A menudo nos encontramos con diferentes estudios e investigaciones sobre los pros y los contras del café en nuestra salud. Un alimento de consumo masivo cuya ingesta diaria recomendada no queda demasiado clara.
Pros y los contras del café en nuestra salud
¿Cuánto café se puede beber para disfrutar de los beneficios y no sufrir los riesgos? ¿A qué se debe que sea saludable para proteger de enfermedades como la demencia o la diabetes tipo 2 mientras que puede provocar problemas como el ardor de estómago o empeorar los sofocos durante la menopausia?
Tanto los efectos positivos como los negativos se derivan en gran medida de la cafeína que se encuentra de forma natural en los granos de café.
“Sin embargo”, explica Thea Jourdan en el Daily Mail, “el café también contiene una serie de antioxidantes y químicos provenientes de las plantas que dan a la bebida su característico sabor amargo y olor, además de otras propiedades saludables”.
Jourdan ha recogido las opiniones de diferentes expertos en nutrición y dietética para conocer cómo está afectando a nuestro cuerpo el consumo diario de café, en qué ocasiones es más saludable incluirlo en nuestra dieta y cuándo deberías evitar tomarlo.
En tu intestino: ¿remedio para el estreñimiento?
Hay varias rimas populares que comienzan con un “café y cigarro…”. Bien, la llamada intestinal para ir al baño después de tomarnos la primera taza de café del día se debe a que la cafeína estimula y aumenta las contracciones del intestino ayudándole a empujar los residuos más rápidamente.
De un lado, podría decirse que se trata de una buena opción para comenzar el día para aquellos que sufren de estreñimiento pero esto no es más que un mito: “Aunque puede causar espasmos y sensación de urgencia temporal, no cura ningún problema subyacente” comenta Jourdan.
Es más, el consumo de café a largo plazo puede empeorar estos problemas para ir al baño porque la cafeína puede conducir a la deshidratación y esto se traduce en que las heces sean más duras y, por lo tanto, dar más problemas a la hora de ser expulsadas.
El hecho de que el cuerpo se deshaga de los residuos tan rápidamente también se traduce en que los nutrientes que se ingieren durante el desayuno tienen menos tiempo para ser absorbidos por el cuerpo en su paso por el tracto digestivo.
Es decir, aquellos que mantienen una dieta sana y equilibrada desde primera hora de la mañana salen perdiendo.
Por su parte Iain Jourdan, cirujano colorrectal y consultor en el Hospital General Royal Surrey County de Guildford, recomienda que nunca se consuma sin haber comido nada más:
“La cafeína estimula la producción de jugos gástricos en el estómago incluso aunque no haya comida para ser digerida. Si sólo tomas café los ácidos gástricos pueden irritar el revestimiento del estómago y el intestino, causando dolor y distensión abdominal”.
En tu cintura: ¿El café engorda o adelgaza?
“Además de ser un alimento prácticamente libre de calorías, el café puede ayudar a saciar levemente el apetito” explica el dietista Nigel Denby. Todo depende de cómo lo tomemos.
Como ocurre por ejemplo con la cerveza o con el pan, casi siempre lo que engorda no es el alimento en sí sino con lo que lo acompañas. Así, tomar café con leche –entera– puede tener un aporte de unas 170 calorías más que si lo tomamos solo.
No sólo eso, un reciente estudio encontró que el café verde, –elaborado con granos de café sin tostar– puede ayudar a perder peso.
“Gracias a que contiene ácido clorogénico, esta variante ayuda a reducir la cantidad de azúcar que absorbe el intestino acelerando la velocidad a la que el cuerpo quema la grasa”, comenta Jourdan.
En tus riñones: ¿un buen diurético natural?
El café estimula los riñones para excretar más líquido por lo que hace que necesites ir más veces al baño.
“Esto no es necesariamente malo si tenemos función renal normal”, comenta el profesor Chris Eden, “pero diferentes estudios han demostrado que el consumo de café a largo plazo puede hacer que la enfermedad renal empeore”.
“Además hay que tener en cuenta que la cafeína también es un irritante de la vejiga lo que puede derivar en problemas de vejiga hiperactiva”, añade el urólogo y consultor en el Royal Surrey County Hospital en Guildford.
En tu cerebro: ¿mejora la memoria?
