Donde la naturaleza había creado el orden, el hombre sembrará el desorden. Y muchos sufrirán por este desorden. Y muchos morirán a causa de la peste negra. Y cuando no sea la peste quien mate, serán los buitres que desgarrarán las carnes. Cada hombre tiene consigo la gran medicina; pero el hombre-animal preferirá curarse con los venenos.
Brotará en la antigua ciudad una flor que tendrá el color de la sangre. Crecerá sobre la planta de la paz, pero llevará guerra. Tendrá el nombre del amor, pero llevará solamente odio, porque será una flor venenosa… Flor de paz y bienestar, pero bajo la flor se esconderá una generación de ladrones, de profanadores, de energúmenos y de aprovechados»
Los dóciles insectos se volverán operadores de muerte, porque será el hombre quien los habrá envenenado. Y la invasión de los saltamontes será una lluvia primaveral, respecto a este huracán, que partirá de la tierra de las flores para extenderse hasta la tierra de la hoja, y desde allí invadirá al mundo entero, sembrando enfermedades, carestías y terror.
La alquimia irresponsable del hombre acabará transformando las hormigas en monstruos gigantescos que destruirán casa y países; y contra las hormigas gigantes no servirá el fuego ni el agua.
Al final, veréis volar a las ranas, y las mariposas se volverán buitres, y las abejas se arrastrarán por la tierra como serpientes. Y las serpientes tomarán posesión de muchas otras ciudades.
Cuando se hable mucho del hombre, será el tiempo en que se descuidará el hombre
Y cuando se hable del bienestar, será el tiempo en que un malestar sutil serpenteará entre la gente. Montañas de palabras se gastarán para nada, y trampas entre palabras confundirán los caminos del buen sentido.
Muchos hombres serán destruidos por las pestilencias; muchos hombres serán destruidos por las armas, y muchísimos serán destruidos por las áridas palabras. Porque, cuando los tiempos maduren, el hombre será rico de lengua, pero pobre de corazón.
El útero de la mujer será como la tierra de los ríos; estériles serán ambos. Y ello será incluso una gracia, porque el útero no estéril y la tierra no estéril parirán monstruos. Día desventurado será aquél en que el útero materno será comercializado, como se comercializa la carne de los bovinos.
En este tiempo, el hombre, criatura de Dios, se convertirá en criatura de la ciencia.
Llegará el tiempo en que el sol llorará sobre la tierra y sus lágrimas caerán como chispas de fuego, quemando las plantas y a los hombres. Los desiertos avanzarán como caballos enloquecidos sin jinete, y los pastos se volverán arena, y los ríos serán el ombligo pútrido de la tierra.
Desaparecerá la hierba tierna del prado y la hoja, puesto que reinarán los dos desiertos: el desierto de la arena y el desierto de la noche. Y bajo el Sol encendido el frío gélido apagará la vida.
Cuando se avecine el tiempo de la cosecha, al hombre le serán enviados siete signos
Y cada sabio comprenderá que el grano está maduro, y no faltará mucho para que sea echada la guadaña sobre la tierra. Los temblores de la tierra, en este tiempo, irán en aumento; tierras y aguas se abrirán y entre sus heridas engullirán a los hombres y otras cosas.
La violencia la encontraréis todas las mañanas en la puerta de casa, porque el hombre volverá a convertirse en bestia y, como todas las bestias, agredirá o será agredido este hombre no sabrá ya más distinguir el bien del mal.
Lo que sea honesto, o que sea moral, se volverá amoral. En este tiempo, veréis a un asno con la cabeza de chacal, la cola de serpiente y las patas de gato, que guiará el carro; y encima, habrá otros asnos que serán saciados por un ejército de zorras encadenadas unas a otras. El alimento, en este tiempo, será cada vez más escaso, porque todo estará envenenado. Los graneros estarán llenos, las fuentes darán agua fresca, las plantas darán frutos; pero quien coma de aquel grano y beba de aquel agua, morirá; y quien coma de aquellos frutos, morirá.
Sólo los alimentos recogidos por la generación precedente no llevarán la muerte. En este tiempo, la angustia se casará con el hombre, y de su unión espiritual nacerá la desesperación; una desesperación como jamás se ha visto en la Tierra. Y en este tiempo, también las estaciones estarán angustiadas, porque la rosa florecerá en diciembre y la nieve caerá en junio.
Los mares penetrarán como ladrones en las ciudades y en las casas, y las tierras se volverán saladas. Y la sal entrará en las aguas y no habrá agua que no sea salada. Las tierras saladas no darán más fruto y, cuando lo den, será un fruto amargo.
Por eso veréis terrenos fértiles transformarse en pantanos salados. Y otras tierras serán secadas por un calor que irá aumentando. El hombre se encontrará bajo las lluvias saladas y caminará sobre tierras saladas, y andará errante entre sequías y aluviones.
