En Idaho creer que las plegarias bastan para curar a una persona y que la atención médica puede y debe serle negada a un paciente, incluso a un niño, por cuestiones religiosas ha causado severos estragos, lesiones y fallecimientos en ciertas comunidades.
Padres que niegan atención médica a sus hijos por creencias religiosas
Pero la ley allí escuda a padres de familia y personas a cargo de menores de ser responsables en el caso de que las peculiaridades de su fe causen graves padecimientos e incluso muertes por su rechazo dogmático a recurrir a cuidados médicos.
Faith healers (sanadores por la fe)
Es el caso de los llamados ‘faith healers’ (sanadores por la fe) que rechazan la ciencia médica y a los doctores y creen que los rezos y remedios simples como unciones de aceite y vino son suficientes para sanar a una persona a través de la intervención divina.
El problema es que en realidad la fe no basta y muchos menores han muerto o quedado severamente afectados por haber sido apartados por sus propios padres de la atención médica que necesitaban.
En otros estados
Una persona que provocase esos daños a un niño sería acusada de abuso, negligencia y hasta homicidio, e incluso sentenciada a cárcel.
En Idaho, y otros cinco estados, en cambio, un padre o tutor que se niegue a que un menor reciba cuidados médicos por razones religiosas y con ello cause la muerte del pequeño estaría exento de responsabilidad legal.
Esa situación ha sido denunciada por la joven Mariah Walton, de 20 años, que padece un problema cardíaco respiratorio grave y potencialmente letal.
Pero como relata The Guardian, sus padres se negaron en su momento a llevarla al médico (una cirugía en la infancia para corregir un defecto del corazón habría prevenido el progresivo deterioro de Mariah)..
Y por ello la arrojaron a un daño irreversible, que la tiene postrada y con la única esperanza de un muy riesgoso y difícil trasplante de corazón y pulmón.
Sus padres pensaban que bastaría con rezar para que ella se curara
Y, si no, es de suponer que ellos aceptaban que esa era la voluntad divina, con la que no deberían, en su ruda lógica, interferir médicos, medicinas o tratamientos. Pero ciertamente ella no se curó y la intervención médica era en su caso un imperativo que no se cumplió, afectándola severamente.
Mariah no lo duda y, de acuerdo a The Guardian, afirma que sus padres merecen ser procesados judicialmente por lo que le hicieron.
Algo que no ha sucedido gracias a las excepciones religiosas que subsisten en la ley en Idaho (normas que, para colmo, son el resabio de la intervención en los años 70 de dos asesores del entonces presidente Richard Nixon, que habrían sido ‘faith healers’ y lograron incluir las excepciones religiosas en una ley federal contra el abuso de menores.
Luego esos individuos acabaron en prisión por participar en el escándalo Watergate).
El de Mariah Walton no es un caso aislado
Sino, inquietantemente, parte de un fenómeno extendido en ciertas comunidades en Idaho entre las sectas de ‘sanadores por la fe’, sobre todo en la denominada iglesia Followers of Christ.
Un indicio de ello es una investigación realizada en 2013 por la televisora KATU en un cementerio en el área de Boise, Idaho, utilizado por los fieles de ese grupo religioso.
Allí, como en su momento señaló el portal Vocativ, casi un 35% de las 604 personas allí enterradas en décadas recientes serían niños, una proporción desmesurada.
Un indicio de que allí los niños mueren en cantidades mayores, con un alza en el número de casos que comenzó justo cuando Idaho promulgó las citadas leyes de excepción.
Y tan solo entre 2011 y 2013, en Idaho se habrían registrado 12 casos de niños que murieron porque sus padres o custodios no les dieron atención médica por consideraciones religiosas y a ninguno de los adultos implicados se les acusó legalmente.
Con todo, ese escudo legal ha resultado inaceptable para numerosas personas y organizaciones, que han emprendido campañas para promover que los estados eliminen las excepciones religiosas que apartan a los niños del tratamiento médico que requieren.
Un ejemplo es la coalición Protect Idaho Kids
A la que se ha sumado Mariah Walton. En su sitio ofrece datos sobre multitud de casos en que niños han sufrido o muerto por no recibir cuidado médico por las ideas religiosas de sus padres. Además.
Ese grupo hace campañas en medios de comunicación y realiza presión para que en Idaho se cambien las leyes en relación a negligencia por no proveer atención médica a niños enfermos.
El problema es que investigaciones como la de KATU en un cementerio, o testimonios como los de Mariah y otras personas que han sufrido porque de niños sus padres ‘faith healers’ les negaron la atención médica, o voces de personas que se han arrepentido de haber ejercido esas creencias al caer en la cuenta de sus estragos, no han bastado para convencer a las autoridades en Idaho de cambiar su rudo marco legal.
Con todo, un cambio legal así podría ser considerado pronto por la legislatura de Idaho, de acuerdo a la televisora KTBV.
Pero la intención de muchos grupos defensores de los niños es que Idaho y otros estados sigan, por ejemplo, la ruta del vecino estado de Oregon, donde en 2011 se eliminaron la excepciones religiosas y ya se han impuesto sentencias de cárcel a padres que niños que fallecieron por no recibir atención médica.
En 2014
Por solo citar un caso, Wenona y Travis Rossiter fueron sentenciados a 10 años de prisión por la muerte de su hija Syble, que falleció a causa de una diabetes que era tratable pero que no fue atendida por razones religiosas, como en su momento informó la televisora KOIN.
Un cambio legal se logró también hace unos meses en Tennessee, como señala la organización Children’s Healthcare is a Legal Duty. Protect Idaho Kids y otras organizaciones creen que ese cambio legal es posible, y que con ello podrán prevenir mucho sufrimiento de niños y jóvenes.
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