Según un reciente estudio realizado por el Institute for Scientific Information on Coffee, el consumo moderado de café –se estima que tres a cinco tazas al día– puede reducir en un 20% el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores encontraron que la cafeína ayuda a prevenir la formación de placas de proteínas en el cerebro que se han relacionado con el desarrollo de este tipo de demencia.
También parece que tanto la cafeína como los antioxidantes que contiene el café reducen la inflamación en el cerebro lo que podría ralentizar el deterioro de las células cerebrales, “en especial las que se encuentran en las áreas del cerebro asociadas con la memoria”, puntualiza la autora.
En tus músculos: ¿excitante o relajante?
Los investigadores del Instituto Australiano del Deporte encontraron que una sola taza de café ayudaba a los atletas a dar impulso a sus músculos y a mejorar su resistencia. Además, la cafeína es químicamente similar a la teofilina, elemento que ayudar a abrir las vías aéreas comúnmente utilizado para tratamientos de asma.
Pero, en cierto modo, también puede hacer que te sientas relajado:
“La cafeína provoca la sensación de actividad por el aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca que da una explosión de energía”, explica el profesor en la Universidad de Farmacia East Anglia Steve Bazire, “pero también estimula la liberación de dopamina que incrementa la sensación de bienestar y reduce temporalmente la fatiga”.
Dado que se ingiere de forma líquida, actúa muy rápido en el organismo, “apenas a los 30 o 40 minutos alcanza su mayor concentración en sangre en el cerebro” explica Denby, y los niveles de cafeína tardan de tres a seis horas en reducirse, de ahí que no se recomiende tomar pocas horas antes de acostarnos.
Sin embargo, los científicos advierten que el consumo regular de cafeína hace que las personas se vuelvan tolerantes, por lo que los grandes bebedores de café apenas sienten ninguna de estas sensaciones de actividad.
En tu piel: mejor que un protector solar
Gracias a sus antioxidantes, diferentes estudios han vinculado la ingesta de café con la reducción del riesgo de padecer cáncer de piel. Se piensa que al absorber los radicales libres, las moléculas perjudiciales relacionadas determinadas enfermedades de la piel pierden fuerza.
Siguiendo esta línea, una investigación llevada a cabo en 2005 encontró que las personas que bebían más cantidades de café eran menos propensas a desarrollar el melanoma maligno.
Por otra parte, “pese a que el café tiene un efecto deshidratante en el cuerpo, tendría que ser un consumo extremo para que la piel se viese afectada por estos efectos”, explica el dermatólogo Nick Lowe, “lo cual es complicado con un consumo de tres o cuatro tazas al día”.
En tu boca: ¿halitosis y manchas en los dientes?
El consumo excesivo de café está asociado con un mal aliento. Esto se produce como consecuencia de las propiedades deshidratantes del café que hacen que a los bebedores habituales se les seque la boca.
“Como resultado, las células mucosas que recubren el interior de la boca, que sobreviven tan sólo durante tres días, se quedan una vez después de morir” explica el dentista Mervyn Druian, “y poco a poco comienzan a descolgarse liberando en ella gases sulfurosos”.
Por otro lado, en cuanto a que el café sea uno de los mayores culpables de teñir los dientes de color amarillento, parece que el té podría tener peores consecuencias. Según los expertos, hay que beber mucho café solo –de cinco a seis tazas al día– para que manche los dientes.
“El efecto del café es muy superficial, afectando sólo el biofilm, una fina capa de bacterias que cubre los dientes y las encías y no penetra a través del propio esmalte” explica el especialista. Además si se toma con leche no es necesario controlar tanto las cantidades, en este sentido.
En tus huesos
Según un estudio publicado en la revista Journal of Orthopaedic Surgery and Research en 2006, la cafeína hace que los osteoblastos –las células que participan en la formación de hueso nuevo– sean menos eficientes e incluso puede matarlos, por lo que tomar demasiado café aumentaría el riesgo de padecer osteoporosis y otras enfermedades óseas.
“La cafeína afecta la absorción de calcio en el intestino y acelera la excreción del mismo por lo que puede conducir a la pérdida ósea”, puntualiza la enfermera dice Julia Thomson.
No obstante, la enfermera especializada en enfermedades óseas de la National Osteoporosis Society, quien en ningún caso recomienda beber más de tres tazas de café al día, comenta que “café con leche podría ayudar a contrarrestar las propiedades descalcificadoras de cafeína”.
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Probablemente agregas crema de leche, leche, azúcar, o incluso mantequilla, o al menos uno de estos para que tu café mejorará su sabor en algún momento.