De Japón al Mundo: Números y símbolos que inspiran suerte y miedo

De Japón al Mundo: Números y símbolos que inspiran suerte y miedo, InfoMistico.com

Las supersticiones, profundamente enraizadas en las culturas del mundo, revelan cómo las sociedades interpretan los eventos desconocidos. Japón destaca con su rechazo al número 4 por su asociación con la muerte y la exaltación del búho como amuleto de buena suerte, demostrando el poder de la lingüística en los mitos.

Significados ocultos: La Lingüística y las supersticiones en Japón

En la sociedad actual, marcada por la incesante búsqueda de certezas, continúan floreciendo creencias aparentemente ancestrales que prometen buena fortuna o advierten sobre supuestos infortunios. A pesar de los avances científicos, estas tradiciones impregnan nuestro día a día y se convierten en claves culturales que unen generaciones.

Desde la percepción negativa del número 13 en Occidente hasta la fascinante conexión lingüística del japonés con el búho, el mundo de las supersticiones nos ofrece un mosaico rico y cautivador.

Orígenes multiculturales de la superstición

En primer lugar, resulta fundamental reconocer que prácticamente todas las culturas han forjado sus propios mitos de la suerte.

En el caso de Occidente, el número 13 ocupa un lugar preponderante: numerosas hipótesis sitúan sus raíces en la Última Cena, mientras que otras mencionan la idea de los “trece peldaños” que desembocarían en la horca. Sin embargo, nadie sabe con exactitud en qué momento esta cifra comenzó a provocar recelos.

Entretanto, en ciertas sociedades árabes se considera de mal augurio cruzarse con un búho o con un cuervo, aves a las que, por motivos diferentes, se ha vinculado con la muerte y los presagios siniestros. Aun así, estas percepciones no son exclusivas de un territorio en particular: a lo largo de la historia, los seres humanos han depositado sus miedos en criaturas, números o palabras, abriendo la puerta al surgimiento de prácticas y rituales destinados a sortear infortunios.

El búho y el cuervo: dos símbolos con destinos opuestos

Aunque el búho y el cuervo gozan de fama poco envidiable en varios rincones del globo, en Japón se asocian con valores positivos que desafían estereotipos consolidados.

Para empezar, el búho recibe el nombre de fukurō (フクロウ), y su popularidad en Japón se debe no tanto a su escritura, sino a los sonidos que componen la palabra. En su pronunciación, se pueden identificar tres elementos clave: fu (不), que significa «sin» o «no»; kurō (苦労), que se traduce como «dificultades» o «esfuerzo arduo»; y fuku (福), que representa «fortuna» o «buena suerte».

Estas asociaciones fonéticas crean un juego de significados muy valorado en la cultura japonesa, donde fukurō puede interpretarse como «sin dificultades» o «lleno de fortuna». Esto refuerza el simbolismo del búho como un amuleto de buena suerte y protección.

Por otro lado, el cuervo en Japón tiene un lugar especial en la mitología y también en la vida cotidiana.

Tradicionalmente visto como un mensajero divino, su representación de tres patas —el famoso Yatagarasu— incluso figura en la camiseta de la selección nacional de fútbol japonesa, una muestra de orgullo cultural y una evocación de la confianza en la protección divina durante competencias deportivas.

De modo que, mientras en otros contextos se tiende a evitar el cuervo o el búho por considerarlos mensajeros de calamidades, en Japón se les revalora como símbolos de sabiduría, guías espirituales y señales positivas.

Números que inquietan y números que acercan la prosperidad

Otro componente esencial de las supersticiones niponas radica en su dimensión lingüística, que pesa más que las connotaciones religiosas.

En este caso, resalta la aversión al número 4 (shi), cuyo sonido coincide con la palabra muerte (死), y al número 9 (ku), que se asocia al vocablo sufrimiento (苦).

Por ello, muchos hospitales japoneses omiten incorporar el 4 y el 9 en el número de sus habitaciones para evitar la mera impresión de un augurio fatal. Del mismo modo, se considera inapropiado obsequiar ciclámenes (shikuramen) a personas convalecientes, dado que su nombre comienza con las temidas sílabas shi y ku.

En contraste, las sociedades islámicas a menudo prefieren los números impares, destacando especialmente el siete como una cifra cargada de simbolismo espiritual.

Desde las siete vueltas alrededor de la Kaaba en La Meca hasta la creencia en los siete cielos, esta devoción numérica encuentra sustento en numerosas referencias. Así, cada región crea narraciones que moldean su interacción diaria con la realidad, reforzando la conexión entre lenguaje, costumbres y misticismo.

Perspectivas globales y vigencia en el siglo XXI

El hecho de que muchas personas en Japón opten por evitar ciertas pronunciaciones o que en países occidentales se salten el piso 13 en edificios emblemáticos evidencia la fuerza del arraigo cultural.

No es raro que personas del siglo XXI, con acceso a información científica a un clic de distancia, vistan amuletos o participen en rituales para asegurarse la “buena suerte”.

Por otro lado, este fenómeno es resultado directo de la búsqueda de un ancla psicológica frente a las contingencias y temores comunes a todos los seres humanos. Las expresiones artísticas y costumbristas se nutren de la tradición oral y perpetúan visiones del mundo muy arraigadas, las cuales no desaparecen fácilmente con la llegada de la modernidad.

Japón y su singular relación con los números y símbolos de buena suerte

Las supersticiones funcionan como un legado cultural compartido, alimentado por la historia, la lingüística y la necesidad inherente de contar con un sostén emocional frente a lo desconocido.

Japón ilustra esta dinámica de manera excepcional, con números que evocan la muerte y el sufrimiento, y con aves simbólicas que ostentan poderosos atributos positivos. Sin embargo, en última instancia, cada sociedad conserva sus propias tradiciones y creencias sobre la buena o la mala suerte.

Por otra parte, el estudio de estos mitos es un puente hacia la comprensión mutua y el respeto por la pluralidad de interpretaciones del mundo.

A la luz de la globalización, el mapa multicultural de las supersticiones se vuelve más visible, recordándonos que, si bien varían los símbolos, se mantiene constante la necesidad humana de rodearse de elementos protectores y expresar la esperanza en un porvenir favorable.

Quizá esta resiliencia de la superstición en pleno siglo XXI nos demuestre que los avances científicos no anulan el anhelo de creer en fuerzas invisibles que guían nuestro destino.


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