Vivimos en tiempos en donde el dinero importa, queramos o no. Con el dinero podemos hacer y obtener muchas cosas y por tal razón hay personas que tienen como meta ser ricos. Sin embargo, el dinero también puede representar la caída de alguien.
Prácticas que los ricos NO hacen
Se puede ser millonario, pero la buena o mala administración de esas riquezas son lo que determina el futuro de la persona. Esto lo supo muy bien alguien que no solo fue el hombre más rico de la historia, sino que también fue el más sabio: Salomón.
Antes ni después de él ha habido una persona que tenga sus riquezas ni su sabiduría; por lo tanto, es el que tiene mayor autoridad para hablar con respecto a este tema. En el libro de los Proverbios, el cual escribió, Salomón nos enseña a:
No gastar el dinero sin medida
“El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece.” Proverbios 13:11 (NVI)
Es tentador comenzar a gastar el dinero una vez que se obtiene. No obstante, Salomón reconoció la importancia del ahorro. Para él no solo era importante de qué manera obtenía sus riquezas, sino también cómo lo gastaba.
La buena administración de sus bienes hizo que sus riquezas crecieran aún más. Esto no quiere decir que, con el fin de ahorrar, debemos llegar al extremo de ser tacaños, sino que debemos aprender a ponernos un freno cuando queremos gastarlo todo.
No ser perezosos
“Las manos ociosas conducen a la pobreza; las manos hábiles atraen riquezas.” Proverbios 10:4 (NVI)
Muchas personas sueñan con tener dinero, pero no quieren trabajar. Salomón, pese a tenerlo todo, se dedicó a trabajar por el bien de su pueblo y ejerció bien su cargo de rey. Desde aquella época se reconocía el valor del trabajo y que no se puede ser rico por hacer nada.
Es por ello que Salomón alababa la dedicación y esfuerzo de las hormigas y las utilizaba como ejemplo para animar a otros (Proverbios 6:6-8).
No rechazar la educación
“De qué le sirve al tonto el dinero, si no tiene entendimiento; ¡la sabiduría no se compra!” Proverbios 17:16 (TLA)
Siendo sabio como era, Salomón admitió que la riqueza no puede comprar sabiduría. En estos tiempos, esto puede inspirarnos a no conformarnos con el conocimiento que tenemos.
Las personas que se especializan en algo y procuran ser los mejores en esa área son los que tienen más oportunidades de empleo, y por consecuencia, de ganar más dinero. Es importante recordar que la búsqueda de conocimiento no solo se refiere al área intelectual, sino también en la espiritual. Te interesa: La felicidad… ¿dónde está?
No confiar en las riquezas
“Quien confía en sus riquezas, se encamina al fracaso; pero quien es honrado camina seguro al triunfo.” Proverbios 11:28 (TLA)
Hubo una persona rica en la Biblia que lo perdió todo, absolutamente todo, casi de la noche a la mañana: Job. Ese no es el único caso, pues a lo largo de la historia varios millonarios se han vuelto indigentes de pronto. Sus historias nos demuestran que confiar en las riquezas es la peor decisión que se puede tomar. El dinero puede comprar muchas cosas, pero no puede asegurarnos la vida. El único que puede guardar nuestra vida y en quien podemos estar totalmente confiados es en Dios.
No poner al dinero antes que a Dios
“Obedece a Dios y vivirás; así dormirás tranquilo y no tendrás ningún temor.” Proverbios 19:23 (TLA)
Dios no está en contra de las riquezas, pero sí en contra del amor a ellas. Cuando le damos el primer lugar en nuestras vidas, él suplirá nuestras necesidades y nos dará aun más de lo que pedimos.
En cambio, si ponemos nuestra fe en el dinero, como no es algo eterno, pronto estaremos en la ruina económica, la cual podría acarrear también la destrucción en otras áreas de nuestras vidas. Para no cometer este grave error, lo mejor es hacer que Dios sea el que gobierne nuestras vidas y no el dinero.