La Ouija es un tablero envuelto en controversia y leyendas, desde sus supuestos orígenes en la antigua Grecia hasta la moda espiritista moderna. A lo largo de la historia, ha sido vista como un puente hacia fuerzas ocultas y objeto de estudios psicológicos que atribuyen su funcionamiento al efecto ideomotor. Continúa siendo foco de debate por los presuntos riesgos y la experiencia colectiva que genera.
Cómo la Ouija se convirtió en el instrumento esotérico más polémico
Existen referencias que la ubican en la Grecia de Pitágoras hacia el siglo VI a. C., donde se dice que él y sus discípulos habrían diseñado un mecanismo rudimentario para “contactar espíritus y fuerzas invisibles”. Por otra parte, investigaciones históricas mencionan la antigua China, alrededor del siglo III a. C., como cuna de artilugios similares que empleaban caracteres y objetos móviles para recibir supuestos mensajes del más allá.
Desde esas hipotéticas raíces, se considera posible que mercaderes asiáticos llevaran una versión primitiva de la Ouija al Imperio romano, donde se generalizaría su uso. En dicho contexto, hay una leyenda que relata cómo el gobernador Valente (364-378) sospechaba de un complot en su contra y utilizó un plato con letras en los bordes y un anillo colgante para identificar al posible traidor.
La sesión fue interrumpida justo cuando el anillo marcó “t”, “h”, “e”, “o” y “d”, provocando la ejecución de todos los involucrados que respondieran al patronímico “Theodoros” o afines. Esta trágica historia habría alimentado la reputación siniestra del tablero.
Posteriormente, la Ouija reaparece vinculada al espiritismo decimonónico. En 1890, Elijah J. Bond patentó un tablero parlante que pretendía facilitar la comunicación con fuerzas inmateriales. Charles W. Kennard fundó entonces la “Kennard Novelty Company” para producir y comercializar lo que se popularizó bajo el nombre de Ouija.
Según Kennard, la palabra provendría de un vocablo egipcio que significaba “suerte”. Sin embargo, otra conjetura ubica su raíz en la contracción de “Oui” y “Ja”, que en francés y alemán significan “sí”. Con el paso de las décadas, la fascinación por el instrumento alcanzó su clímax durante la Primera Guerra Mundial, cuando familias en duelo buscaban comunicarse con soldados caídos en los frentes de batalla.
El auge de la Ouija y la conexión con el espiritismo
A finales del siglo XIX e inicios del XX, el espiritismo atravesó una fase de notoriedad, en buena medida apoyada por personas que, preocupados por la vida después de la muerte, organizaron sesiones y demostraciones públicas.
La Ouija se consagró como el objeto más representativo de esta corriente, no solo por su facilidad de uso, sino por la inmediatez con la que parecía ofrecer respuestas. Familias dolidas por la pérdida de seres queridos o curiosos de las artes ocultas se reunían alrededor de una mesa, encendían velas e iniciaban preguntas dirigidas a cualquier presencia que estuviera disponible para hablar.
En el tablero se observan las letras del alfabeto, números del 0 al 9 y palabras como “Sí”, “No” y “Adiós”. Como señalador, se utiliza una pequeña pieza —ya sea una tablilla con punta o un vaso de cristal— donde las personas posan uno o dos dedos para permitir que, supuestamente, una entidad espiritual mueva la pieza y deletree mensajes relevantes. Con el tiempo, surgieron relatos de posesiones, cambios bruscos de temperatura y fenómenos poltergeist asociados a la Ouija.
Estos testimonios, aunque variados, han contribuido a la imagen atemorizante que muchos asocian al tablero.
Sesiones: rituales, creencias y protocolos
Según los más versados en la materia, es necesario crear un ambiente libre de energías negativas antes de iniciar la sesión. Algunos optan por quemar incienso y plantas aromáticas, mientras que otros rezan oraciones o invocan a protectores espirituales. Igualmente, se acostumbra ubicar velas alrededor de la superficie para trazar un círculo que, se supone, protege a los participantes de influencias malévolas.
Las preguntas comienzan con un “¿Hay alguien ahí?”, y si el señalador se mueve para indicar “Sí”, se procede con las inquietudes de cada persona presente.
Aquí surge la controversial recomendación de pedir permiso para finalizar la comunicación, ya que muchos creen que una sesión mal cerrada deja la puerta abierta a entidades con intenciones hostiles. Quienes respaldan esta teoría suelen atribuir accidentes, rasguños inexplicables o sensaciones de pesadez espiritual a la negligencia al acabar la sesión. A pesar de estas advertencias, la curiosidad de los usuarios no siempre respeta tales reglas, lo que alimenta las leyendas de posesiones o espíritus siniestros.
Fenómenos atribuidos: ¿realidad paranormal o sugestión colectiva?
Gran parte de la reputación aterradora de la Ouija se sustenta en los llamados fenómenos paranormales que se manifiestan cuando se activa el tablero.
Dentro de los más mencionados están las posesiones, la modificación abrupta de la temperatura, el desplazamiento de objetos sin intervención aparente y, por supuesto, el enigmático movimiento autónomo del señalador. Aunque diversos testigos afirman que experimentaron sucesos difíciles de explicar, la ciencia ha intentado ofrecer una interpretación que se aleje de lo sobrenatural.
Posibles posesiones y acoso espiritual
Algunos practicantes defienden la idea de que entes malignos —o incluso demonios— pueden “aprovechar el portal abierto” para apoderarse de un individuo.
