Imagina la historia de los cuentos de hadas como un mapa y verás dos puntos prominentes: Historias del Pasado (1697), del francés Charles Perrault, y un poco más en un primer plano, cuentos de la infancia y del Hogar (1812-57), de los alemanes Hermanos Grimm. Esas colecciones dominan el entorno de una manera tan imponente que es difícil escoger otras más cercanas o lejanas.
Origen de los cuentos de hadas
Gradualmente, sin embargo, mientras nuestros ojos se acostumbran al resplandor, otras aparecen en escena para darte una mejor orientación. A lo largo de toda una red de caminos desde puntos más hacia oriente, «Las Mil y Una Noches» forman acuíferos profundos de historias de gran extensión, apareciendo en cascadas y poderosos ríos, y extendiéndose por llanuras inundadas.
Puertos, mercados y sitios de peregrinaje -como Venecia, Nápoles, Génova y Sicilia en Italia- comienzan a surgir como centros importantes de narraciones.
Hacia el norte, la resplandeciente Dinamarca de Hans Christian Andersen emite poderosas señales hasta llegar al Círculo Ártico. Y cuando tus ojos siguen su largo campo de fuerza, comienzas a descubrir faros en la oscuridad, iluminados por el trabajo de Walter Scott en Escocia o Alexander Afanasyev en Rusia.
Las regiones circumpolares, así como las estepas y bosques de Rusia y Asia Central, también son ricas en cuentos de hadas. Este mapa contiene aún muchos rincones sin explorar y el afán por descubrirlos va creciendo en distintas audiencias.
Pasado y presente
Considerada como literatura para niños por un período dominante de su historia, los cuentos de hadas han ganado una renovada importancia en los últimos 20 años tanto como inspiración para la literatura como por ser entretenimiento masivo y lucrativo.
Las similitudes temáticas y estructurales siguen conectando la ficción contemporánea a las leyendas y mitos populares y antiguos.
Los cuentos de hadas son una de sus expresiones dominantes, el tejido conectivo entre el pasado mitológico y las realidades del presente. ¿Pero cuáles son las características que definen a un cuento de hadas?
- En primer lugar, es una narración corta, a veces incluso menos de una página. El término ya no se aplica, como alguna vez lo fue, a obras del tamaño de una novela.
- En segundo lugar, son historias conocidas, verificables porque han sido pasadas de generación en generación o porque quien las escucha o las lee queda asombrado por su semejanza familiar con otro relato.
El género pertenece al reino general del folclore. Muchos cuentos de hadas son atribuidos a la tradición oral con su origen en el Volk (el pueblo en alemán, como en «Volkswagen», el «carro del pueblo»). Y llevan la sabiduría acumulada del pasado o por lo menos esa es la sensación que irradia un cuento de hadas, algo que les ha dado forma desde sus primeras colecciones.
Los estudiosos de los cuentos de hadas distinguen entre las historias populares genuinas y las literales. Las primeras, habitualmente anónimas y sin fecha. Las segundas, firmadas y fechadas. Pero, incluso cuando se hacen todos los esfuerzos para mantener las dos ramas aparte, los cuentos de hadas insisten en convertirse en literatura.
Y eso se ve sobre las tablas y en el cine con ballets como «El Lago de los Cisnes», de Tchaikovsky o «El Pájaro de Fuego», producido por «Les Ballets Ruses», obras inspiradas en el folklore anónimo pero, a la vez, únicas y originales.
Variaciones de un mismo tema
Una tercera característica distintiva de los cuentos de hadas es la combinación y recombinación de tramas y personajes, instrumentos e imágenes. Pueden estar ligados a un relato conocido, como «El Gato con Botas» o «Cenicienta», pero son genéricamente reconocibles incluso cuando la identidad de la historia no está clara.
Autores de historias nuevas inventadas como Charles Dickens y Charles Kingsley, George Eliot, E Nesbit, y JRR Tolkien, no escriben cuentos de hadas como tales, pero adoptan y transforman sus elementos como, por ejemplo, alfombras voladoras, anillos mágicos o animales que hablan. De esa manera suman diversión a los lectores, al apelar directamente a la sabiduría compartida del código de fantasía.
En cuarto lugar, el ámbito del cuento de hadas está hecho por el lenguaje. Consiste sobre todo de actos de imaginación, expresado en un esperanto simbólico. Sus componentes incluyen ciertos tipos de personajes (madrastras y princesas, duendes y gigantes) y ciertos motivos recurrentes (llaves, manzanas, espejos, anillos y sapos).
El simbolismo cobra vida y comunica el significado mediante una imaginería de fuertes contrastes y sensaciones, evocando fenómenos simples, sensuales que destellan y brillan, penetran y fluyen (cristal y bosques, oro y plata, diamantes y rubíes, espinas y cuchillos, pozos y túneles).
Pequeñas maravillas
Otro término alternativo para «cuento de hadas» es «cuento maravilloso», del alemán Wundermärchen. Esta expresión atrapa una cualidad del género más elocuentemente que «cuento de hadas» o «cuento popular». Aunque no tan usada, reconoce la ubicuidad de lo mágico en las historias. La suspensión de las leyes naturales de la física produce un estado de realidad mágica a través de esta forma narrativa, que lleva a maravillarnos, asombrarnos.
Lo sobrenatural y el placer de maravillarse están interconectados en los cuentos de hadas y esta interrelación presenta una quinta característica distintiva. Las maravillas delinean tramas que prometen todo tipo de riquezas. Típicamente, los cuentos de hadas ofrecen esperanza de liberarse de la pobreza, el maltrato y la subordinación. Y se reportan desde territorios imaginarios, otro lugar mágico de posibilidades.
Un héroe o una heroína solos o juntos se enfrentan a odiseas, terrores y desastres en un mundo que, si bien parecido a la existencia humana, difiere considerablemente en la forma como funciona, llevando a los protagonistas y a nosotros a otro lugar donde las maravillas son comunes y los deseos son cumplidos.
Y una sexta característica puede, por lo tanto, ser catalogada como el «final feliz», un sello del género. Los agentes que traen milagros de esperanza en las historias varían de lugar a lugar, ya que surgen de sistemas de creencias locales que pertenecen a la tradición. Pero aunque los relatos evocan todo tipo de violencia, injusticia y desgracia persiste la promesa de un final feliz.
Ocasionalmente, hay cuentos de hadas bien conocidos que terminan mal, como «Caperucita Roja» en la versión de Charles Perrault. Sin embargo se trata de aberraciones, tal como lo muestran las innumerables variaciones en las que la niña engaña al lobo o incluso lo mata ella misma.
La versión más contada incluso introduce un héroe. Los Hermanos Grimm metieron a su padre en la trama.
Tienes un bosquejo cartográfico y una guía aproximada. Las luces están iluminadas en esa casa y en el bosque profundo que tenemos al frente. Podemos comenzar a movernos, escuchando y abriendo los ojos, intentando encontrar nuestra propia orientación.