Cualquier persona que ha pasado por una crisis sabe lo que se siente vivir en CAOS. Conoce el estrés que crea la confusión y por supuesto ha sentido el dolor que produce la perdida y la inestabilidad que esta situación genera.
Las crisis complican todo
Cuando las situaciones se convierten en un reverendo Caos, uno se siente perdido sin salida, con problemas hasta el tope y no se puede ver la posibilidad para encontrar una solución.
Las personas que se encuentran en esta situación llegan a confundir hasta sus propios valores y principios.
Sienten angustia y miedo a perder todo, desde lo material que pueden poseer, como lo más íntimo y personal que el nivel emocional tiene. Las crisis generan sentimientos de pérdida, duelo y desesperación.
Cuando hay crisis
Uno se siente como si estuviese perdido, sin tener la posibilidad de ver una salida, se pierde la claridad, la objetividad y el ánimo. El encuentro personal con el caos y la crisis crea un desánimo y pérdida de esperanza y de fe. Lo que fomenta una sensación de vacío, de soledad y miedo.
Antes de seguir hablando de las características de la crisis y el caos, es muy importante reconocer que:
¡Estas situaciones, en su mayoría no surgen solas¡
Cuando surge una crisis o se genera el caos
Es posiblemente porque se ignoraron los detalles casi insignificantes que iniciaron el problema, o simplemente no se tomó las decisiones necesarias ya sea por negligencia o por no querer enfrentas una situación que se podría agraviar más.
Son contadas las situaciones en que surge un caos de improvisto, ya que hasta estos se pueden muchas veces prevenir. El guerrero herido que acepta la crisis y reconoce su dolor y su pérdida, el que logra conquistar su miedo al cambio y encuentra un nuevo camino en su jornada por su vida.
Aclarado el punto anterior, hay que reconocer que tanto el caos, como las crisis, también dan cabida algo bueno. Estas abren la puerta para ver nuevas oportunidades, facilitan la creación al cambio y la superación.
La grandeza nunca surge de la tranquilidad, ni de la zona de confort. El aprecio a lo novedoso y a correr riesgos que de otra manera, ni siquiera considerarían, solo cuando uno se siente amenazado encuentra valor para cambiar.
El caos invita a la reflexión
La revaloración y la adaptación de nuevas condiciones para vivir. El pelear contra el dolor propio o el desconfianza que crea no contar con las herramientas necesarias para luchar contra la inestabilidad, son justo los ingredientes primordiales para reinventarse, renovarse y para forjar un nuevo ser.
No quiero decir que el caos y las crisis son un estado óptimo, tampoco son saludable para el alma, después de todo, ¿quién puede recomendar el dolor y pérdida como algo bueno?.
Pero, estos, al igual que todo lo que sucede en la vida, son condiciones inevitables, lo único que estoy surgiendo es que cuando uno se encuentre con estas situaciones temidas e indeseables, no hay que espantarse.
Tampoco hay que evitarlos y mucho menos negarlos. La crisis y el caos, son las semillas del cambio, que cultivan el éxito, la superación y el bienestar.
Encontrar lo bueno dentro de lo caótico
- Aprovechar el beneficio y el aprendizaje de las lecciones dolorosas e inevitables, es quizá la bendición escondida que regala el dolor y el sufrimiento.
- Aceptar el caos, permitir que el malestar penetre al corazón y sentir la fragilidad personal, paradójicamente son los ingredientes que nutren el valor y la fe, para poder encontrar la salida a los problemas.
Se tiene que tener permiso a sentir caos y aceptar las crisis. La fragilidad de las personas las convierte en seres humildes, honestos y con mayor sensibilidad para poder entender tanto lo que les sucede como los que sucede alrededor.
Es importante ser suave como una rama y fuerte como un tronco. Cuando uno tiene la virtud de dejar pasar las cosas, permite que la tormenta no lo rompa, pero es suficientemente fuerte para tampoco perderse en la crisis que se crea.
Una persona sabia aprovecha la oportunidad que la crisis aporta para producir un cambio radical. El momento único que la crisis ofrece, cultiva y favorece la aceptación al cambio que solamente sucede cuando uno siente que esta por perder todo lo que tiene, conoce o quiere.
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Becky Krinsky para diariojudio.com