México, tierra donde los antiguos dioses aún susurran entre pirámides y selvas. Sus calles, un tapiz de colores y sabores, narran historias de magia y misticismo. Aquí, el alma se entrelaza con leyendas aztecas y mayas, un viaje espiritual inolvidable.
La devoción a la Virgen de Guadalupe representa un símbolo de unidad que entrelaza historia, espiritualidad y cultura en México. Su impacto va más allá de lo religioso, integrando tradiciones indígenas y católicas en un sincretismo único. Desde su aparición en el siglo XVI hasta su presencia global actual, es un eje central de identidad y esperanza para millones de personas.
Ser mexicano es ser guadalupano. Una frase que se escucha con frecuencia en México, y que evidencia el impacto cultural que tiene en el país la devoción hacia la Virgen de Guadalupe. Es un culto que rebasa el ámbito religioso.
El tradicional Día de Muertos; es una fiesta puramente mexicana y que, a pesar de la influencia norteamericana, aún conserva sus rasgos característicos como el altar que suele prepararse en cada casa para recibir a las ánimas.
Colocar ofrendas a los muertos, adornar con papel picado, flores cempasúchil, colocar tamales y comer dulces de azúcar en formas de cráneos o panes con forma de cadáveres son tradiciones que no provienen del mundo indígena ni prehispánico, sino de la Europa de la Edad Media, especialmente de los jesuitas, de acuerdo con la prensa digital.
Pancho Villa fue conocido como El Centauro del Norte. Fue caudillo del estado de Chihuahua, que por su tamaño, riqueza mineral y proximidad a los Estados Unidos, le proporcionó diversos recursos. Villa y sus seguidores se apoderaron de las tierras de los hacendados.
Inés Marta Toste Basse es la autora del libro publicado por el Cabildo de La Gomera titulado Iconografía guadalupana, cruzando océanos: Cáceres, La Gomera, México.
