Descifrando Mensajes del Creador
Para poder descifrar los mensajes del Creador, y entender cuál fue la falta que nos ocasionó tales o cuales sufrimientos o enfermedades, tenemos que saber que el Creador dirige el mundo medida por medida.
El pueblo judío ha sido el portador de una rica tradición que se extiende a lo largo de casi cuatro mil años, marcando su identidad con profundas raíces en la historia, la fe y la cultura. El judaísmo no es solo una religión, sino una forma de vida que abarca desde rituales y costumbres hasta un sistema ético y legal singular.
Para poder descifrar los mensajes del Creador, y entender cuál fue la falta que nos ocasionó tales o cuales sufrimientos o enfermedades, tenemos que saber que el Creador dirige el mundo medida por medida.
La Mishna Berura (260: 6) nos da las siguientes pautas: no deben cortarse las uñas de las manos, el mismo día que se cortan las uñas de los pies. La excepción está en En Erev Shavuot, donde hay una práctica para recortar las uñas y uñas de los pies.
Desde la tarde del lunes 20 de septiembre hasta la tarde del lunes 27 de septiembre nos reunimos para conectarnos con la festividad de Sucot, la ventana cósmica cabalística para la energía de la columna derecha, que es bondad, amor, dar y apreciación. Ahora, más que nunca antes, necesitamos positivismo.
Rosh Hashaná y Yom Kipur son más que simples festividades judías; representan un período de profunda introspección y renovación. Separadas por diez días, estas fechas conducen a los creyentes a través de un viaje espiritual, desde ser juzgados por sus acciones del año pasado hasta recibir la guía para el año próximo.
Tenemos la costumbre de comenzar el año con las diferentes alusiones del número del año, enfocándonos específicamente en estas gematriot (alusiones numéricas) que pertenecen a nuestro servicio interior y que mejoran nuestra capacidad de acercarnos a Hashem ahora y durante el próximo año.
El entorno en el que nos movemos influye, en mayor o menor medida, en nuestra práctica judía. Un ejemplo de esto es la monogamia que, sin existir en la Torá, fue adoptada en el mundo ashkenazí por influencia del cristianismo (en el mundo musulmán la poligamia judía persistió hasta bien entrado el siglo XX).