¿Te consideras una persona buena? ¡Por supuesto! La gran mayoría responderá que sí a esta pregunta. Aún no he conocido a nadie que haya confesado, «Soy una mala persona». Muchos alegan: «Yo si soy bueno porque no le hago mal a nadie», otros dicen: «Yo nunca he robado ni digo mentiras».
Lo que define tu bondad son tus acciones
¡Pero, un momento! Para ser una persona buena no sólo tienes que evitar hacer cosas malas, ¡también tienes que hacer cosas buenas! Lo que define tu bondad son tus acciones. He aquí los tres principales comportamientos que debes tener para ser alguien de buen corazón:
Sé humilde
Nunca creas que eres mejor que nadie, ¡pues no lo eres! Los humildes están de acuerdo en que todos los seres humanos somos iguales y reconocen que fueron creados por un ser superior a ellos. El humilde a pesar de sus logros, no los pregona y su sencillez lo identifica.
Sé generoso
La generosidad no depende de cuánto des. Es decir, generoso no es el que tiene mucho y es espléndido, sino el que tiene poco y da mucho. Además, quien es generoso da sin esperar nada a cambio.
Sé compasivo
Compasión es mucho más que darle un dólar a un limosnero, más bien es ponerte en los zapatos de él y sentir su sufrimiento. La personas buenas se identifican con el dolor de los demás, ya sea un perrito herido, un niño con una enfermedad terminal o alguien que ha perdido su trabajo, y hacen lo posible para ayudarlos.
¿Te falta desarrollar alguna de estas cualidades?
Si careces de una de ellas, de seguro estás practicando lo contrario. Lo opuesto a la humildad es la prepotencia. Lo contrario a la generosidad es el egoísmo y el enemigo número uno de la compasión es la indiferencia. Trabaja en aquella cualidad que flaquees.
Diariamente haz por lo menos una acción que demuestre tu humildad, generosidad o compasión. Lo maravilloso de ser bueno es que tus acciones bondadosas son recompensadas. Como dice el proverbio chino: «siempre queda un poco de fragancia en la mano del que ofrece flores».
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María Marín