Hoy nos adentramos en un fascinante tema de la Cábala: la historia de la primera plaga, la Plaga de Sangre y el papel de dos hermanos en su manifestación. Está enmarcada en la porción de Vaerá, donde vemos a Aharón, por indicación divina, golpear las aguas del Río Nilo con su vara, dando lugar a este fenómeno.
La conexión entre Moisés, el Nilo y la Plaga de Sangre
¿Pero por qué Aharón? ¿Por qué no Moisés, líder de los hebreos y receptor de los mandatos de Dios?
El Midrash se cuestiona este punto y Rashi, uno de los grandes comentaristas de la Torá, nos proporciona una visión iluminadora.
Moisés, como recordamos, fue colocado en el Nilo por su madre para salvarlo del edicto del Faraón de matar a todos los varones hebreos recién nacidos. El río se convirtió en su salvador, su escudo protector.
Este hecho vinculó a Moisés con el Nilo en un pacto silencioso de gratitud. Por lo tanto, cuando llegó el momento de castigar al río, transformando sus aguas en sangre y provocando la emersión de ranas, fue Aarón, y no Moshé, quien llevó a cabo el acto.
Aquí se nos plantea una pregunta que puede parecer extraña: ¿podría un río tener sentimientos?, ¿podría Moisés, al golpearlo, herir estos sentimientos?
Aunque a primera vista puede parecer absurdo, este relato nos lleva a un concepto profundamente arraigado en la Cábala: la idea de que todo en nuestro mundo posee conciencia.
Reconociendo la conciencia en lo inanimado: Lecciones espirituales del cubrimiento de la jalá en el Kidush
Esta idea se refleja en una de nuestras prácticas de Shabat, cuando cubrimos la jalá, el pan trenzado, durante el Kidush, la ceremonia de bendición del vino. ¿Por qué cubrimos la jalá?
Para evitar «avergonzarla» al bendecir el vino en su lugar. Esto refuerza la noción de que todos los elementos de nuestro mundo poseen una conciencia, incluso los inanimados.
Ahondando en esta visión cabalística, se nos recuerda que todos los objetos, vivos e inertes, están unidos por una vasta red de energía y Luz. El Río Nilo, por tanto, no fue simplemente un medio físico para la salvación de Moisés. Le brindó protección a través de la energía y la Luz que residían en él.
Cada componente de nuestro mundo, por tanto, está imbuido de una conciencia y una vitalidad que a menudo pasamos por alto, pero que la Cábala nos invita a reconocer y honrar.
La vida en lo inanimado: La enseñanza cabalística sobre la conciencia universal
Imaginen un mundo en el que todo ser vivo, incluso los objetos inanimados, tienen vida y conciencia. La Cábala nos enseña que este mundo es el nuestro. Existen cuatro niveles de vida: inanimado, vegetal, animal y humano. La vida en todas sus formas, nos rodea y se manifiesta en objetos tan cotidianos como una mesa.
Este enfoque espiritual nos insta a desarrollar una mayor conciencia sobre nuestra interacción con todo lo que nos rodea y a reconocer que estas interacciones son necesarias para completar nuestro tikún, un proceso de rectificación y crecimiento espiritual.
Tomemos, por ejemplo, la relación que tenemos con la comida. Para que la energía de los alimentos nos nutra y beneficie, debemos tratarla con respeto.
La falta de respeto hacia los alimentos, como tirar un trozo de pan a la basura, puede tener consecuencias en nuestra vida. Al despreciar la energía contenida en el alimento, nos privamos de los nutrientes esenciales y la saciedad que este podría proporcionarnos. Esta idea de la conciencia en los objetos inanimados va más allá de la comida.
El Zóhar, el texto fundamental de la Cábala, nos dice que incluso las paredes de nuestra casa tienen el poder de hablar. Si realizamos acciones negativas en una habitación, la energía de esa habitación puede comunicar lo sucedido tanto al Creador como a otros objetos inanimados.
Esta creencia nos lleva a la idea de que nuestro entorno puede escoger protegernos o no, basándose en nuestras acciones y en lo que han «escuchado» acerca de nosotros.
Por ejemplo, al entrar a una reunión importante, incluso el piso por el que caminamos contiene chispas de Luz que pueden decidir si nos ayudarán o no en nuestras labores. Del mismo modo, al estudiar en una habitación, la energía en las paredes puede elegir ayudarnos a conectarnos con la Luz del Creador o no.
El mensaje que nos transmite la Cábala es claro: todo en nuestro mundo, desde los objetos inanimados hasta los seres vivos, está imbuido de energía y conciencia. Al reconocer y respetar estas manifestaciones de vida, nos acercamos a completar nuestro tikún y a vivir en armonía con el universo que nos rodea.
La comunicación del mundo inanimado: La importancia de escuchar y honrar su voz
En la vastos tapices de la vida, cada hilo tiene su propósito, incluso aquellos que a simple vista parecen inanimados e insignificantes. Según la Cábala, todo lo que nos rodea, incluso los objetos inanimados, poseen una conciencia y pueden asistirnos en nuestra vida diaria y en nuestro crecimiento espiritual.
El Zóhar nos recuerda que las paredes de nuestro hogar, nuestra ropa y otros objetos tienen una «opinión» de nosotros. Estos objetos inanimados pueden proporcionarnos sustento y apoyo, por lo que es crucial tratarlos con respeto.
Observemos la vida de Moisés, que frecuentemente interactuaba con objetos inanimados. Desde el agua que lo salvó de bebé, las piedras que partió para proporcionar agua a los israelitas en el desierto, hasta la vara que utilizó para realizar milagros, su vida y misión estuvieron íntimamente ligadas a estos elementos.
Como Moisés, necesitamos reconocer la importancia de los objetos inanimados en nuestro propio desarrollo y crecimiento espiritual.
Un ejemplo de esto lo encontramos en la tradición del Shabat.
Rav Berg aconsejaba que al preparar las doce porciones de jalá, pan trenzado del Shabat, se debía elegir una porción para el lado derecho, que será la que se bendecirá y comerá después de la bendición del HaMotsi.
A pesar de la tentación de escoger una pieza más apetitosa del lado izquierdo, no debemos cambiarlas de lugar. ¿Por qué?
Porque la jalá en el lado derecho «sabe» que ha sido elegida para la bendición, y cambiarla sería «avergonzarla». Esta idea puede parecer extraña, pero es esencial para mantener la energía de la jalá y su capacidad para proporcionarnos Luz en Shabat.
El mundo inanimado está en constante comunicación consigo mismo y con todo lo viviente. Así, es de vital importancia tratarlo con respeto y reconocer su papel en nuestra existencia. Necesitamos la asistencia de este reino para alcanzar el Guemar HaTikún, el Fin de la Corrección, un estado de plenitud y armonía final, según la Cábala.
Con información de Michael Berg