La cita fue este viernes viernes a las 11 a.m., en el hemiciclo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Minutos antes de comenzar el evento en el que Jaime García, la calculadora humana, demostraría sus destrezas ante un jurado conformado por tres destacados matemáticos..
Jaime García — La calculadora humana
El santandereano les contó a los periodistas que lo entrevistaron que su amor por los números nació cuando tenía ocho años.
La idea de una prueba pública con jurados, organizada por El Espectador, surgió luego de la publicación de un artículo firmado por nuestro colaborador Klaus Ziegler, quien expuso las dudas que rodean el trabajo de Jaime García como calculista profesional.
“No tengo la más mínima idea y tampoco tengo evidencias para afirmar que García no esté jugando limpio. Sólo podría señalar que si sus capacidades son legítimas estaríamos ante un calculista fenomenal o ante un individuo dotado de una memoria prodigiosa. Pero afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias”, escribió Ziegler.
Jaime García aceptó el reto
Días más tarde, Jaime García aceptó el reto en una carta enviada a Fidel Cano, director del periódico. Tres de los cuatro matemáticos a los que invitamos a diseñar una prueba siguiendo los protocolos de los campeonatos internacionales, aceptaron participar en el evento.
La prueba que diseñaron consistió en siete partes. De acuerdo con el español David Blázquez, doctor en matemáticas de la Universitat Politècnica de Catalunya, “era una prueba que iba en orden ascendente de dificultad y se diseñó para distinguir la capacidad de cálculo de la capacidad para memorizar”.
También para conocer mejor los límites de las dos habilidades.
Se acordó con Jaime García que en la primera media hora tendría la posibilidad de explicar su trabajo y realizar una serie de pruebas en las que el público participaría.
La segunda parte sería la prueba oficial y en ella se le entregarían sobres con las preguntas y en un tablero se anotarían sus respuestas para cotejarlas luego en una proyección que el público podía ver.
La tensión emocional en el público fue evidente cuando interrumpimos la presentación de García porque había sobrepasado la media hora acordada. Finalmente, después de varias intervenciones de los jurados y llamados a la calma, fue posible iniciar la prueba sobre las 11:50.
David Blázquez, acompañado por el profesor Andrés Villaveces, de la Universidad Nacional, y José Ricardo Arteaga, director del Departamento de Matemáticas de la Universidad de los Andes, le entregó el primer problema: cotangente de 8.549.
Décimas de segundo
Jaime García respondió ese y los siguientes tres problemas con sorprendente precisión y en cuestión de décimas de segundo.
La segunda de las siete partes de la prueba consistía en calcular funciones trigonométricas, pero esta vez con números decimales. La razón de la prueba era descifrar si en la primera las respuestas eran resultado de cálculos en su mente o de haber memorizado largos números a lo largo de su vida.
En esta etapa García respondió correctamente dos de los cuatro ejercicios propuestos. Para el público quedó claro que es una persona sorprendentemente hábil al dar respuestas aproximadas a lo que le pedían, pero aclararon que sus respuestas contenían menos dígitos que en la primera.
Mientras una parte del público, entre la que se encontraban amigos, familiares y admiradores de su trabajo, sentía que este evento no pretendía otra cosa que acabar con la honra de un hombre honesto, comenzó la tercera parte: prueba de extracción de logaritmos en base 10 con al menos 10 cifras decimales.
Siempre se dejó claro que García podía rechazar cualquier parte de la prueba si sentía que no era una de sus especialidades. García acertó en dos de las tres preguntas . Las respuestas que dio fueron de tres dígitos. Para el jurado, estas fallas fueron posiblemente producto de la “tensión emocional” que se vivía en el lugar.
La cuarta prueba consistió en la extracción de la raíz 13 de números de 100 cifras. García respondió con una cifra de tres dígitos y aproximó el resto. El jurado concluyó que “dio resultados aproximados con errores en números absolutos grandes”.
Número de ocho cifras exactas
En las pruebas internacionales se espera que los competidores respondan con un número de ocho cifras exactas así que las aproximaciones de Jaime García no se habría aceptado, pero sin duda hay un gran mérito en que lograra responder las primeras.
Luego de la prueba, García dijo que se sentía muy agitado y no podía continuar. Se propuso hacer una pausa, pero él prefirió dejar las cosas ahí. La indisciplina de algunos asistentes le impidió sentirse tranquilo.
Es difícil sacar conclusiones tajantes. Luego de una larga conversación, los tres jurados concluyeron que Jaime García es un hombre que merece toda la admiración de su público.
No sólo por su valentía al aceptar un reto como este, sino porque demostró en la tarima, en medio de tanta tensión, que ha cultivado una mezcla de habilidades mentales que le permiten memorizar series de números y combinarlas para extraer otros resultados y que tiene, sin duda, una capacidad de cálculo que, aunque no corresponde con la de calculistas con récords mundiales, no por eso deja de ser sorprendente.
También resaltaron su dedicación y disciplina, porque de otra manera no podría hacer lo que hace, y, más importante aún, destacaron el mensaje que ha llevado por cientos de colegios y universidades de Colombia: el amor por los números y lo lejos que se puede llegar con arduo trabajo.
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