La reencarnación, considerada como el fenómeno mediante el cual un ser humano renace, con su alma, espíritu o conciencia experimentando un nuevo ciclo de vida, fue objeto de estudio científico por parte del Dr. Ian Stevenson.
Dr. Ian Stevenson: Pionero en la investigación científica de la reencarnación
Desde la metodología rigurosa hasta los sorprendentes hallazgos sobre vidas pasadas
Este destacado investigador, nacido en Montreal, Canadá, el 31 de octubre de 1918 y falleció a los 88 años el 8 de febrero de 2007, compiló una impresionante colección de datos científicos que ofrecieron evidencia de que la reencarnación no es solo un concepto místico, sino una realidad tangible.
Desde 1958, el Dr. Stevenson fue una figura prominente en la investigación de la reencarnación. Su viaje en este campo comenzó con un reconocimiento significativo cuando obtuvo el premio de la Sociedad Americana para Investigaciones Psíquicas por su ensayo «The Evidence for Survival from Claimed Memories of Former Incarnations«, un trabajo que exploró la relación entre fenómenos paranormales y la vida después de la muerte.
El Dr. Stevenson dedicó su existencia a la meticulosa recolección y análisis de casos sorprendentes de niños que, con asombrosa precisión, relataban detalles de vidas que afirmaban haber vivido. Estos niños no solo identificaban hogares y vecindarios previos sino también a amigos y familiares aún vivos, recordando eventos específicos, incluyendo frecuentes muertes violentas, y presentando marcas de nacimiento que, curiosamente, coincidían con las heridas fatales de sus supuestas vidas pasadas.
En 1966, el Dr. Stevenson publicó «Twenty Cases Suggestive of Reincarnation«, un estudio que abarcaba casos de diferentes partes del mundo, incluyendo Sri Lanka, India, Brasil, Líbano, y más. Este trabajo fue seguido por investigaciones adicionales en países como Turquía, Tailandia, Birmania, Nigeria y Alaska.
Gracias al apoyo financiero de Chester Carlson y la creación de la División de Estudios de la Personalidad en la Universidad de Virginia, el Dr. Stevenson y su equipo pudieron ampliar sus investigaciones a nivel mundial. Lo más destacable de su trabajo fue el reconocimiento de la comunidad científica hacia su metodología impecable y objetividad, incluso entre aquellos escépticos acerca del tema de la reencarnación.
Memorias de vidas pasadas en niños
La personalidad humana a través del prisma de la reencarnación: Estudios y descubrimientos clave
El Dr. Ian Stevenson, en su profunda exploración sobre las memorias de niños pequeños acerca de sus supuestas vidas pasadas, encontró que la reencarnación podría ser una explicación viable para ciertos aspectos de la personalidad humana que otras teorías no logran aclarar. Señaló que, aunque un niño puede no tener recuerdos conscientes de una vida anterior, sus intereses, habilidades y fobias, reflejados en su comportamiento, podrían estar influenciados por experiencias olvidadas, no relacionadas con su entorno actual.
A finales de los años sesenta, después de un viaje revelador a la India, Stevenson decidió centrarse exclusivamente en estudiar a niños, descartando los casos de adultos debido a la dificultad de verificar la autenticidad de sus memorias, influenciadas por factores subconscientes.
Encontró que los niños eran demasiado jóvenes para haber aprendido la vasta información que afirmaban recordar, especialmente cuando se trataba de describir a personas fallecidas en lugares remotos. Esto era particularmente evidente en casos donde los detalles descritos por los niños eran de personas fallecidas en aldeas distantes, a menudo sin ninguna conexión previa entre ellas.
En una entrevista con Omni Magazine en 1988, se destacaron resultados clave de las investigaciones del Dr. Stevenson:
- De más de 3,000 casos estudiados globalmente, 1,100 fueron ingresados en una base de datos y analizados con más de 200 variables.