Sin embargo, expertos en salud mental sugieren que muchos episodios interpretados como posesiones podrían corresponder a crisis psicóticas o a estados de trance inducidos por la sugestión. En ese sentido, los temores y la anticipación de un resultado funesto actúan como catalizadores de respuestas extremas, en ocasiones confundidas con manifestaciones sobrenaturales.
Movimiento de la copa
El llamado efecto ideomotor explica, desde la psicología, que los participantes mueven la copa o el vaso de manera inconsciente.
De acuerdo con esta teoría, el cerebro de los jugadores envía impulsos musculares tan sutiles que las personas creen que el movimiento proviene de una fuerza externa. Estudios divulgados por la American Psychological Association señalan que el “efecto ideomotor” es un fenómeno comprobado que también se ha observado en el uso de varillas de zahorí o péndulos de adivinación.
Descenso de la temperatura
Existe la creencia de que la presencia de un espíritu enfría la atmósfera, generando corrientes gélidas en la habitación.
Por un lado, médiums o chamanes afirman que se trata de un síntoma indiscutible de la comunicación con almas desencarnadas. Por otro lado, varios psicólogos plantean que podría deberse a la sugestionabilidad del individuo o a cambios de ventilación en espacios cerrados, especialmente cuando hay nervios o temor colectivo.
Objetos que se mueven solos
Este fenómeno, asociado al poltergeist, forma parte del folclor paranormal.
Aunque existen videos en internet donde supuestamente se observan libros cayendo o puertas que se cierran misteriosamente, un análisis meticuloso ha demostrado que, en la mayoría de los casos, se trata de fraudes o simple casualidad. Aun así, las historias persisten y han alimentado la fama de la Ouija como puente hacia realidades perturbadoras.
Evidencias y controversias
La escasez de investigaciones formales sobre la Ouija ha hecho que gran parte de la información disponible provenga de anécdotas, documentales o experiencias personales. De vez en cuando, universidades o institutos independientes han llevado a cabo estudios para determinar si existe algún componente extrasensorial detrás del juego.
Hasta hoy, ninguna prueba concluyente ha corroborado la intervención de fuerzas sobrenaturales, aunque tampoco se ha descartado en su totalidad. De igual modo, los testimonios de sujetos que alegan haber vivido situaciones inexplicables suelen chocar con el escepticismo de la comunidad científica.
En la esfera religiosa, no pocas congregaciones condenan abiertamente el uso de la Ouija.
Argumentan que, al intentar contactar con entidades no terrenales, se corre el riesgo de topar con espíritus que «desafían la protección divina». Por su parte, algunos teólogos moderados invitan a analizar cada caso con prudencia, evitando conclusiones apresuradas que demonicen el tablero sin considerar la posibilidad de autosugestión.
Por otro lado, quienes practican nuevas corrientes espirituales, como la wicca o el neopaganismo, ven la Ouija como una herramienta más para comprender la naturaleza de la energía psíquica, siempre y cuando se maneje con respeto.
Riesgos potenciales y precauciones
No hay consenso universal sobre la peligrosidad real de la Ouija. Sin embargo, diversos relatos evidencian la posibilidad de que personas con predisposición a la ansiedad o a trastornos mentales desarrollen síntomas tras una experiencia con el tablero.
Cuando el juego termina de forma abrupta o se presencia algo aterrador, la mente puede desencadenar una respuesta de pánico que amplifique las creencias paranormales preexistentes. Por esta razón, algunos especialistas en salud mental recomiendan a la población vulnerable abstenerse de prácticas espiritistas, ya que podrían detonar episodios psicóticos.
Asimismo, conviene señalar que la Ouija es una práctica colectiva y social. El temor compartido, combinado con un entorno oscuro e historias tenebrosas, potencia la sugestión y la idea de que algo extraordinario puede suceder. Ante tales factores, el cerebro se encuentra en un estado de alta sugestibilidad, por lo que es esencial asumir una postura crítica al momento de interpretar cualquier acontecimiento inusual.
Quienes deseen participar en sesiones deben conocer los lineamientos básicos de seguridad, tanto desde la perspectiva esotérica (cierre adecuado de la comunicación, protección espiritual) como desde la psicológica (conservar la calma, reconocer los límites de la percepción humana).
Perspectiva actual y reflexiones finales
En la actualidad, la Ouija ocupa un lugar ambiguo entre las tradiciones esotéricas y la cultura popular.
Forma parte del imaginario colectivo, a menudo retratada en películas de terror y series televisivas que refuerzan su halo inquietante. Sin embargo, el debate científico alrededor de este tablero persiste, con algunos expertos enfatizando el papel del inconsciente en los movimientos y las vivencias que se reportan durante las sesiones.
Otros estudiosos consideran que hace falta mayor investigación empírica y un abordaje multidisciplinario, integrando psicología, antropología y teología para clarificar si hay algo más allá de la sugestión colectiva.
Al final, la Ouija sigue cautivando por su capacidad de materializar en un simple objeto los miedos y esperanzas sobre lo desconocido.
Para quienes creen en la existencia de planos más amplios que la realidad física, este tablero funge como una herramienta que —con los debidos preparativos— facilita un contacto con fuerzas intangibles.
Mientras tanto, las corrientes escépticas subrayan la influencia de la sugestión y el efecto ideomotor, factores que explican cómo la mente humana es capaz de crear su propia narrativa. Entre fascinación y escepticismo, la Ouija se mantiene firme en el imaginario popular, suscitando preguntas sobre la naturaleza misma del ser y el misterio que rodea lo trascendente.