«He aquí que existe una transgresión cuyo castigo es que el hombre siempre sea un deudor. Incluso todo subterfugio posible y acciones que realice no le ayudarán…»
El hombre que debe dinero tiene una prueba de fe
Él puede acusarse a sí mismo o a otros, o a distintos factores como la suerte etc., que son según su opinión las causas de sus deudas; o puede vivir según las reglas de la fe – así lo quiere el Creador, todo es para bien, y no existen sufrimientos sin pecados.
Es decir el atribuye sus deudas económicas a sus pecados, y sabe que el único consejo para salir de ellas es por medio del arrepentimiento, como está escrito (Conversaciones de Rabi Najman ,conversación No. 112)
«He aquí que existe una transgresión cuyo castigo es que el hombre siempre sea un deudor. Incluso todo subterfugio posible y acciones que realice no le ayudarán, seguirá siendo siempre un deudor. Y a veces esa transgresión causa que otros sean también deudores».
Hubo ciertos períodos en los cuales se propagaron deudores en el mundo, y a esto se debe que esta transgresión se intensificó en él. El consejo contra esto es retornar al Creador, suplicarle que nos salve de esa transgresión, y arrepentirse de ella.
Y el momento adecuado para arrepentirse es cuando el hombre está «alto de espíritu», entonces es bueno arrepentirse y pedirle al Creador; porque el estado de «bajo de espíritu» es el que corresponde a un deudor. Dijeron los Sabios, de bendita memoria (Tratado Kidushin, 49b):
«Diez porciones de sueño descendieron al mundo, nueve tomaron los esclavos», el sueño corresponde al estado de «bajo de espíritu»; los esclavos están representados en el versículo «el deudor es el esclavo del prestamista» (Proverbios 2:7).
Y por esto cuando el hombre está en estado de «alto de espíritu», ese es el momento para arrepentirse y anular el castigo del deudor, que es la representación del estado «bajo de espíritu».
Encontramos que el hombre que tiene deudas económicas, debe esforzarse con todas sus fuerzas en estar alegre. Entonces, cuando su mente está liberada y en estado de «alto de espíritu», se arrepentirá de la transgresión por la que fue castigado a ser un deudor.
También debe examinar todas sus acciones y buscar otras causas por las que le llega la falta de sustento, y también se arrepentirá por ellas.
Negocios
La vida de un hombre de negocios que no tiene fe, no es vida. Una vez, un hombre de negocios se presentó al maestro, autor de este libro. El maestro observo que estaba triste por causa de sus problemas financieros y le dijo:
«Todo lo que sufres por tus negocios es debido a que piensas que eres el dueño de tus actividades comerciales. Por eso mismo estás tenso y preocupado como si fuera que todo el peso y la responsabilidad están sobre tus hombros.»
«Y por causa que confías en tu inteligencia, sentidos, y tu conocimiento en los negocios, te desilusionas por cada cosa que no sale como quieres; y te sientes lastimado cuando descubres que las personas en la que confiaste son estafadores y traidores.»
El Creador es el Dueño de tus negocios
Si supieras que el Creador es el Dueño de tus negocios y tu eres sólo Su empleado, hubieras hecho tu trabajo en la mejor forma, como todo trabajador leal y toda la tensión bajaría. Y cuando irías a completar una transacción, te dirigirías al Creador y le dirías:
Creador de mundo, yo deseo conducir Tu negocio en la mejor forma, pero como está escrito:
«El hombre ve el exterior, mientras el Eterno ve el corazón» (Samuel I 16:7), es decir que yo no tengo ninguna posibilidad de saber si el hombre que se encuentra frente a mí es recto o un charlatán, o si esta transacción es ventajosa o no, pero yo confío solo en Ti.
Por eso, si es Tu voluntad que yo realice este negocio – haz Tu que se materialice; y si Tu no quieres que se lleve a cabo por una causa cualquiera – haz Tu que no se realice». Y siguió el maestro diciendo:
«Y así debes hacer antes de cada operación que realices – antes de emplear a un trabajador, o de despedir a otro, aconséjate con tu Dueño – el Creador. Si tienes la voluntad de extender tus negocios o reducirlos – reza, y ciertamente triunfarás; porque «Aquel que confía en el Eterno – le rodea bondad.» »
El hombre que reza con fe
El hombre que reza con fe, puede conducir sus negocios sin «Con mi propia fuerza y el poder de mi mano», fácilmente y sin ninguna tensión nerviosa.
Esto es debido a que en cada cosa se conseja con su Consejero financiero – el Creador – que ciertamente sabe todo, Él es recto y fiel, y es el único en Quien se puede confiar. Por lo tanto, conduce todos sus negocios con seguridad, y no se asusta de nada.
En pocas palabras, existen solo dos posibilidades, o que el hombre ponga al Creador como el Dueño de sus negocios – y entonces tendrá la vida fácil, e incluso podrá realizar grandes transacciones con facilidad, sin ningún miedo; o que siga pensando que es el dueño de sus transacciones – y entonces le esperan presiones, nervios, fracasos, desilusiones y depresiones.
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(Extraído del libro «En el Jardín de la Fe» por R.S. Arush) @ Rabino Shalom Arush