Júpiter es considerado el planeta más benéfico del zodiaco, y a la vez, Saturno tiene la tradición de ser el maléfico mayor; por supuesto que esta visión data de la antigüedad, y con el tiempo ha habido evolución con respecto al significado de las energías de ambos astros.
Júpiter y Saturno
Sin embargo, se siguen teniendo expectativas de buena fortuna en relación a un tránsito jupiteriano, mientras que esperamos con cierto temor la llegada de Saturno a nuestro signo.
En cuanto a Júpiter, por supuesto que su paso puede significar una apertura en la vida de cada uno de nosotros, un momento afortunado, de mayor popularidad, abundancia y alegría, pero todo va de acuerdo a un contexto.
La cualidad más resaltante de Júpiter, es que tiene un efecto expansivo, y eso se asocia a la abundancia, a la alegría, a la popularidad.
Júpiter puede traernos abundancia, pero también puede indicar derroche
En un contexto de pleitos, conflictos y malas situaciones, Júpiter puede más bien agrandar los problemas.
Así como puede incrementar la riqueza, puede hacer subir los precios. Todo lo agranda y lo expande, lo bueno y lo malo.
Con Júpiter puedes decir: “Lo que fácil llega, fácil se va”.
A Saturno se le teme porque su energía es restrictiva
Y tendemos a no ver con simpatía la restricción, pero esa energía es indispensable para tener resultados sólidos en todo lo que hagamos. Lo restrictivo lleva al orden, a la disciplina, a la estructura, y la mayoría prefiere lo fácil.
En época de abundancia, Saturno es antipático porque restringe los excesos, ahorra, administra; sin embargo, los resultados favorables de este astro se ven con el tiempo: cuando llegan los momentos difíciles, aquel que tomó previsiones y se supo administrar, puede afrontar con tranquilidad las dificultades.
Júpiter y Saturno funcionan muy bien en conjunto
Dan el equilibrio necesario para que nuestros proyectos sean prósperos y estables. La expansión de Júpiter y la contracción de Saturno son como la vida misma: el corazón se mueve como estos dos astros, sístole y diástole, expansión y contracción en perfecto equilibrio.
Abundancia bien administrada no es efímera.