Un misionero oriundo de España, mientras exploraba una isla, tuvo un encuentro con tres sacerdotes de origen azteca. Intrigado, el misionero preguntó: «¿Cómo oran ustedes?» Uno de los aztecas respondió: «Poseemos una sola oración. Declaramos: ¡Oh Dios, Tú eres trino, así como nosotros somos tres. Ten misericordia de nosotros!» El misionero, impresionado, replicó: «Es una bella plegaria, pero permítanme enseñarles una que, en mi fe, tiene mayor resonancia».
Las Lenguas en las que Dios Escucha
Así, el sacerdote les compartió una oración de la tradición católica y prosiguió con su misión evangelizadora.
Años después, mientras viajaba de regreso a su natal España, el misionero atravesó nuevamente las cercanías de dicha isla. Para su sorpresa, vio a los tres sacerdotes en la orilla, quienes al notar su presencia, empezaron a caminar sobre el agua acercándose a él.
Uno exclamó: «¡Padre, por favor, recuérdanos esa oración que nos enseñaste, la hemos olvidado!» Al presenciar el milagro, el misionero humildemente replicó: «Veo que no es necesario. Pido perdón por no haber comprendido antes que Dios escucha en todos los idiomas».
A continuación, se presentan diversas oraciones de diferentes tradiciones:
Dhammapada (atribuido a Buda)
En lugar de mil palabras vacías, desearía una que trajera serenidad.
En lugar de mil versos sin sustancia, ansío uno que revele belleza.
En lugar de mil melodías olvidables, anhelo una que disemine felicidad.
Mevlana Jalaluddin Rumi, siglo XIII
Más allá del acierto y el error, hay un espacio vasto e inexplorado. Nos encontraremos allí.
Profeta Mahoma, siglo VII
¡Oh Alá! Te imploro, pues posees el conocimiento absoluto. Si mis acciones actuales son benéficas para mi fe, para mi existencia presente y futura, facilita mi camino y bendice mis acciones. Si lo que emprendo es perjudicial, guíame lejos de ello.
Jesús de Nazaret, San Mateo 7;7-8
Solicita y te será otorgado.
Busca con determinación y encontrarás.
Llama con sinceridad y se te abrirán puertas.
Porque todo aquel que sinceramente solicita, recibe; quien busca con corazón, encuentra; y al que llama con fe, se le acoge.
Plegaria Judía para la Paz
Ascendamos a la montaña del Creador, y caminemos junto a Él. Transformemos nuestras armas en herramientas de labranza y nuestra hostilidad en amor. Que ningún pueblo alce su arma contra otro y que el arte de la guerra sea olvidado. Que la paz y la hermandad reinen entre vecinos, así como lo ha decretado el Divino.
Lao Tse, China – siglo VI a. de C.
Para que exista paz en el mundo, las naciones deben convivir armoniosamente.
Para que las naciones estén en paz, las ciudades deben respetarse mutuamente.
Para que las ciudades coexistan en paz, los vecinos deben mostrarse comprensión.
Para que los vecinos convivan en armonía, las familias deben unirse en amor.
Para que en el hogar reine la paz, cada individuo debe encontrarla en su propio corazón.