Pecados que causan mayores males

Pecados que causan mayores males, InfoMistico.com

Debes procurar cuidadosamente no causar daño a ningún ser viviente y siempre estar alerta por si se presenta la oportunidad de ayudar. Este es el verdadero altruismo. Hay tres pecados que causan en el mundo mayores males que todos los demás..

Los pecados que causan mayores males en el mundo

Maledicencia, crueldad y superstición, porque son pecados contra el amor. Si el hombre quiere llenar su corazón de amor divino, ha de vigilarlos y combatirlos constantemente.

Efectos de la maledicencia

Principia con el mal pensamiento, y esto en sí mismo ya es un crimen. Porque en todas las personas y en todas las cosas existe el bien y el mal. A cualquiera de éstos podemos prestarle fuerza, pensando en él, y por este medio ayudar o estorbar la evolución. Si piensas mal de otro, cometes tres iniquidades a un tiempo:

Llenas el ambiente que te rodea de malos pensamientos en vez de buenos, y así aumentan las tristezas del mundo. Si en el ser en quien piensas existe el mal que le atribuyes, lo vigorizarás y alimentarás; y así, haces peor a tu hermano en vez de hacerlo mejor.

Pero, si generalmente el mal no existe en él y tan sólo lo haz imaginado, entonces tu maligno pensamiento tienta a tu hermano y lo induce a obrar mal, porque, si no es todavía perfecto, puedes convertirlo en aquello que de él haz pensado.

Nutrir tu propia mente de malos pensamientos en vez de buenos, y así impides tu propio desarrollo y os haces, a los ojos de quienes pueden ver, un objeto feo y repulsivo, en vez de bello y amable.

No contento con hacerse todo este daño y hacerlo a su víctima, el maldiciente procura con todas sus fuerzas que los demás participen de su crimen. Les expone con vehemencia su chisme, con la esperanza de que lo crean, y entonces los convencidos cooperan con él, enviando malos pensamientos al pobre paciente.

Y esto continúa día tras día, y no lo hace sólo una persona, sino miles. ¿Vez ahora cuán bajo, cuán terrible es este pecado? Procura evitarlo en absoluto. No hables jamás mal de nadie; niégate a escuchar a quien te hable mal de otro, y dile, afectuosamente: «Tal vez eso no sea verdad, y, aunque lo fuese, es mejor no hablar de ello».

La crueldad

Ésta es de dos clases: intencionada y sin intención. La crueldad intencionada consiste en causar, a propósito, dolor a otros seres vivientes, y éste es el pecado más grave de todos: obra de diablo más bien que del hombre.

Dirás que ningún hombre puede hacer una cosa semejante; pero precisamente los hombres la han hecho muy a menudo y aún la están haciendo cada día.

El karma de la crueldad es el más terrible. El destino de los crueles cae también sobre aquellos que se dedican intencionadamente a matar a las criaturas de Dios, y llaman a esto deporte.

Una persona que diga una palabra con intención de herir a otra, es culpable de este crimen. Algunas veces una palabra dicha al descuido hace tanto daño como una maliciosa. Así pues, debes estar siempre en guardia contra la crueldad no intencionada. En general, ello procede de la irreflexión.

Hay hombres tan poseídos de la ambición y de la avaricia, que ni siquiera se dan cuenta del sufrimiento que causan a los demás pagándoles poco, o haciendo pasar hambre a su mujer e hijos.

Otros, pensando tan sólo en su codicia, se preocupan poco de los cuerpos y de las almas, a quienes arruinan por satisfacerla. Para librarse de unos cuantos minutos de molestia, un hombre deja de pagar a sus obreros el día que les corresponde, sin acordarse de las dificultades que este hecho les reporta.

¡Tanto sufrimiento se causa por descuido, por olvidar cómo una acción ha de afectar a los demás!… Pero Karma nunca olvida, y no tiene en cuenta que los hombres olviden los hechos. Si deseas entrar en el sendero, debes pensar en las consecuencias de tus actos, para que no seas culpables de crueldad irreflexiva.

La superstición

Es otro mal tremendo, que ha causado grandes y terribles crueldades. Los hombres han cometido muchos crímenes en nombre del Dios de Amor, movidos por la pesadilla de la superstición; cuida mucho de que no quede en ti ni el más leve vestigio de ella.

Debes evitar estos tres grandes delitos, porque son fatales a todo progreso, por ser pecados contra el amor.

El intenso deseo de servir ha de llegar al máximo, hasta el punto de estar siempre a la mira para aplicarlo alrededor de nosotros no tan sólo a las personas, sino a los animales y a las plantas.

Debes prestar servicio hasta en las pequeñas cosas de la vida diaria. Si deseas llegar a ser uno con Dios, que no sea para tu propio beneficio, sino para convertirlo en canal por donde fluya Su amor para alcanzar a tus semejantes.

El que está en el Sendero no vive para sí mismo, sino para los demás; se olvida de él para poder servirlos. Es a manera de pluma en manos de Dios, por la que fluye Su pensamiento y tiene expresión aquí abajo, lo que no podría suceder sin ella.

Es a manera de un canal de fuego viviente que derrama sobre el mundo el Divino Amor que llena su corazón. La sabiduría que te capacita para ayudar, la voluntad que dirige la sabiduría, el amor que inspira la voluntad, éstas son tus cualidades.

VOLUNTAD, SABIDURÍA y AMOR son los tres aspectos de la Divinidad; y debemos estar listos para servirla, debemos hacer gala de ellos en el mundo.

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