La música, cualquiera que esta sea, revitaliza al ser humano y debería formar parte consciente de nuestras vidas. Hay que participar en ella, lo cual no significa limitarse a escucharla o utilizarla para llenar vacíos.
Musicoterapia – Sanación por medio de la música
Debemos aprender de ella a partir de una perspectiva completamente nueva: la música encierra todas las maravillas y es la clave de los milagros de la vida.
Siempre se ha considerado al sonido como un vínculo directo entre lo humano y lo divino. Ya sea de una forma o de otra, todas las antiguas escuelas enseñaban a sus discípulos a utilizar el sonido como fuerza creativa.
La musicoterapia es el manejo de la música y sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) realizada por un musicoterapeuta cualificado con un paciente o grupo.
Es un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.
Curación más antigua
La música se considera la forma de curación más antigua. Constituyó una parte esencial en las primeras enseñanzas de los griegos, chinos, hindúes, tibetanos, egipcios, indios americanos, mayas y aztecas.
Hoy en día, la sociedad moderna considera la música en dos sentidos: como una forma de arte y como un producto comercial, expresión del sonido.
Esto no basta, la música debe ser tomada en cuenta de una tercera manera: como un poder de la fuerza universal, que ayuda a la curación tanto psíquica como física del hombre. El poder de la música actúa a causa de un contenido secreto que se encuentra en la expresión del sonido.
La música puede ser curativa
La música puede ser curativa si se entiende de la siguiente manera: el sonido es vibración y su movimiento produce calor el cual, a su vez, se transforma en energía.
Una deficiencia física, cualquiera que sea, afecta a las células y si se utiliza la terapia musical, se está en condiciones de aprovechar la energía que producen los ritmos y sonidos, para ser transmitidos a las células enfermas, logrando así la recuperación.
La gran mayoría de las veces, no tenemos conciencia de que el cuerpo sabe cuidarse a sí mismo.
Desgraciadamente, interferimos en su camino proporcionándole un alimento inadecuado, haciéndolo trabajar en exceso sin dejarlo descansar, exponiéndolo a la tensión y a lo negativo.
Aguantamos emociones y actitudes que producen un corto circuito en su fluido de energía, produciendo como resultado debilidad y desequilibrio.
Restablecer el equilibrio perdido
El sonido y la música constituyen la forma más efectiva y simple, para restablecer el equilibrio perdido. Los chakras y sus emanaciones electromagnéticas, responden a tonos y vocalizaciones musicales específicas.
La musicoterapia se desarrolla profesionalmente tanto en el ámbito público como privado, en abordajes tanto grupales como individuales. Las metodologías de trabajo varían de acuerdo a la población y a las escuelas y constructos teóricos que fundamenten el quehacer del musicoterapeuta.
Los tonos de nuestra escala musical resuenan con los siete chakras. El diapasón, por ejemplo, es muy efectivo para esto, aunque es un instrumento muy costoso.
También podemos utilizar una simple y económica flauta para lograr ese equilibrio de energía en un chakra en concreto, o podemos interpretar o escuchar una pieza musical escrita en una clave cuyo tono es el primario del chakra desequilibrado.
Los diversos tonos e instrumentos los utilizaremos para restablecer el equilibrio físico, emocional, mental o espiritual, pero para ello, debemos comprender y examinar los aspectos metafísicos de cada chakra y sus respuestas frente al sonido en cualquiera de sus formas.
¿Ritmos mortales? Disonancia Rítmica
La Disonancia Rítmica constituye un peligro mortal para los seres vivos.
Los organismos vivientes tienden, irremediablemente, a acomodar el funcionamiento de sus órganos al ritmo sonoro exterior a ellos. Por ejemplo, es sabido que un pez necesita de un mínimo de 43 aspiraciones por minuto para no morir asfixiado.
Si se deja oír, próximo al pez, un tic-tac rítmico de 40 latidos por minuto, el animal acompasa sus respiraciones al período de ruido.
Al finalizar el minuto, las aspiraciones del animal son de 40 por minuto sin que pueda aumentarlas nuevamente. El pez trata de huir a un lugar silencioso para salvar su vida.
Si el instrumento no se interrumpe, el pez muere asfixiado por disonancia. Aunado a esto, podemos hablar un poco de la Música Rock, que es considerada por muchos como el enemigo número uno de la música.
Si nuestra respiración y circulación sanguínea obedecen a un ritmo natural, de acuerdo y en consonancia con el cosmos y la naturaleza, todo lo que rompa o se salga de estas reglas, nos conducirá a estados anormales y agresivos.
La Música Rock rompe con los estados normales y puede llevarnos a situaciones como la del pez, con apenas exponernos a ella por cortos períodos de tiempo.
La Musicoterapia como carrera profesional
El primer país de habla hispana que contó con una carrera de Musicoterapia fue Argentina, cuando en 1967 se crea esta Carrera en la Universidad del Salvador de Buenos Aires.
La Asociación Argentina de Musicoterapia se fundó en 1966, y fue la principal impulsora de dicha carrera. Las carreras de grado en Argentina son cinco, y están en la Universidad de Buenos Aires, la Universidad del Salvador, la Universidad Maimónides y la Universidad Abierta Interamericana (Buenos Aires y Rosario).
En Barcelona surge en el 1976 la Asociación Española de Musicoterapia con el Profesor Abimael Guzmán.
El musicoterapeuta es un profesional con unos conocimientos y una identidad tanto en el ámbito musical como en el terapéutico, y que integra todas sus competencias desde la disciplina de la Musicoterapia, para establecer una relación de ayuda socio-afectiva mediante actividades musicales en un encuadre adecuado.
Con el fin de promover o restablecer la salud de las personas con las que trabaja, satisfaciendo sus necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas y promoviendo cambios significativos en ellos”. (de K. Bruscia, 1997, Definiendo Musicoterapia, Amarú Ediciones Salamanca)
Un musicoterapeuta implementa dispositivos específicos para la admisión
El seguimiento y el alta en un tratamiento musicoterapéutico. El bienestar emocional, la salud física, la interacción social, las habilidades comunicacionales y la capacidad cognitiva son evaluados y considerados a través de procedimientos específicos.
Como la improvisación musical clínica, la imaginería musical receptiva, la creación clínica de canciones y la técnica vocal terapéutica, entre otros.
En ese proceso, el musicoterapeuta promueve y registra cambios expresivos, receptivos y relacionales que dan cuenta de la evolución del tratamiento. En las sesiones de musicoterapia, se emplean instrumentos musicales, música editada, grabaciones, sonidos corporales, la voz y otros materiales sonoros.
Secreto de los sonidos curativos
La Casa del Libro | (Ted Andrews)