Conoce el Poder Mágico del Salmo Número 31. Los Salmos son oraciones muy poderosas en sí mismas, sin embargo el resultado de nuestra demanda dependerá siempre de nuestra fe. Por eso, es necesario poner todo nuestro empeño en pedir con fe que el cielo conceda nuestras súplicas.
Poder Mágico del Salmo número 31
Sin duda la mejor hora para realizar el acto mágico que es utilizar el Salmo 31 en la oración es por la mañana, antes del amanecer. Hay en ese momento una mayor conexión entre el universo y el hombre que reza.
Si se recomienda pronunciar el Salmo 31 por la mañana, antes de la salida del sol, y se desaconseja hacerlo de noche porque se estima que entonces las fuerzas de la oscuridad prevalecen sobre las de la luz.
Los cabalistas, que utilizan el poder de los Salmos desde la más remota Antigüedad, nos enseñan que no es conveniente rezar en aquellos lugares considerados impuros, como mataderos, cementerios, baños, letrinas, etc.
Salmo 31 para obtener algo que merecemos
Cuando queremos utilizar el Salmo 31 para obtener algo que merecemos, es muy importante ser perseverantes y no desfallecer. No hemos de desanimarnos nunca, a veces la respuesta no llega tan pronto como quisiéramos o en la forma o las palabras que desearíamos.
A veces pedimos algo que no merecemos o que no nos conviene espiritualmente. A veces el mero hecho de que no obtengamos una respuesta quiere decir que la respuesta es «no».
Si seguimos insistiendo es posible que acabemos obteniendo lo que pedimos, pero con el tiempo veremos que se trata más de un castigo que de una recompensa. Algunos sabios aconsejan que antes de cualquier petición pronunciemos la siguiente oración:
“Satisfaz mi deseo, Padre Todopoderoso, si ello no ha de perjudicarme ni perjudicar a ninguno de tus hijos”
Se trata de una excelente manera de protegernos contra los efectos negativos de nuestra propia ignorancia.
Aplicaciones que se le da al Tehilim / Salmo 31
- Para librarte de las calumnias y de las malas lenguas
- Aleja los trastornos causados por la envidia ajena
- Recibir la justicia divina de Dios
- Para momentos de angustia
- Para momentos de aflicción y peligro
- Para liberarse del poder de de malos enemigos
Rituales Salmo 31
Si desea estar a salvo de calumnias y escapar de las lenguas viperinas, repita el Salmo 31, en voz baja, sobre un poco de aceite de oliva; luego únteselo a la cara y manos en el nombre de Dios.
Tehilim / Salmo 31 — Para librarte de las calumnias y de las malas lenguas
1 Del maestro de coro. Salmo de David.
2 Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca me vea defraudado!
Líbrame, por tu justicia;
3 inclina tu oído hacia mí
y ven pronto a socorrerme.
Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
4 porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme.
5 Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi refugio.
6 Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.
7 Yo detesto a los que veneran ídolos vanos
y confío en el Señor.
8 ¡Tu amor será mi gozo y mi alegría!
Cuando tú viste mi aflicción
y supiste que mi vida peligraba,
9 no me entregaste al poder del enemigo,
me pusiste en un lugar espacioso.
10 Ten piedad de mí, Señor,
porque estoy angustiado:
mis ojos, mi garganta y mis entrañas
están extenuados de dolor.
11 Mi vida se consume de tristeza,
mis años, entre gemidos;
mis fuerzas decaen por la aflicción
y mis huesos están extenuados.
12 Soy la burla de todos mis enemigos
y la irrisión de mis propios vecinos;
para mis amigos soy motivo de espanto,
los que me ven por la calle huyen de mí.
13 Como un muerto, he caído en el olvido,
me he convertido en una cosa inútil.
14 Oigo los rumores de la gente
y amenazas por todas partes,
mientras se confabulan contra mí
y traman quitarme la vida.
15 Pero yo confío en ti, Señor,
y te digo: «Tú eres mi Dios,
16 mi destino está en tus manos».
Líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
17 Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia;
18 Señor, que no me avergüence
de haberte invocado.
Que se avergüencen los malvados
y bajen mudos al Abismo;
19 que enmudezcan los labios mentirosos,
los que profieren insolencias contra el justo
con soberbia y menosprecio.
20 ¡Qué grande es tu bondad, Señor!
Tú la reservas para tus fieles;
y la brindas a los que se refugian en ti,
en la presencia de todos.
21 Tú los ocultas al amparo de tu rostro
de las intrigas de los hombres;
y los escondes en tu Tienda de campaña,
lejos de las lenguas pendencieras.
22 ¡Bendito sea el Señor!
Él me mostró las maravillas de su amor
en el momento del peligro.
23 En mi turbación llegué a decir:
«He sido arrojado de tu presencia».
Pero tú escuchaste la voz de mi súplica,
cuando yo te invocaba.
24 Amen al Señor, todos sus fieles,
porque él protege a los que son leales
y castiga con severidad a los soberbios.
25 Sean fuertes y valerosos,
todos los que esperan en el Señor.