Niños de la Generación Z

Niños de la Generación Z, InfoMistico.com

La Generación Z, que ha crecido con los videojuegos y los teléfonos móviles, ha ganado aptitudes cerebrales en lo que se refiere a la velocidad y los automatismos, en detrimento de otras como el razonamiento y el autocontrol, explica el profesor de Psicología Olivier Houdé.

Niños de la Generación Z — Hijos de la tecnología

Director del laboratorio de psicología del desarrollo y educación infantil del CNRS-La Sorbonne y autor del libro «Aprender a resistir», Houdé preconiza un aprendizaje adaptado a estas mutaciones.

¿Es diferente el cerebro de los niños nacidos en la era digital?

«El cerebro es el mismo, pero los circuitos utilizados cambian. Frente a las pantallas, y en la vida en general, los nativos digitales tienen una especie de tren de alta velocidad cerebral que va del ojo al pulgar.

Utilizan sobre todo una zona del cerebro, el córtex prefrontal, para mejorar esa rapidez de decisión y de adaptación multitarea, ligadas a las emociones. Pero esto se hace en detrimento de otra función de esta zona, más lenta, de distanciamiento, de síntesis personal y de resistencia cognitiva».

¿A qué llama usted «resistencia cognitiva»?

«Hay tres sistemas en el cerebro humano. Uno es rápido, automático e intuitivo, altamente requerido en el uso de pantallas. El otro es más lento, lógico y reflexivo. Un tercer sistema en el córtex prefrontal permite arbitrar entre los dos primeros: el corazón de la inteligencia.

Permite inhibir los automatismos del pensamiento cuando se hace necesaria la aplicación de la lógica o de la moral. Es la resistencia cognitiva. Inhibir, es resistir. Los nativos digitales deben reaprender a resistir para pensar mejor».

¿Cómo puede traducirse esto en la vida de los niños?

«Es un proceso de adaptación notable, de toma de distancia que permite resistir a las respuestas impulsivas. Pero la maduración de este proceso es lenta en el curso del desarrollo del niño y del adolescente.

Es por eso que hay que educarlo y entrenarlo intensamente en el colegio. Es lo que yo llamo ‘aprender a resistir’, una pedagogía del control cognitivo. Nosotros lo hemos demostrado en el laboratorio, pero aún falta por demostrar sus aplicaciones en la escuela. Es útil para el razonamiento, la categorización pero también la lectura o las matemáticas».

¿Y puede tener una utilidad social este mecanismo cerebral?

«Permite, por ejemplo, evitar decisiones absurdas, a veces de manera colectiva, en una empresa. Permite también resistir, en nuestras democracias, a las creencias erróneas: las teorías del complot, por ejemplo, o estereotipos muy anclados.

Y la resistencia cognitiva es también un factor de tolerancia. Permite la inteligencia interpersonal, es decir, la capacidad de callar su propio punto de vista para favorecer el del otro.

Cuando los atentados de París llevan a hablar de ‘desradicalización’, de lo que se trata es de esa resistencia cognitiva. Educar el cerebro es enseñarle a resistir a su propia sinrazón. Un verdadero desafío para las ciencias cognitivas y para la sociedad actual»

La ‘Generación Z’, una pantalla total

¿Velocidad? Sí. ¿Paciencia? No. ¿Redes sociales? Sí. ¿Libros? No. ¿Ambición? Sí. ¿Obediencia? No. ¿Videojuegos? Sí. ¿Deportes? No. Ojo con la ‘Generación Z’, con prisas, pragmática, autónoma y testaruda.

Esos 2.000 millones de jóvenes nacidos después de 1995, con internet, están decididos a construirse una vida alejada de los códigos y de las aspiraciones de sus mayores. Son «mutantes», como los llaman algunos investigadores. fascinados por su fusión con el mundo digital.

Su día a día

Navegan en varias pantallas y están acostumbrados al «todo, ahora mismo, en todas partes». Les resulta normal pagar mucho dinero por el último teléfono inteligente, pero también conseguir gratuitamente películas y música en internet.

Los códigos de los adultos les parecen desfasados, les gustan las marcas «rebeldes» y se informan, sobre todo, a través de las redes sociales, comprueban estudios realizados en Europa y Estados Unidos por grandes compañías, como BNP y Ford, que quieren entender a sus futuros clientes.

Esos jóvenes, de entre 13 y 20 años, se consideran abiertos de mente e innovadores, pero reconocen que son impacientes y testarudos.

Adoptan las modas que se propagan por internet en todo el planeta, desde los taquillazos estadounidenses como ‘Los juegos del hambre’ o ‘Divergente’, hasta el K-Pop coreano. Su vocabulario está lleno de acrónimos y de anglicismos.

Sus ídolos son estrellas de internet, como el sueco PewDiePie, comentarista de videojuegos que tiene más de 30 millones de seguidores en YouTube.

Sus amigos

Sus amigos de las redes sociales son tan importantes como los de la vida real y a veces acaban conociéndose en persona.

Desde los 16 años, incluso antes, frecuentan las páginas de contactos. Más de la mitad de los Z considera que la auténtica vida social transcurre en las redes sociales, donde el 84% tiene una cuenta registrada, según una encuesta de la agencia estadounidense JWT. Para ellos, es más sencillo chatear que hablar.

Sus conocimientos

Sus padres no les podían ayudar con las nuevas tecnologías, así que se acostumbraron a los tutoriales en YouTube, a ser autodidactas. Integraron «el autoaprendizaje permanente».

Han visto caducar varias tecnologías como los viejos reproductores de vídeo, relegados al mundo de las reliquias junto a las radios, los CD o DVD. Ahora, todo se hace en la red, donde ven cualquier cosa, incluidas la violencia y la pornografía.

Sus pantallas

Pasan más de tres horas diarias ante sus pantallas, según el gabinete estadounidense de estudios Sparks and Honey. Padecen ‘FOMO’ (‘Fear of missing out’), el miedo a perderse algo, y odian la idea de no estar conectados.

No les basta con consumir series y películas, quieren participar, crear su canal en YouTube o sus blogs de vídeo. Algunos adolescentes se volvieron famosos de esta manera, como el joven humorista estadounidense ‘Fred’ (Lucas Cruikshan).

Están en varias redes sociales, como Facebook, Instagram, Snapchat, Twitter o Tumblr.

La mayoría navega por internet mientras ve la televisión y piensa que la tecnología lo hace todo posible. Su atención es breve, más que leer, escanean, lo que a veces provoca respuestas superficiales a las preguntas de sus profesores.

Los Z. frente al mundo laboral

Entre el 50 y el 72% de estos jóvenes quiere crear su start-up, según distintos sondeos. La palabra «empresa» evoca nociones muy negativas: «complicada», «despiadada», «una jungla».

Para triunfar, confían en su «red» de contactos antes que en los diplomas y prefieren una organización horizontal antes que una jerarquía. En esta generación que quiere realizarse, al 76% le gustaría convertir su hobby en su trabajo.

Los Z frente al futuro

Hijos de la crisis, tienen criterios muy definidos respecto a sus elecciones profesionales. En Francia, a salario igual, el 25% elegiría la empresa más divertida, el 22%, la más innovadora y el 21%, la más ética.

Deseosos de tener un impacto en el mundo, les gusta el voluntariado, que practica una cuarta parte de los jóvenes de entre 16 y 19 años en Estados Unidos.

La mayoría de los Z se considera «estresada» por el futuro, que se les antoja sombrío, sobre todo para el medio ambiente y la economía.

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