Los Elohim y la fundación del cosmos
Era un periodo en el que se creía que a través de la contemplación de mandalas en colores distintivos y de cantos entonados en tonalidades precisas, se podría evocar a los “Elohim”, aquellos seres celestiales considerados como los arquitectos del cosmos. Estos cánticos eran en esencia las letras hebreas, vistas como un puente hacia estos entes superiores.
Sin embargo, la paz y la armonía no siempre reinaron. A medida que se llevaba a cabo este ritual diario, un cambio vibratorio comenzó a manifestarse, alterando la densidad previamente establecida por las prácticas decadentes de las hordas caínistas.
Pero como suele ocurrir cuando las fuerzas del bien avanzan, las del mal se resisten. Los defensores de la luz fueron atacados con una ferocidad que los sumió en un oscuro letargo, dando paso a la caída de ese espléndido edén.
La intriga de los 144,000
Francisco Arturo Mejías, en su obra “La Misión: La Gran Conspiración De Los 144.000”, se adentra en los eventos que marcaron a esta brillante civilización.
Detalla cómo los Maldekitas, con un propósito malicioso, borraron casi toda la sabiduría de esa época, dejando solo rastros en el “Gran Archivo de Memoria Existencial”, esperando ser redescubiertos cuando el tiempo fuera propicio.
Otro de sus relatos, “La Cruzada Del Dios Vivo”, describe la misión de “La Ronda De Los Elohim”, llevada a cabo por 144,000 seres estelares. Desafortunadamente, carecían de la preparación y fortaleza necesarias para resistir a las entidades sombrías que se interpusieron en su camino.
En el presente, se habla de esas 144,000 almas que despiertan diariamente, llevando consigo la esperanza de reconstruir y redescubrir lo que una vez fue la Atlántida. A través de rituales y cánticos, buscan no solo recordar, sino manifestar nuevamente ese edén que llevan en su memoria y corazón.
Manifestando el Paraíso Terrenal
Este viaje espiritual tiene un propósito más grande que solo la conexión individual con lo divino. Es una tarea colectiva para irradiar esa divinidad en nuestro mundo, enlazando nuestra dimensión con aquella en la que el edén sigue floreciendo bajo la tutela de seres divinos. Se busca traer “El Cielo a la Tierra” nuevamente.
La unión de estas 144,000 almas puede ser el catalizador para prevenir futuras calamidades. A través de su esfuerzo conjunto, buscan influenciar y elevar la consciencia de la humanidad hacia un estado superior, liberándola del letargo y las cadenas que la han aprisionado durante eones.
El círculo sagrado de los Elohim
Para embarcarnos en el viaje a través del «Círculo Sagrado de los Elohim», es esencial establecer primero «El Santuario Interno». Imagina una esfera luminosa que guarda en su interior el diseño del «Edén» en su máxima esencia, desplegando hacia las «Cuatro Direcciones» que simbolizan los «Cuatro Reinos y los Guardianes Celestiales» que los custodian.
Así, albergados en nuestro «Santuario Luminoso», se garantiza que las fuerzas sombrías no intervengan en nuestro empeño, repitiendo la tragedia que una vez se desató en tiempos inmemorables.
Es imperativo subrayar, antes de adentrarnos en este «Círculo», la importancia de preparar el terreno, evitando que el «subconsciente colectivo» pueda interferir y arrastrarnos hacia abismos de temores ancestrales. Es un llamado a la consciencia de este hecho.
El peregrinar del ser divino
En 1995, Francisco Arturo Mejías plasmó su visionario enfoque en su obra «El Peregrinar del Ser Divino». En sus páginas, relata cómo los Seres Celestiales le revelaron la necesidad de emprender un camino espiritual que propiciaría un aumento en la frecuencia vibratoria y una profunda transformación del planeta, liberándolo de las enmarañadas redes de oscuridad que, hasta entonces, lo habían ensombrecido.
Con el ímpetu de esta revelación, un grupo de buscadores, guiados por esta visión, comenzaron a practicar diariamente este noble propósito. Aunque, en sus inicios, no eran completamente conscientes de la trascendencia y el alcance de tan monumental tarea.
Mientras la Atlántida se desvanece en las profundidades del tiempo y del mar, su historia continúa resonando a través de los siglos. Desde sus logros culturales hasta su trágico final, la Atlántida ofrece un espejo en el que podemos ver los reflejos de nuestra propia civilización, instándonos a aprender de sus errores y aspirar a reconstruir un paraíso perdido.
Este artículo fue desarrollado en colaboración con la Sra. Alida Ottengo Domínguez.