El herpes zoster es una dolorosa erupción cutánea que típicamente afecta una mitad del cuerpo o de la cara y que es conocido popularmente en algunos países de Latinoamérica como “culebrilla”.
Culebrilla Herpes Zoster – Síntomas, tratamientos y mitos
Afecta a casi una de cada tres personas en algún momento de su vida, pero son los adultos mayores los que presentan un mayor riesgo: la mitad de los casos ocurren en hombres y mujeres mayores de 60 años de edad, entre los que incluso las complicaciones del herpes zóster son mucho más frecuentes.
Cuando una persona se recupera tras haber sufrido varicela, el virus permanece en su organismo en estado de inactividad. Pero por razones que no se comprenden del todo, el virus puede reactivarse años más tarde, causando la culebrilla.
Síntomas de la culebrilla
Se manifiesta a través de una dolorosa erupción cutánea o sarpullido que típicamente afecta a una mitad del cuerpo o de la cara. De 1 a 5 días antes de la aparición de la erupción es frecuente que la persona experimente dolor, picazón y cosquilleos.
La erupción se caracteriza por la formación de ampollas que después de 7 a 10 días forman costras, y que suelen desaparecer entre las 2 y 4 semanas posteriores.
En la mayoría de los casos, la erupción toma la forma de una franja horizontal que aparece a uno de los lados del cuerpo; en otras la erupción se manifiesta a un lado de la cara, y en otras puede extenderse y en casos raros puede presentar una apariencia similar a la de la varicela.
El herpes zoster
«Cualquier persona que haya sufrido varicela puede desarrollar herpes zoster, incluso los niños»
Aun así, el riesgo de desarrollarla se incrementa con la edad, a tal punto que la mitad de los casos ocurren en hombres y mujeres mayores de 60 años de edad. Sin embargo, el riesgo de la enfermedad aumenta con la edad. Cerca de la mitad de los casos de culebrilla se presentan en hombres y mujeres de 60 años o más.
También en las personas mayores de 60 años son más frecuentes las complicaciones del herpes zoster como la llamada neuralgia postherpética (un dolor intenso y debilitante en las zonas afectadas por el sarpullido), que concentran más de la mitad de los casos.
Quienes tienen un mayor riesgo de desarrollar herpes zoster son las personas cuyo sistema inmunológico se encuentra comprometido.
Como es el caso de quienes padecen ciertos tipos de cáncer como la leucemia y el linfoma, están infectados con el VIH o se encuentran recibiendo fármacos inmunosupresores como los esteroides o fármacos utilizados en las personas que han recibido un trasplante de órganos.
Frecuencia de la culebrilla
Estadísticas de los Estados Unidos señalan que el herpes zoster afectará a casi una de cada tres personas en algún momento de su vida. Se estima que se produce un millón de casos cada año.
Una revisión de los estudios epidemiológicos disponibles de América del Sur, Australia y Asia concluyó que tanto las tasas de seroprevalencia y de adquisición del virus variccella zoster son comparables a las descriptas en los Estados Unidos y en Europa.
En la mayoría de las personas se manifiesta como un solo episodio en sus vidas, aunque en algunos casos más raros puede producirse dos y hasta tres veces.
- El virus que causa herpes zóster, el de varicella zoster, se transmite de persona a persona a través del contacto con el fluido que contienen las ampollas.
- Las personas infectadas sólo pueden transmitirlo durante la fase activa de la enfermedad (durante la erupción).
Las personas con herpes zoster (en fase activa) presentan un riesgo menor de transmitir el virus que las personas con varicela, y este riesgo puede disminuirse en gran medida si las zonas afectadas con la erupción son cubiertas.
Neuralgia postherpética
La complicación más frecuente del herpes zoster es la llamada neuralgia postherpética, que se caracteriza por un dolor intenso en las zonas afectadas por el sarpullido, que incluso puede persistir aun después de la desaparición de la erupción.
Severa y debilitante, esta dolorosa complicación suele resolverse en cuestión de semanas en la mayoría de los pacientes, aunque en algunos casos puede persistir por años.
Tratamiento de la culebrilla
En el tratamiento se utilizan distintos fármacos antivirales, con el objetivo de acortar y reducir la severidad de sus síntomas.
Pero sólo son efectivos si son administrados antes de que aparezca la erupción. Para aliviar el dolor y la picazón también se usan analgésicos, compresas húmedas, lociones de calamina y baños calmantes a base de avena coloidal.
El Estudio de Prevención de Herpes Zoster (ShinglesPrevention Study) realizado en más de 38.000 personas mayores de 60 años demostró que el uso de la vacuna reduce significativamente el riesgo de desarrollar la enfermedad y sus complicaciones.
La reducción del riesgo de desarrollar la enfermedad es del 51.3%, mientras que la reducción del riesgo de desarrollar neuralgia postherpética es del 66.5%.
La vacunación es la única manera de reducir el riesgo de contraer culebrilla y los dolores duraderos que pueden sobrevenir después de la enfermedad.
El uso de la vacuna contra el herpes zoster está recomendado en las personas mayores de 60 años, incluso en aquellas que han sufrido ya un episodio de herpes zoster. El uso de la vacuna aún no está aprobada en Argentina.
Mitos sobre la «culebrilla»
Es común que los afectados por culebrilla recurran a brujos y curanderas, que aplicarán rezos, hierbas (yerbamora), tinta china y hasta los sobarán con sapos, con lo cual evitarán que la culebrilla se una terminando el cinturón, lo cual supuestamente traerá consecuencias mortales para la persona afectada.
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