La Metafísica Cuántica se presenta no solo como una disciplina, sino como una fusión enriquecedora de ciencia, arte y espiritualidad que redefine nuestra realidad. Este camino introspectivo nos invita a explorar un estado de conciencia alternativo, siguiendo las huellas de místicos y alquimistas que desentrañaron sus misterios.
La Metafísica Cuántica: Viaje espiritual y realidad
La Metafísica Cuántica se erige, no como una mera técnica, ciencia o arte, sino como un amalgama que se nutre de estas disciplinas para forjar un paradigma personal a través del cual se moldea nuestra realidad.
Podría describirse como un sendero de introspección que facilita el acceso a un plano de conciencia alterno, allanando el camino para cimentar una existencia arraigada en un «presente ampliado».
Este concepto fue comprendido y compartido por místicos, chamanes y alquimistas de diversas eras, quienes dejaron tras de sí las claves para desvelar tal sabiduría.
Contrario a quienes pretendieron simplificar estos ancestrales saberes en meras técnicas utilitarias, esta vía demanda una profunda responsabilidad y compromiso hacia un crecimiento espiritual serio, trascendiendo la fabricación de simples distracciones para el ego, y encaminándose hacia una auténtica evolución consciente.
Fases del sendero metafísico
La Metafísica Cuántica, similar a los caminos de ascenso espirituales de diversas tradiciones esotéricas, propone un viaje de lo denso a lo sutil.
Inicialmente, es imperativo discernir el paradigma que nos aprisiona, identificando las programaciones y mandatos sociales que nos definen, tarea que requiere considerable esfuerzo y valentía para desmantelar dichos condicionamientos, en un entorno saturado de informaciones fragmentadas.
La fase subsiguiente implica diseñar una estrategia para recuperar y aumentar nuestra energía vital, sanar y equilibrar nuestros cuerpos sutiles, además de desvincularnos de los dramas de control que han marcado nuestra narrativa personal.
Armonización electromagnética
El propósito aquí es lograr un equilibrio electromagnético, vital para establecer una conexión directa con la Fuente y trascender las limitaciones del tiempo lineal. La influencia de la información externa, especialmente la mediática, moldea nuestra percepción de la realidad de un modo externo hacia el interior.
Ante este panorama de incertidumbre, se emprende un itinerario espiritual marcado por tres virtudes del guerrero espiritual: la valentía, la voluntad y el valor.
El autoconocimiento emerge como la herramienta crucial para discernir y metamorfosear los aspectos que necesitan transformación. El aprendizaje en este tramo a menudo viene de la mano del sufrimiento, dado que el desapego se realiza de manera gradual.
Conexión con la fuente: Preludio a la transformación
El anhelo de establecer un vínculo con la Fuente representa un escalón crítico en el viaje espiritual, aunque frecuentemente malinterpretado por novatos en esta travesía.
El entusiasmo por entrelazarse con las energías sutiles puede eclipsar la comprensión de que este proceso tiene sus raíces en etapas previas, una constante en las tradiciones iniciáticas de culturas ancestrales.
Sin un comienzo auténtico, el ego puede usurpar el liderazgo de nuestros actos, dejándonos carentes de la estructura energética necesaria en nuestros cuerpos sutiles para manejar el intenso flujo energético al que aspiramos conectar.
Las energías sutiles
La Metafísica Cuántica desvela el sendero hacia la conexión con el Plasma, la energía sutil conocida a lo largo de la historia por variados nombres como Kausay, Chi, Ki, Prana, entre otros. Alcanzar la habilidad de transmitir los deseos de uno a esta corriente energética marca el inicio de la creación de una realidad propia.
Ahora bien, es imperativo primero liberarse de preconceptos y condicionamientos pasados para establecer contacto con un flujo temporal distinto, el Tiempo Circular, saliendo del 3D para abrazar el 5D y acceder a un Presente Extendido.
Inicialmente, esta experiencia puede ser esporádica, pero con el tiempo se vuelve más constante y natural, permitiendo la transmisión de esta información a la conciencia universal, La Fuente.
Los pilares y vehículos de la creación cuántica
La Metafísica Cuántica instruye sobre el uso de cuatro pilares y tres vehículos energéticos esenciales para operar en el dominio cuántico. A través de ellos, el Verbo creador adquiere una influencia directa en la realidad que uno moldea.
Este aprendizaje se fundamenta en la metodología de prueba y error, a través de la cual se aprende a manifestar lo inexistente en nuestro universo. Este camino hacia la maestría en este plano abre la puerta a la integración de conocimientos aún no completamente asimilados.
El ascenso espiritual no concluye aquí.
Alcanzar una influencia sobre la materia conlleva una conciencia y responsabilidad que las jerarquías superiores pondrán a prueba. Quienes demuestren un uso sabio y altruista de su maestría pueden avanzar al siguiente nivel de co-creación, participando activamente en el Plan Cósmico.
Este rol no confiere privilegios, sino que ofrece la oportunidad de asistir a otros seres en su evolución en el plano físico, en el cual continuaremos nuestra existencia, transformados por el camino recorrido.
El desafío del salto cuántico: Hacia una nueva octava de conciencia
Nos brinda la posibilidad de continuar nuestra evolución, impulsándonos hacia un Salto Cuántico a una octava superior, donde nos aguarda un estado de conciencia diverso.
Este escalón se distingue por el aprendizaje a través del Propósito, una etapa en la que se desbloquea un contacto más profundo con la Fuente de Sabiduría universal.
Este acceso nos permite entrar en una vasta biblioteca de experiencias acumuladas a lo largo de distintas eras, a nuestra disposición cuando la necesidad surja. Sin embargo, este recurso debe ser manejado con una profunda responsabilidad y la conciencia de un co-Creador, emulando la prudencia con que las culturas iniciáticas ancestrales lo hicieron.
Invitación a iniciar el camino
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