La envida es la emoción más antigua de la historia, la cual lleva a la codicia, la maldad y generalmente termina hasta con la vida. La envida es un sentimiento negativo y destructivo. Esta es definitivamente un ingrediente que amarga la vida, le quita el buen sabor y hasta provoca malestar.
No hay envida buena, simplemente porque sigue siendo envida
En sí, se podría decir que la envida juzga las carencias propias, comparándolas con la abundancia de los demás.
Así, el envidioso, siente que él tiene menos y los otros tienen más y mejor…justificando su deseo de tener lo que otros tienen y además, también desearía que los que tienen más, no lo tengan.
El acto de envidiar
Coloca a las personas en un plano de continua insatisfacción y queja, la cual destruye la bondad y la alegría. Reduce la visión, percibiendo la vida a través de una capa de neblina, que no permite ver más allá que su propia nariz.
Para la persona envidiosa, el tiempo se le va, ya que está dedicada a ver, desear, opinar y criticar a los que otros tienen y ella no. Perdiendo así las oportunidades que le llegan, sin poder disfrutar su vida. La envida impide que uno se valore, convirtiendo a la persona en una víctima amargada.
Vivir en paz y libre de envidas no es una tarea fácil
Pero es la única forma de desarrollar el potencial tan grande que cada uno llevamos dentro.
Es común escuchar que uno siente envida de la buena, cuando uno sinceramente, no le desea el mal aquella persona que tiene eso que uno quisiera. De hecho se ve lo que la otra persona es o tiene como motor para superarse imitando a esa persona.
Sin embargo, se diga con palabras bonitas o con justificaciones elaboradas, este sentimiento de: “yo quiero lo que tú tienes” sigue siendo envida, aunque no cause dolor o frustración.
La envida existe, es una emoción real
Todos en algún momento de la vida la hemos experimentando. Como todo está, puede ser positiva o negativa, dependiendo del ángulo que uno decida enfocarse.
Lo más sano y quizá un antídoto para combatir la parte desagradable de este sentimiento, sería el reconocer y aceptar que cada persona es única, la cual tiene un propósito específico que cumplir. Si alguien tiene más que otro, seguramente su objetivo en la vida es distinto.
Vivimos en una época que la sociedad se ha encargado de crear seres infelices, ya que continuamente venden algo que no tenemos. Cada día los medios se encargan de recordarnos todo lo que podríamos tener para ser felices y no tenemos.
Ya sea un mejor cuerpo, un coche nuevo, un teléfono celular con mejor cámara, un viaje cerca de las estrellas, un pantalón o unos zapatos exclusivos etc…
Por más hermoso, divertido y seductor que sea tener una vida llena de lujos y de comodidades, el propósito de la existencia humana es mucho más trascendente que las cosas materiales, el prestigio o los lujos.
Fortalecer el carácter personal
Enfocarse en el crecimiento propio y dejar que cada quien tenga lo que tiene, sin desear lo mismo para uno, es sin duda una receta para tener una vida más rica y sana.
Si sientes un poco de envida, trabaja en ti lo más rápido posible, embarca tu búsqueda, de lo contrario esta situación se acelera rápidamente y se convertirá en un sentimiento desagradable e insensato el cual corrompe el alma y la paz emocional.
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Becky Krinsky en exclusiva para Diario Judío México