En Japón, una extraña tradición japonesa alienta a los bebés a llorar para purificar su alma. La mayoría de padres busca a toda costa que sus hijos dejen de llorar. Les cantan, cuentan chistes, juegan con ellos…
Hacer llorar a los niños aleja malos espíritus
Pero en una festividad tradicional de Japón, los padres buscan todo lo contrario. Cada año, el cuarto domingo de abril, en la capital japonesa se lleva a cabo un curioso ritual llamado Naki Sumo cuya finalidad es nada menos que hacer llorar a los pequeños.
Seguro te preguntarás por qué un padre querría que su hijo estallara en llanto enfrente de cientos de personas, y la respuesta es que creen que esto permite purificar su alma y ahuyentar malos espíritus.
Esta tradición, que se lleva a cabo en varios santuarios japoneses, tiene más de cuatro siglos de existencia. Los presentes creen firmemente que, al llorar, los bebés llaman la atención de Dios para que éste les permita crecer sanos y fuertes.
Entre más fuertes sean los berridos, mejor
La creencia está basada en un proverbio japonés que dice:
«El niño que llora crece más rápido”
Para espantar a los bebés, luchadores de sumo los balancean mientras personas disfrazadas con atuendos tradicionales y máscaras gritan “Naki” (¡llora!) repetidamente.
¿Será que el sufrimiento de estos pequeños tendrá realmente beneficios?
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