Algunas veces oímos hablar en el ámbito carismático del “árbol genealógico”. ¿Qué hay de cierto? (pregunta al exorcista italiano Gabriele Amorth). Este es un tema controvertido.
¿Los pecados de nuestros antepasados influyen en nuestras vidas?
Hay quien sostiene que las consecuencias de las culpas morales graves que cometieron nuestros propios antepasados –como por ejemplo homicidios, abortos, suicidios, prácticas mágicas, etc.-, se propagan a las generaciones sucesivas.
Atención, no la culpa moral, que es siempre y solamente personal, sino sus consecuencias, como por ejemplo la tendencia innata a repetir los mismos actos pecaminosos de los antepasados.
Inclinación espiritual
Una especie de “inclinación” espiritual, que llegaría a los hijos, nietos, bisnietos y así descendería en el árbol genealógico como se transmiten los caracteres hereditarios fijos en la transmisión de la vida, así sería para los espirituales.
Para librarse de esta tendencia, cada descendiente debería renunciar a ellos con un estilo de vida cristiano.
A través de un camino de purificación, se alcanzaría – una vez identificada la tendencia pecaminosa, que puede estar al borde de la compulsión – enmendarse de ella. Esto sería de cualquier manera la transmisión del carácter “enfermo” a los descendientes.
La tesis es difundida por nosotros con el libro del psiquiatra inglés Kenneth McAll Hasta las raíces, que sustenta –citando casos conocidos por él– que la causa de los males puede depender de cuestiones de generación.
Se habla también de misas de curación del árbol genealógico
Efectivamente. Se celebran misas para interceder por los difuntos que, por causa de sus pecados, aún no gozan de la luz de Dios y están en el purgatorio.
El libro de McAll cita episodios en los cuales, tras esta misa carismática, han desaparecido los efectos negativos sobre los vivos como consecuencia de la liberación de aquellas almas del purgatorio.
Sea lo sea, siempre es oportuno celebrar misas por nuestros queridos difuntos, también por aquellos que nunca conocimos y que, tal vez, vivieron siglos atrás.
¿Qué piensan los exorcistas –y usted– sobre el tema del árbol genealógico?
No existe una posición uniforme. Cada uno ha desarrollado una posición personal en base a la experiencia que ha madurado. Yo tuve algunos casos en los que la persona que sufría posesión diabólica tenía ascendentes que practicaban la magia y la brujería.
Todavía no me parece que estos episodios puedan representar una razón suficiente de demostración de la tesis. Son necesarias nuevas perspectivas teológicas. Más aún, también mi maestro, el padre Candido Amantini, tenía dudas sobre si los malos espíritus se difunden por vía de las generaciones.
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