¿Conoces a alguien que siempre habla gritando, sin importar si están de buen o mal humor?. Usan ese tono elevado para llamar la atención de los demás, pero lo único que consiguen es molestar, herir y abrumar a las personas con las que hablan.
¿No soportas a alguien que te está gritando? ¡Aplica estos 4 pasos!
Tratar con ellos puede ser muy desafiante, ya que suelen utilizar su forma de hablar para imponer sus opiniones y presionar a los demás. Sin embargo, existen cuatro pasos básicos para manejar a las personas que hablan de esta manera. ¡Aplícalos y verás cómo el tono molesto se desvanece!
¿Quieres manejar a una persona que te está gritando?
Notifica
Lo primero que debes hacer es hablarle y decirle a esta persona que está gritando que su forma de hablar te está afectando.
Muchas personas gritan sin darse cuenta, simplemente han adoptado ese comportamiento como un hábito y nadie les ha hecho saber cuán incómodo es para los demás. Pero si les haces saber, hay una gran probabilidad de que dejen de hacerlo.
Pide con respeto
Pero a veces, hay personas que son tercas y no escuchan, aunque les hayas dicho que su forma de hablar te afecta.
Si no funciona hablarles directamente, pídele por favor que deje de hablar en un tono elevado. No se trata de provocar una discusión con esa persona, simplemente tienes derecho a ser tratado con respeto. ¿Estás hablando en un tono elevado tú también?
Debes exigir
Vas a conseguir aquellos que parecen que no escuchan, incluso después de haberles hablado y pedido que dejen de hablar en un tono elevado.
En este caso, es importante ser más firme y exigir el respeto. Puedes decir algo así como «Exijo que no me grites, no me gusta esa forma de hablar». Desafortunadamente, los gritones se aferran a su comportamiento y solo gritan más con aquellos que les permiten hacerlo.
Hora de irse
Si después de aplicar los 3 primeros pasos, la persona sigue gritando, es hora de tomar una decisión más drástica. Pocos llegan a este punto.
Simplemente, no tienes que soportar los gritos de nadie. Puedes irte y buscar algo más productivo que hacer. Dejarlos solos a reflexionar puede ser más efectivo, como cuando un niño se da cuenta de que su pataleta no está funcionando y cambia su comportamiento.
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