¿Conoces personas que creen que todo lo que tienen es poco y ellos merecen mucho más? Estas gentes son seres insaciables, que no solo exigen lo que no tienen, creen que lo que es de otros, ya sea no tiene valor o simplemente, ellos lo pueden utilizar, vender o regalar. ¿Por qué no?
Personas que no tienen límite, ni compasión, o no sienten culpabilidad de nada
Después de todo ellos consideran que tienen el poder para decidir qué hacer con lo que ven y tocan. Insisten que lo les rodea, ellos lo merecen, ya que sus carencias son tales, que les nubla la visión, y los convierte en más que gandayas.
¿Cómo actuar con personas que creen que se merecen todo?
Hay que tener mucho cuidado, porque cuando uno está cerca de este tipo de personas, lo más probable es que les roban desde lo que poseen hasta su paz interna, succionando la hasta su energía personal.
Son gentes incapaces de reconocer los sentimientos o las necesidades de los demás. Estas personas hambrientas emocionalmente, nada les satisface y a pesar de que tienen lo que tengan, hasta podrían tener suficiente, nunca se sienten llenos, siempre están viendo que más pueden tener y que les falta.
Tristemente son personas que solo ven por sí mismas y por nadie más.
La prepotencia y la envidia
En realidad este tipo de persona vive en una dimensión distinta a la sensibilidad de los demás, por lo tanto, no son ellos los que sienten conflicto al pedir, querer y exigir lo que no es de ellos.
Son los demás, los que si ven, si sienten y si entienden que estas personas solo están para pedir sin agradecer, nunca tienen algo que dar; son nocivas y además, contaminan cualquier ambiente donde ellas se desenvuelvan.
La prepotencia y la envidia contaminan y envenenan el ambiente. La felicidad y gratitud que se comparten son alergias que se multiplican
Las personas prepotentes
Sienten que tienen el poder y el derecho de todo en el universo, son seres muy difíciles de complacer. Ellos mismos son personas infelices, envidiosas y muy competitivas. De alguna manera son seres infantiles y narcisistas.
Si bien, en un principio dentro del desarrollo natural de la personalidad, es bueno tener un buen sentido del valor propio, respeto y amor por las cosas personales, a medida que uno crece y madura, es importante reconocer que así como lo propio es importante para uno, también lo ajeno es importante para los demás.
Poder balancear lo propio y lo de los demás es la mejor manera de formar relaciones emocionalmente nutritivas. En general el sentimiento de que uno es merecedor de todo, surge de las carencias, el maltrato, las frustraciones y las injusticias sufridas.
Pero también este sentimiento se nutre en grandes cantidades, de la fantástica que la mercadotecnia moderna crea, con sus imágenes perfectas, sus productos novedosos y sus sueños irreales que promete.
Estos mensajes, insisten que uno merece todo, que uno vale mucho y que es importante tener todo lo que uno ni siquiera necesita, para entonces, realmente ser feliz…ser querido o ser importante.
Las carencias, los medios sociales y las exigencias irreales
Dan como resultado un sentimiento de vacío, un hueco emocional que difícilmente se puede llenar, sobre todo si la persona no sabe cómo balancear y agradecer lo que tiene.
Es así como la personas narcisistas que sienten que tiene el poder de todo, exigen y descompensan las relaciones personales que tienen y dañan al universo. Cuidado con estas personas tan negativas.
Es importante desarrollar y nutrir la conciencia propia
Escuchar los pensamientos propios, identificar los sentimientos o las emociones ayuda a centrar y concientizar a la persona. Cuando uno se enfoca en la autorreflexión y la introspección y aprende a entenderse, deja de estar viendo lo que sucede en el exterior y por lo tanto, cultiva su bienestar.
El beneficio mayor al hacer lo debido y lo justo lo obtiene la misma persona que realiza la acción. El sentimiento de bienestar proporciona paz, tranquilidad y crea una persona con un buen corazón. La humildad y la sensibilidad siempre dan como resultado el actuar positivamente y el vivir con tranquilidad.
Uno actúa sin esperar nada a cambio
La recompensa será, el reconocer que la acción realizada, fue integra, honesta y ha creado una diferencia tanto a otro ser como a la comunidad.
Aceptar a la vida como es sin imponer las creencias los ideales personales ni las expectativas. Hay que aprender a aceptar sin criticar, juzgar o imponer, poder personar, dejar ir la envida y el deseo de tener lo que no se posee. Reconocer que uno tiene lo que necesita para fortalecer su carácter y superar sus debilidades.
Abre la mente y el corazón y permite llegar nuevas y mejores oportunidades.
Relacionado
Becky Krinsky en exclusiva para Diario Judío México