Reflexionando sobre esta pasada Luna Llena en Piscis que como casi todas las lunaciones nos sorprenden, muchas veces por su intensidad inesperada y muchas otras, por que casi ni lo notamos.
Hablemos de Amor… Experiencia Mercurio-Venus en Libra
Ésta será difícil que la olvide pues lo que marcó el principio de ella fue la muerte de un queridísimo amigo del alma y también de dos conocidos. Decir adiós a un amigo, sobretodo cuando se marcha de este mundo demasiado joven es una de las experiencias más difíciles de la vida.
Pero por supuesto que nos recuerda que cada uno deja la vida encarnada cuando su alma ha cumplido con su propósito de esta existencia física y eso es algo que nadie puede cambiar. La decisión tomada por las tres Moiras sobre la duración de nuestra encarnación es intransigente. No abierta a negociación.
Los que nos quedamos, sólo podemos reflexionar en las lecciones aprendidas con ese alma que marcha, los momentos mágicos y los duros también. El Amor nunca muere, se queda con nosotros para siempre. Al mismo tiempo ocurría otra cosa que aunque me sorprendió menos, no deja de ser sorprendente.
Qué pasa con la Luna Llena del 13 y 14 de septiembre
De repente, muchas de mis magníficas clientas me llaman para ver qué pasa con esta Luna Llena, que se la están pasando tan fatal. Han habido muchas enfermedades, espaldas contracturadas, digestiones alteradas, mal estar físico en general, en muchas ocasiones, bastante serios.
La parte sorprendente es que las que me han llamado (más de 6 en dos días) son nacidas en los años 82-88 y por supuesto que siendo una luna Llena en Piscis, todas ellas con mucha angularidad mutable, es decir, Ascendente Piscis, Géminis, Sagitario y Virgo.
La razón por la cual las agrupo, es por que el tema parecía coincidir: relaciones que se terminan y un sabor de frustración acompañaba a cada una de ellas.
De repente recuerdo…
Justo para la Luna Llena en Piscis, Mercurio y Venus entraban en Libra, signo que se correlaciona con las relaciones personales y la casa 7 de la carta astral. Éste es sin duda un buen momento para hablar (Mercurio) de nuestras relaciones (Venus y Libra).
Uno de los puntos más fundamentales que emergen al final de una relación, corta o larga, da igual, es reconocer todo lo que hemos aprendido o por lo menos confrontado de nosotras mismas con la otra persona.
Culpas, reproches, frustraciones
Estos son momentos para dejar de lado las culpas o el culpar, los reproches, las frustraciones y realmente concentrarse en comprender el “para qué” nos encontramos con esa persona y sino podemos contestar esa pregunta, por lo menos reconocer que el sabor que nos queda no es desconocido, que nos hemos sentido así anteriormente.
Si nos ha pasado lo mismo más de una vez, es interesante reconocer que el único denominador común en nuestras relaciones somos nosotros/as. Esto nos lleva a auto-investigarnos y comenzar a reconocer nuestros patrones emocionales.
Como los enamoramientos son básicamente inconscientes, es decir que “nos pasa”, no lo decidimos o planeamos, entonces es bueno asumir que siempre van cargados de un montón de material inconscientes por ambas partes.
Uno de los temas característicos puede ser que una vez que el enamoramiento merma y comienza la verdadera oportunidad de realmente “amar” con los ojos abiertos y conscientemente, salimos corriendo.
Por tanto cabe la posibilidad que aunque creamos que desesperadamente queremos una relación estable, no estamos dispuestos a trabajarlas, queremos seguir en modo “enamoramiento” y eso no es posible.
Adán y Eva
“El Amor tiene su oportunidad cuando el enamoramiento se termina” decía Scott Peck y así es, seguir viviendo en el “Edén” no es posible. ¿Recuerdan?.
De allí nos echaron cuando Eva le ofreció la manzana a Adan. Esta fruta del deseo, en realidad significa que Eva comenzó a cuestionar, no sólo a Adán sino también el Edén.
Cuando comenzamos a hacernos y a hacer al otro/a preguntas, nos echan del Paraíso. Esta es la historia de Eros y Psyche otra vez. Es Psyche la que va con la lámpara e ilumina a Eros, que es como decir: “A ver… ¿quién eres realmente? ¿con quién me acuesto cada noche?”
Si no estamos dispuestos a que nos descubran “realmente” entonces se acaba la historia. La incomodidad se filtra en las relaciones, el hombre a menudo se siente amenazado y la mujer frustrada. Pero ¿cómo podríamos continuar sin ni siquiera saber con quién estamos?
Al enamoramiento le viene bien no saber
Pero para que se pase de este estado a “la pareja” es imprescindible saber con quien realmente estamos. También es importante quién seremos nosotros/as con el otro. ¿Qué parte de nosotras/os el otro refleja? Cuando una pareja decide dejarlo, un trozo de cada uno se queda con el otro/a.
¿Cuál es esa parte de nuestra alma que dejamos atrás? Si no lo recuperamos nos sentiremos a pata coja, hasta que lo hagamos. Es en estos momentos que debemos invocar a Vesta y retirarnos a “regenerarnos” para poder sentirnos enteros una vez más.
Hablemos de Amor con nuestras amigas, con nuestro terapeuta, con nuestra astróloga/o, con nosotros mismos y por sobre todo no nos propongamos olvidar sin primero sacarle el máximo jugo posible a esa relación que parece que termina. No concluye hasta que comprendamos la razón por la que existió.
Relacionado