentivando así un legado de conciencia y positividad para enfrentar los desafíos que se presenten.