José Doroteo Arango, mejor conocido por su seudónimo Francisco Villa o Pancho Villa, fue uno de los jefes de la Revolución Mexicana, cuya actuación militar fue determinante para la derrota de Victoriano Huerta.
Leyendas Urbanas de Pancho Villa México
Originario del estado de Durango, nació el 5 de junio de 1878 y murió asesinado en una emboscada en Hidalgo del Parral (Chihuahua) el 20 de julio de 1923.
Pancho Villa fue conocido como «El Centauro del Norte». Fue caudillo del estado de Chihuahua, que por su tamaño, riqueza mineral y proximidad a los Estados Unidos, le proporcionó diversos recursos.
Villa y sus seguidores se apoderaron de las tierras de los hacendados y las entregaron a los campesinos y soldados. Se apoderó de trenes y, como otros generales revolucionarios, imprimió dinero fiduciario, para pagar por su causa.
Después del ataque de Villa a Columbus, en 1915, el General John J. Pershing trató de capturar a Villa. Durante 11 meses, 10,000 soldados recorrieron los desiertos del estado de Chihuahua.
Pershing logró dispersar a las fuerzas mexicanas que habían atacado a Columbus, pero Pancho Villa desapareció en el extenso territorio mexicano burlando a sus perseguidores.
El dominio de Villa al norte de México se terminó en 1915, tras algunas derrotas que sufrió en Celaya y Agua Prieta que le propiciaron Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.
Adolfo de la Huerta
Al asumir la presidencia interina del país como fruto del movimiento de Agua Prieta, gestionó la rendición de Pancho Villa, quien se retiró.
El 26 de junio de 1920 Villa firmó los convenios de Sabinas, obligándose a deponer las armas y a retirarse a la Hacienda de Canutillo, Durango, que el gobierno le concedió en propiedad por servicios prestados a la Revolución.
Álvaro Obregón
Llegó a la presidencia de México y cuando hubo consolidado su posición, promovió o toleró algunos planes para librarse de Pancho Villa. Mediante una emboscada, Villa fue asesinado el día 20 de julio de 1923.
Por distintos motivos, entre ellos asistir a un bautizo y dictar su testamento, Villa viajó a Hidalgo del Parral unos días y dispuso su regreso a Canutillo la mañana del 20 de julio de 1923. Hasta la puerta de la casa ubicada en la calle de Zaragoza, llegó Miguel Trillo, secretario de Villa, a bordo de su automóvil.
En las habitaciones 7 y 9 de la calle Gabino Barreda aguardaban los asesinos. En cada uno de los cuartos había cuatro tiradores. En la parte posterior del inmueble aguardaban los caballos para la huida.
Villa conducía el vehículo, así que debían hacer la primera descarga sobre el asiento del conductor; luego, fuego a discreción. Las balas deshicieron el parabrisas y se impactaron en los cuerpos de Villa y de su lugarteniente, Trillo.
Al sentir los primeros disparos
Villa soltó el volante y el auto se impactó contra un fresno. El cadáver de Trillo quedó colgando de cabeza en la portezuela derecha, el cuerpo de Villa recargado sobre el respaldo de su asiento.
El auto recibió 150 disparos. Los asesinos salieron de donde se ocultaban, cortaron cartucho y le dieron el tiro de gracia a Villa y a sus acompañantes. La mano derecha de Villa quería sacar la pistola. Tenía ambas manos heridas, el cráneo y la cara perforados. Luego, los ejecutores tomaron sus monturas y huyeron.
Los cadáveres de Villa, Trillo y el resto de sus acompañantes fueron llevados al Hotel Hidalgo, propiedad del Centauro, ahí fueron fotografiados, preparados y arreglados para el sepelio.
Los siguientes días, la prensa divulgó distintas versiones del suceso. Obregón y Calles se dijeron sorprendidos por lo ocurrido. El presidente ordenó una “exhaustiva investigación”.
Pancho Villa había dispuesto ser sepultado en un mausoleo, en la ciudad de Chihuahua, pero terminó en el cementerio de Parral, donde tres años después su tumba fue profanada y su cabeza cortada y robada.
¿Por qué alguien querría la cabeza de Villa?
Las suposiciones son muchas: para ser estudiada en el Instituto Smithsoniano; para un millonario que le tenía rencor; para el gobierno estadounidense como una forma de resarcir la humillación que Villa hizo pasar al general Pershing. No se sabe.
En 1966, el Congreso de la Unión por orden del presidente Gustavo Díaz Ordaz inscribió el nombre de Villa en letras de oro en el muro de honor, no sin un debate sobre si es un bandido o un héroe.
En 1976, el presidente Luis Echeverría Álvarez ordenó exhumar los restos de Pancho Villa y llevarlos desde Parral al Monumento a la Revolución. Pero el historiador Rubén Beltrán sostiene que el cuerpo que se llevaron es el de una hija de Pancho Villa.
Se basa en las declaraciones de Soledad Seañez, una de las viudas del revolucionario, que le explicó que tras la profanación del cadáver enterraron a Villa en una tumba en forma de “L”.
Cuando una de sus hijas murió fue enterrada en la misma tumba. En este caso, Villa seguiría en el cementerio de Parral y la hija en el Monumento a la Revolución.
La cabeza de Villa
Parece tener una existencia independiente, es exhibida como atracción en el circo Ringling Brothers. Está guardada y en reposo en el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York.
Fue subastada en Sotheby’s, junto con las pistolas de Villa. O participa como testigo en los rituales de la fraternidad estudiantil de Yale, “Skull and Bones”. Se afirma que todas son la auténtica cabeza de Pancho Villa, que se multiplica como en una historia propia del Día de Muertos.
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