Cuando Sodoma y Gomorra vuelvan de nuevo a la Tierra
Los hombres vistan de mujer y las mujeres de hombre, entonces veréis pasar la Muerte cabalgando sobre la peste blanca. Y las antiguas pestilencias serán como una gota de agua en el mar, respecto a la peste blanca. Montañas de cadáveres serán amontonados en las plazas, y millones de hombres llevarán la muerte sin rostro.
Ciudades, con millones de habitantes, no encontrarán brazos suficientes para sepultar a los muertos, y muchos pueblos con campos serán cancelados con una única cruz. Ninguna medicina logrará frenar la peste blanca, porque ésta es la antesala de la purificación.
Y cuando nueve hombres de cada diez tengan la sangre podrida, será echada sobre la Tierra la guadaña, porque habrá llegado el tiempo de regresar a casa.
Sentiréis a los hombres invocar la noche, pero la noche no llegará. Sentiréis a los hombres invocar la calma, pero ésta será el fruto que bien pocos podrán saborear… El mundo se convertirá en una máquina que transformará la vida en un polvo venenoso.
Y el ruido de la máquina será como el de una cascada, que penetra con el viento en cualquier palacio y en cualquier cabaña… El tiempo de la doble espiga será condenado a la luz perenne y a la caída.
Sobre la tierra negra llorará el sol
Un fantasma vagará por Europa durante toda una generación. Y antes que se disuelva, caerán otros rayos. Uno de éstos quemará los lirios, y un segundo rayo quemará el jardín de las palmeras, y un tercer rayo quemará la tierra entre los santos ríos. El hombre se volverá frágil como una hoja seca, y sus huesos se doblarán y crujirán como una rama rota.
En este tiempo, la tierra producirá sólo hierbas envenenadas y las bestias no darán más que carne envenenada. Envenenado estará el hombre en este tiempo, porque éste será el inicio del tiempo de «ajenjo».
Dos príncipes sanguinarios tomarán posesión de la Tierra: Wiug vendrá de Oriente y volverá esclavo al hombre con la pobreza; Graiug vendrá de Occidente y volverá esclavo al hombre con la riqueza.
Los príncipes se disputarán la tierra y el cielo y el terreno de la gran batalla será en la tierra de los cuatro demonios. Los dos príncipes serán vencedores y los dos príncipes serán vencidos.
Pero Graiug entrará en casa de Wiug y sembrará sus antiguas palabras, que crecerán y devastarán la tierra. Así terminará el imperio de Wiug. Pero llegará el día en que también el imperio de Graiug será destruido, porque las dos leyes de vida eran equivocadas y ambas producían la muerte.
Tampoco sus cenizas se podrán utilizar para cultivar el terreno, sobre el cual crecerá la nueva planta de la tercera luz.
Cuando los tiempos estén cercanos al precipicio
El amor del hombre hacia el hombre será una planta seca. En el desierto de aquel terreno florecerán solamente dos plantas: la planta del provecho y la planta del egoísmo. Las flores de estas plantas podrán ser, sin embargo, cambiadas por las flores de la planta del amor. Toda la humanidad, en este tiempo maldito, será engullida por la indiferencia.
¡Ay entonces de los que sufran, de los ancianos, de los inválidos, de los afligidos de corazón, porque estarán solos en un mar de gentes! ¡Y ay de los puros de corazón, de los simples, de los hombres con el corazón de niño, porque serán ultrajados y ridiculizados!
Cuando oscurezca el triste día del homo-sapiens, no quedará más que el desierto de la nada, porque precisamente la planta del amor fraterno estará muerta desde hace tiempo. (Y el amor fraterno es la Gran Medicina. Las Verdades de Dios son hechas distintas por los hombres, pero la llama es única).
Habrá un tiempo de paz, pero la paz será escrita con sangre
Y cuando los dos fuegos sean apagados, un tercer fuego quemará las cenizas. Pocos hombres y pocas cosas quedarán; pero lo que quede deberá ser sometido a una nueva purificación, antes de entrar en el nuevo paraíso terrestre.
Mahoma dejará su casa, recorriendo el camino de los padres. Y las guerras estallarán como temporales de verano, abatiendo plantas y desbastando campos, hasta el día en que se descubrirá que la palabra de Dios es una aunque sea pronunciada en lenguas distintas. Entonces la mesa será única, como único será el pan.
Por todo el mundo se edificarán torres
Y se dirá que en las torres habitará la vida, pero aquellas serán castillos de muerte. Algunos de estos castillos serán sacudidos y de sus heridas saldrá sangre podrida que infectará la tierra y el cielo. Grumos de sangre infectada volarán como rapaces sobre nuestras cabezas.
Y más de un rapaz caerá sobre la tierra, y la tierra donde caiga se volverá desierta durante siete generaciones.
Grigori Rasputin — Vida y muerte
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