- Los niños suelen empezar a recordar vidas pasadas entre los 2 y 4 años, con un promedio de 35 meses.
- Generalmente dejan de hablar sobre estas memorias alrededor de los 6 o 7 años, con un promedio de 72 meses.
- La mayoría continúa con sus vidas normales, e incluso niegan recordar vidas pasadas cuando se les pregunta directamente.
- Un 75% de los niños recordaba cómo murieron, y de estos, el 70% describía muertes no naturales, como ahogamientos, asesinatos, suicidios o accidentes.
- Solo el 57% de los casos con muerte natural podía recordar detalles específicos de su fallecimiento.
Adicionalmente, se encontró una correlación entre las causas de muerte en la vida anterior y las fobias en la vida actual.
Por ejemplo, de 47 niños que describieron ahogarse en una vida pasada, 30 (64%) mostraban una fobia al agua. Por otro lado se documentaron casos donde las marcas de nacimiento coincidían con heridas mortales de una personalidad previa, con un tercio de los casos en la India incluyendo tales marcas, y el 18% respaldado por registros médicos. El período medio entre la muerte de la personalidad previa y el nacimiento del niño era de aproximadamente 15 a 16 meses.
Más allá de la muerte: Estudiando el intervalo entre encarnaciones
Recuerdos del más allá y su impacto en la identidad actual
Un aspecto fascinante de las investigaciones del Dr. Ian Stevenson sobre la reencarnación es el estudio de las memorias relacionadas con el lapso entre encarnaciones. Entre los 1,100 casos analizados, 69 individuos recordaban detalles del funeral o el manejo de los restos de su personalidad anterior, con 25 de estos casos verificados por su exactitud.
Se registraron 112 casos en los que los sujetos recordaban haber estado en otro plano de existencia, algunos incluso mencionando encuentros con «Dios» o un ser querido ya fallecido; 45 casos incluían recuerdos de la concepción o del proceso de reencarnación.
Los niños suelen compartir sus memorias de vidas pasadas de manera casual y espontánea, a menudo durante momentos relajados como el baño, dibujando, en viajes o al observar algo que desencadena un recuerdo específico.
En cuanto al género, de 34 casos donde el género en la vida actual era opuesto al de la vida pasada, el 62% (21 casos) mostró comportamientos típicos del sexo opuesto. Con el tiempo, muchos de estos individuos se adaptaron a la identidad de género de su vida actual. Stevenson sugirió que esta observación podría proporcionar pistas sobre el origen de la homosexualidad o la confusión de género, un tema aún no explicado por la ciencia moderna.
Del mismo modo, se observaron comportamientos inusuales en algunos niños, como preferencias por ciertos alimentos o el alcohol, alineados con su supuesta vida pasada. De los 1,100 casos, 34 mostraron una afinidad inusual hacia el alcohol o el tabaco, coherente con su vida anterior.
Los estudios igualmente revelaron casos de niños con juegos atípicos, similares al «juego post-traumático» observado en niños que han experimentado eventos traumáticos. De una muestra de 278 niños que afirmaban recordar vidas pasadas, 66 mostraron estilos de juego inusuales para sus familias, sin influencias aparentes que explicaran dicho comportamiento.
En 22 casos, los comentarios de los niños coincidían con eventos de la vida de la personalidad anterior, y la naturaleza del juego a menudo reflejaba aspectos de esa vida, como su profesión, pasatiempos o manera de morir.
El trabajo de Stevenson planteó una perspectiva innovadora sobre la reencarnación, sugiriendo que podría ser un fenómeno natural sujeto a investigación científica, más allá de ser un mero tema de creencias o opiniones. Si sus hallazgos fueron certeros, indicaron que la reencarnación ocurre independientemente de nuestras creencias personales, abriendo un campo prometedor para futuras investigaciones científicas que busquen armonizar la espiritualidad con la razón en la comprensión integral del ser humano.